La chica del Café © [#1] ✓

CAPÍTULO DIECISÉIS

A Y R E S

-Necesito que me expliques, porque Darlis está aquí.

Gabriel me miraba preocupado hasta que decidió responder.

-Cálmate, y prométeme que me vas a escuchar sin interrumpirme -yo asentí con la cabeza-. La razón por la que ella está aquí, es porqué Connor quiso traerla con él...

-Pero-

Lo interrumpí.

-Déjame seguir hablando. -yo asentí-. Connor dijo que si no la traía no vendría, por esa razón no le dije más nada, pero le advertí que si ella hace la más mínima cosa, se iría de aquí.

-¿¡Por qué a Connor se le ocurrió esa idea!?

-La verdad no lo se, Ayres -Gabriel explicó-. Pero no te preocupes, tú solo cálmate y disfruta como si ella no estuviera aquí.

-Es fácil de decir, Gabriel.

-Solo inténtalo... Además, piensa en que Heather hizo todo esto para verte feliz por tu cumpleaños.

Pensé en ella y la verdad tenía razón. No dejaría que Darlis lo arruinara, no otra vez. Heather fue muy cariñosa al hacerme todo esto, y por eso estaba dispuesta a llevarla esta noche a ver la lluvia de meteoritos.

Dejé mi molestia a un lado y me concentré en lo que dijo Gabriel. Ya después de eso él se fue con su novia a su habitación y yo me fui a la mía que compartiría con Heather.

Ella estaba tan entretenida acomodando su ropa que no se dio cuenta que yo estaba.

-Hola...

Ella alzó la cabeza me miró.

-Hola, ¿Qué tal? -me acerqué a ella, me senté en el borde de la cama y ella hizo lo mismo - ¿Estás bien?

-No del todo... ¿Conoces a Darlis?

Ella asintió- Sí, la conocí hace rato.

-Bien, ella es mi ex. -Heather me miró con sorpresa al principio pero luego se molesto un poco. O eso fue lo que note en su semblante.

-¿Por qué ella está aquí?

-Eso mismo le pregunté yo a Gabriel, pero dijo que Connor quería venir con ella y, bueno, ya dejé eso a un lado. -Expliqué.

-¿Pero tú en serio estás bien?

-Si, no te preocupes.

-Recuerda que estamos celebrando tu cumpleaños y si no quieres que ella esté aquí puedes decirlo.

Asentí con la cabeza.

-Vale.

Ella me dio una sonrisa de boca cerrada.

Estaba dispuesto a decirle sobre la sorpresa que le tenía pero después pensé en si ella le gustaría. Nunca he sido muy bueno en los regalos o en las sorpresas, de hecho cuando tenía siete años le conté sin querer a mi mamá que mi tía Lori y yo le teníamos planeado una fiesta de cumpleaños.