CAPÍTULO VEINTISIETE | editado

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A Y R E S

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A Y R E S

—Ayres, ¡¿Estás listo?! —mi mamá me grito desde abajo.

 Tome mi teléfono y baje las escaleras. todos estábamos preparados para ir a la boda de Olivia y Gabriel. No puedo creer que ya hoy se estén casando. En la sala de estar estaba mi tía y mi madre, ya listas para ir a la boda.

—Están hermosas... —a cada una le di un beso en la mejilla.

—Tú no estás nada mal, tontín —mi tía Lori me contestó. Todos soltamos una risilla y salimos de la casa para montarnos en el auto.

***

Tome un panqué y me lo lleve a la boca. En este momento estábamos mi mamá, mi tía y yo sentados en una mesa de las tantas que habían en este lugar. Ya gracias a Dios Gabriel y Olivia se habían casado. Todo fue muy bonito. Justo ahora todos estábamos celebrando la boda. Familia, amigos, vecinos; todos estábamos en este lugar celebrando. La pareja escogieron un mini club que quedaba al frente de la playa. Podías voltear y mirar la playa literalmente.

Dejando eso a un lado, Heather y su familia también estaban.

La señora Martha llevaba un vestido azul marino, que la hacía lucir hermosa, y, para combinar, el señor Esteban traía un esmoquin del mismo color. Yo por otro lado, también traía un esmoquin pero de color negro. Y por último, estaba Heather, mi hermosa Heather. Llevaba un vestido largo—pero no tanto— color violeta, acompañado de unos tacones que la hacían lucir un poco más alta. Estaba más hermosa que siempre.

La familia estaba sentada en una mesa que no estaba tan lejos de nosotros. Heather levanto la mirada y sus ojos de encontraron con los míos. Ella me dio una sonrisa de boca cerrada, le dijo algo a la mamá en el oído y luego se paró de la mesa para aproximarse hacía mí.

Oh, oh...

 Cuando llegó hasta la mesa saludo a mi madre y a mi tía, y luego ellas dos de la nada se fueron. Me traicionaron, pero para bien. ¡Se fueron!

Oh, vaya...

Heather se sentó a mi lado. ¿Y ahora, que le digo?

—Luces bien está noche. —Ella empezó la conversación. Tenía una sonrisa en su cara.

—Gracias. Y tú luces preciosa está noche.

—Gracias... — Fácilmente se sonrojo.

Hubo un silencio breve entre nosotros y quise cortarlo.

—¿Qué tal tus padres?

—Bien, la verdad mi papá esta contando sus chistes y bueno... Ya sabrás —solté una risilla y ella también — Por otro lado... ¿Has pensado en lo de trabajar en la cafetería? —sentí su mirada en mi, decidí voltearme y en realidad sí me estaba mirando. 

La chica del Café © [#1] ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora