Un chico de mi tamaño, cabello castaño y ojos color miel, se encontraba en la entrada de mi departamento.
—Este paquete es para usted —me entregó un paquete que tenía en sus manos, para luego darme una carpeta con un bolígrafo —. Por favor, firme aquí —me indicó el lugar en dónde tenía que firmar, y lo hice.
—Gracias.
—De nada —respondió para luego irse.
Yo cerré la puerta extrañado de lo que acababa de pasar. Nunca desde que me había mudado a este departamento, nadie me había enviado un paquete hasta ahora. Mi mamá se confundió cuando vió el paquete—ahora mío—en mis manos.
—¿Quién te lo dio? —dijo parándose del asiento para venir hacía mí para ver el paquete.
—Me lo acabaron de entregar.
Mi mamá y yo nos quedamos confundidos. Abrí el paquete lentamente por si tenía alguna cosa peligrosa, como había visto en las películas. Cuando lo termine de abrir, ví que era una gorra con diamantes y en el centro decía:
"Para mi sobrino favorito: Tontín" mi mamá carcajeo por el regalo que me habían dado y yo le seguí. En la caja en la que vino la gorra también estaba una nota, lo tomé y ví que decía:
"Ayres, espero que no te molestes porque te llamé tontín, además, siempre vas a ser mi tontín ;). ¿Te gustó el regalo? Lo hice con mucho amor y cariño para ti. Mañana nos vemos, voy a tu departamento a conocerlo al fin, porque nunca he ido. Espero que te guste.
Con amor:
Tu tía favorita, Lori”
Y al lado dejo un corazón hecho a lápiz.
Sonreí por el regalo que me había dado pero de repente mi sonrisa se borró al escuchar un estruendoso ruido en la entrada de mi departamento. Mi mamá también se asustó y los dos fuimos a ver qué era. Para mí sorpresa vimos a mi tía Lori con unas maletas.
—¡Sorpresa! —mi tía alzó las manos moviendolas de un lado a otro.
Mi mamá suspiró aliviada de que fuera mi tía Lori quien hubiese entrado y no un ladrón. Pero yo todavía seguía impactadado de ver a mi tía en mi departamento. Además, ¿Cómo entro?
—¡Los extrañé mucho, chicos! —me abrazo, me dio un beso en la mejilla y luego abrazo a mi mamá. Yo me quite el labial rojo que había dejado mi tía en mi mejilla.
—¿Cómo entraste? —fue lo único que le dije.
—¿Es enserio, Ayres? ¿No nos vemos desde hace un año y lo único que me dices es eso? —baje la cabeza apenado. Ella me volvió a dar otro abrazo y yo le correspondí.
—Lo siento, tía —le besé la mejilla— ¿Cómo estás?
—Así está mejor. Pues, este año la he pasado de maravilla —confeso:—. Además, dejaste la puerta abierta Ayres.
Mi mamá me fulminó con la mirada.
—¿Cómo? Estoy seguro de que la cerré. —Mi tía alzó los hombros y puso una cara de no saber nada.
—Hola, hermana, que gustó verte —mi tía le beso la mejilla a mi mamá.
—Digo lo mismo, ¿Cómo te fue en España? —le preguntó mi mamá a mi tía.
—De maravilla, España para mí fue un encantó, además, ¡Les traje regalos! —mi tía alzó llas bolsas que traía.
Mi mamá y yo le sonreímos y fuimos a la sala a ver qué nos traía. Mi tía Lori siempre ha sido así, por ende ya nos habíamos acostumbrado. Mi tía siempre se la ha pasado viajando a muchos países y lugares, a ella siempre le ha gustado viajar. Con ella he ido a uno que otros países, por ejemplo: Colombia, México, Venezuela, España. Mi tía no tiene hijos ni esposo, ha pasado toda su vida soltera y viajando de un lugar a otro.
Mi tía iba sacando de las bolsas regalos, regalos y más regalos.
—… Si, este es para ti —le extendió una caja pequeña de argollas a mi mamá, mientras sacaba más cosas—. Y este es para ti —me dio una camisa que decía: El mejor sobrino de la tía Lori. Con mi cara de cuando era pequeño.
—Por cierto… —mi tía dejo de sacar los demás regalos que traía de las bolsas y me miró— ¿Te gustó la gorra que te traje? —me sonrió.
—Ahm… Si, claro, me gustó —le sonreí.
—Aww, sabías que te iba a gustar —me abrazo.
—Pero, en la nota que me dejó decía que iba a venir mañana, ¿Cómo es que llegó hoy? —pregunte y ella se separó de mí.
—Oh, sí, eso. Pues, resulta que la compañía que te entrego el envío tenía que entregartelo ayer, pero no sé que pasó que lo hicieron hoy —explicó—. Pero no te preocupes, mi tontín.
Reí levemente.
—Tia… ¿No cree que ya soy grande como para que me siga llamando tontín?
Mi tía se puso sería—No. Aunque tengas setenta años seguirás siendo mi tontín. —dijo para luego darme otro enorme beso en la mejilla.
Mire a mi mamá y ella me dio una mirada de que le siguiera la corriente.
—Ahora que me pongo a verte —mi tía comentó—, estás más guapo que antes, tontín —me dio una mirada picarona—. Sabía que ese cabello rubio que tienes te hace ver así. —mi mamá y yo reímos levemente.
—Gracias, tía.
—Ay, tontín, tu siempre tan galán —me acaricio la mejilla.
Luego de un largo rato de repartimiento de regalos, yo hice la cena y luego nos acostamos a dormir. Lamentablemente yo desde que me acosté en mí cama no podía conciliar el sueño. Tomé mi teléfono para ver la hora y marcaban las 10:15 pm. No era tan tarde, bueno, al menos no aquí, la gente se acostaba tarde, y me aconstumbre a eso con el tiempo.
Me pare de mi cama, agarré mi abrigo de color marrón y salí de casa a caminar por las calles, no sin antes dejarle una nota a mi mamá y a mi tía para que al menos supieran que no estaba en casa.
Dirán que estaba loco por salir a las calles a esta hora y que un poco podría atacarme inocentemente, pero ya estaba aconstumbrado hacer esto cuando no podía dormir. Caminé por horas hasta que de un momento a otro me tropeze con alguien.
—¡Au! ¡Fíjate por dónde caminas —me dijo aquella voz que reconocía perfectamente.
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La chica del Café © [#1] ✓
RomanceAyres Jones y Heather Beckinsale, dos jóvenes que sueñan con un amor de películas desde su infancia. Los dos llevarán su amor mucho más allá de los que ellos puedan imaginar, cuando su historia continuó en aquella cafetería. Ayres tendrá que enfrent...