Dulce inocencia

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TW ⚠️: Sexo explícito en este capítulo

Cogió mi mano y la llevó a sus labios. Dios lo amaba tanto...

Con el paso del tiempo, había ido entendiendo lo que pasaba entre un hombre y una mujer en una noche de bodas, me hacía una idea, pero, no era exactamente cómo me lo imaginaba.

En parte, me aliviaba que la boda no hubiese salido como quería porque así no tendría que mostrarle mi cuerpo desnudo a Gregory que tanto me avergonzaba, no me consideraba lo suficientemente hermosa como para que me viera así.

Sentía curiosidad de cómo sería un hombre desnudo y él en particular, para ser sincera. Antes era tan inocente, ahora me doy cuenta de las insinuaciones que me hacían y se me ponen los pelos de punta.

Hasta ese momento, me daba miedo, pero, ahora, necesitaba tenerlo lo más cerca posible de mí.

- Gregory.- Lo llamé.

Me miró cariñosamente mientras acariciaba la palma de mi mano con su dedo gordo.

Inhalé y busqué su mirada.

- ¿Me deseas?- Pregunté.

Me miró sorprendido.

- ¿Y esa pregunta?

- Necesito saberlo, por favor.

- Pues claro que te deseo. Puedo gritarlo también si quieres.- Bromeó.

- Quiero decir, ¿me deseas como un hombre desea a una mujer? ¿A su esposa?- No pude evitar sonrojarme por mi descarada pregunta.

- ¿Cómo quieres que te desee sino?- Cuestionó divertido.

Mi cara estaba muy roja. Él se dió cuenta de la vergüenza que estaba sintiendo al preguntarle aquello y me tomó desprevenida burlándose de mí gentilmente.

- Te lo enseñaría, si quisieras, cuanto te deseo...

Decidí mostrarme juguetona y dejarle con la boca abierta.

- Muy bien, entonces, enséñame.- Afirmé decidida.

Él me acarició la cabeza suavemente. Luego, alzó mi mentón hacia él y besó suavemente mis labios. Le correspondí, intentando provocarle, haciendo el beso más intenso y deslizando mi lengua en su boca. Gregory me detuvo sonriendo sabiendo lo que deseaba hacer.

- Eres demasiado inocente, no sabes lo que eso implica, no quiero enseñarte porque no me quiero aprovechar de tí. Prefiero mostrártelo cuando estés lista. Es decir, cuando tengas un anillo alrededor del dedo y que estés en mi habitación, llevando el apellido Bridgerton.

No podía esperar tanto tiempo.

- Llevo un anillo en la mano.- Le mostré mi mano derecha.- Pronto llevaré el apellido Bridgerton, eso lo sé.- Me fui acercando poco a poco a él.- Y puedo estar en tu habitación, esta noche misma, si me dejas.- Le susurré suavemente al oído.

Gregory se quedó de piedra y sonrió pícaramente. Pude notar que se le formó la prueba de su deseo en los pantalones.

- Muéstreme el camino de su habitación, señor Bridgerton.- Le pedí.

- No conocía esa faceta tuya, Felicity....

- Han pasado cinco años, ya no soy una cría.

- No, claro que no, ahora eres una mujer, con deseos de mujer.

Agarré su mano y lo seguí hasta fuera.
Le pedí a nuestro cochero que le dijese a mi madre que me había ido con Hyacinth y me subí al carruaje de los Bridgerton.

𝒟𝒶𝓎𝓁𝒾𝑔𝒽𝓉 𝓎 ℒℴ𝓈 ℯ𝓃𝓇ℯ𝒹ℴ𝓈 𝒹ℯ𝓁 𝒸ℴ𝓇𝒶𝓏ℴ́𝓃 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora