El cochero me tendió la mano para ayudarme a bajar del carruaje. Mi madre se me adelantó y bajó la primera.
La sala de baile estaba decorada, muchos colores alegres me rodeaban.
Aún así, no podía dejar de pensar en las últimas palabras que Gregory me dirigió, respiré profundamente para no salir corriendo y esconderme, para derramar todas las lágrimas de mi cuerpo.
A lo lejos, vi cómo Lady Danburry se me acercaba velozmente, temía que la vizcondesa viuda la acompañará, ambas parecían muy unidas, esperaba que Hyacinth y yo fuéramos iguales que ellas de mayores.
Lady Danburry se aclaró la garganta y me llamó.
- Señorita Featherington.
Le sonreí educadamente.
- No pude asistir a su presentación ante la reina, pero solo oí maravillas sobre usted. ¡Felicidades! Se lo merece.
La agradecí, esperando pacientemente a que se dignara a dar media vuelta sin tardar.
La mujer mayor no parecía tener la intención de marcharse, o al menos, no de inmediato.
- Quería presentarle a mi nieto, Gareth, pero ha desaparecido.- Se lamentó la mujer.
Gareth, ese nombre me sonaba.
- No se preocupe, tarde o temprano, volverá a aparecer. Si me disculpa, iré a ver a Hyacinth....
Lady Danburry me cedió el paso y desaparecí entre los demás invitados.
Mi corazón latía como loco en mi pecho y los ojos me picaban. Las lágrimas amenazaban con invadirme.
Me senté en una esquina un momento, tratando de retomar la compostura.
De repente, me empecé a sentir observada, como si alguien me mirará sin que yo lo supiera, desde las tinieblas.
Levanté la mirada, miré a la izquierda, a la derecha y por último al frente.
Un joven de aproximadamente 25 años me observaba. Tenía un gran parecido con Lady Danburry, por lo que deduje que era su nieto. Se me acercó en cuanto se percató de que había notado su presencia.
- ¿Se encuentra bien? Parece estar a punto de llorar, señorita.
Incómoda, por el hecho de que se hubiese fijado en ese detalle, desvíe la mirada.
- No se preocupe, creo que tengo la solución.- Se inclinó hacia mí y me murmuró un par de palabras al oído.
- Baile conmigo.
Sonreí con ganas y acepté la mano que me brindaba.
Cuando llegamos hasta la pista de baile, todas las miradas estaban puestas sobre nosotros, éramos una pareja curiosa, un chico alegre, apuesto, con la sonrisa más grande, que he visto en mi vida y una chica medio despeinada, a punto de llorar.
Rodeó mi cintura con su brazo y me atrajo hacia él.
- ¿Me sonreirá al menos una vez esta noche? Deseo poder contemplar su bella sonrisa.
La música empezó a sonar, me guiaba y seguía todos sus movimientos a la perfección. Estaba tan cerca de mí que podía sentir su respiración agitada.
- ¿Cómo se llama?- Le pregunté.
- Gareth St Clair, para servirla, ¿señorita...?
- Featherington. Felicity Featherington.
- ¡Vaya! Tiene un nombre precioso, como la que lo lleva....
Terminó el baile y me siguió contando chistes y anécdotas sobre su infancia.
Íbamos a volver a la pista de baile cuando su abuela nos interrumpió.
- Veo que ya conoce a mi nieto, señorita Featherington.
- Si me lo permite, abuela, me gustaría expresar mi frustración, ¿por qué no me presentó a esta joven antes?
Me sonrojé ante aquel comentario tan inapropiado.
- Quizás, porque no era el momento, piénsalo.
Gareth se despidió de mí y fue a dar una vuelta con su abuela por el salón de baile.
- Es guapísimo.- Susurró Hyacinth.
Me di la vuelta, completamente sorprendida de verla.
- Pues, sí que lo es.
Hyacinth se quedó embobada un par de minutos contemplando al nieto de Lady Danburry, hasta que la obligué a volver a centrarse de nuevo.
- Perdona. Llevo huyendo de Gregory desde hace un rato, está insoportable.
Me recorrió una ola de agitación. Gregory estaba allí, en el baile, probablemente a unos pocos metros de nosotras y todavía no le había visto.
Todavía no se había ido y ya anhelaba el dulce sabor de sus labios y sus brazos que me rodeaban con tanta cautela que me hacían olvidar el mundo exterior.
- Me preguntó por tí.- Sonrió, insinuando claramente lo que pensaba.
- No debería.
Hyacinth no me preguntó qué quería decir y se pasó una mano por la cara, soñadora.
- ¿Crees que estará soltero?- Me preguntó.
-¿Gregory? Seguramente, de momento nadie le ha visto con ninguna señorita.
- No, me refiero a aquel chico....
- ¿El nieto de Lady Danburry? Ay, Hyacinth....
Mi amiga se extasiaba hablando de ese caballero, tanto que no se percató de la llegada de su hermano.
Gregory me lanzó una mirada suplicante y me esforcé por no sentir pena por él. Al ver que no buscaba su mirada tan desesperadamente como él, tomó mi mano.
- Un baile, por favor, me voy mañana.
Hyacinth chilló de la emoción y se olvidó del nieto apuesto de la anfitriona.
Acepté a regañadientes la mano de Gregory. Mis mejillas ardían y mi ira desbordaría pronto si no hacía nada para impedirlo. ¿Cómo se atrevía? Declararme su amor, besarme, para luego decirme que no soy tan importante para él y exigirme un baile.
Nos pusimos en el centro de la pista de baile.
- Felicity, por favor, no te enfades por lo que dije antes, no lo hice por gusto.
No le contesté, pero aún así, siguió hablando.
- No soportaría que me odiarias....
- No te detesto, estoy molesta simplemente.
Me acarició la mejilla dulcemente y depositó un beso en ella.
- No deseo perderte. Eres demasiado importante para mí....
Lo atraje hacía mí para besarlo, pero, por suerte, me contuve.
- No me perderás, si haces las cosas bien.
La música dejó de sonar y nos tuvimos que apartar el uno del otro para no levantar sospechas. Lo tenía claro, no pensaba ponérselo fácil al Bridgerton más joven.
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𝒟𝒶𝓎𝓁𝒾𝑔𝒽𝓉 𝓎 ℒℴ𝓈 ℯ𝓃𝓇ℯ𝒹ℴ𝓈 𝒹ℯ𝓁 𝒸ℴ𝓇𝒶𝓏ℴ́𝓃
ФанфикEmpujado por su madre y Hyacinth, Gregory Bridgerton empieza a cortejar a la dulce Felicity Featherington. Una noche, tras un breve encuentro en el balcón de la casa de Lady Danburry, los dos jóvenes se vuelven a encontrar después de estar varios añ...