—Sí, mamá, lo se —suspiré —Además, no estoy muy seguro de dejar Nueva York. Aquí ya tengo toda una vida hecha, pero eso no significa que yo no pueda ir a visitarte, o tú a mi. —finalicé de hablar. Escuché un suspiro por su parte y pensé que tal vez no le había gustado lo que dije.—Bueno, Ayres, tienes razón. Ya eres un adulto y sabes lo que haces —estoy seguro que está sonriendo.
—Sí…
—Tal vez mañana te vaya a visitar —aviso.
—Okey, cualquier cosa me avisas —respondí—. Te amo mucho, cuídate.
—Yo también te amo, hijo —y colgó.
Dejé mi teléfono en sofá y caminé hasta la cocina a ver qué desayunaba. Abrí la nevera y ví que casi no tenía nada, así que tendría que ir al super mercado. Por lo tanto calenté café y me hice un sandwich. Caminé hasta el comedor y dejé la comí ahí. Luego fui hasta mi habitación a ver cómo estaba Springles, entre ví que todavía estaba durmiendo, agarré la caja con cuidado de no despertarlo y lo llevé afuera. No podía dejar todo el día a Springles en mi habitación sin que disfrutará un rato de la vista de mi departamento. No porque tenga un departamento grande con una vista a Nueva York en mi sala de estar, significa que tenga dinero o algo por estilo, no, esto me lo gané con esfuerzo y con los regaños que me echaba Jason—mi exjefe de mi último trabajo— en la heladería.
Dejé a Springles en el comedor en dónde estaba mi desayuno, y ví que poco a poco estaba abriendo sus ojos.
—Hola, amiguito —le acaricié la cabeza delicadamente —Buenos días.
Agarre la taza de café, y tomé para luego agarrar mi sandwich y darle un gran mordisco. Noté que Springles se me quedaba viendo y pensé que tendría hambre.
—¿Quieres? —agarre un pedazo de mi sandwich y se lo dí en la boca. Springles rápidamente se lo comió. Le dí otro pedazo y también se lo comió. No tenía más hambre así que el pedazo pequeño que había dejado se lo deje a Springles, con un poco de agua.
Ni sabía que hacer, pero definitivamente tenía que buscar trabajo. No quería que mi mamá me llamara la atención, y dijera que soy un flojo para trabajar. Así que fui a darme un baño, para luego salir a ver qué encontraba.

Miraba mi café y luego tomaba un poco, hasta que me lo termine. No quería pedir otro porque ya me había tomado tres desde que me había sentado en este lugar. ¿Desde cuándo me había vuelto tan adicto al café? Creo que desde que me me mude para acá. Lamentablemente no había podido encontrar trabajo, así que me di por vencido este día y tal vez mañana seguiría con la búsqueda.
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La chica del Café © [#1] ✓
RomanceAyres Jones y Heather Beckinsale, dos jóvenes que sueñan con un amor de películas desde su infancia. Los dos llevarán su amor mucho más allá de los que ellos puedan imaginar, cuando su historia continuó en aquella cafetería. Ayres tendrá que enfrent...