H E A T H E R
Meses atrás...
Lo miraba fijamente detrás del la caja registradora. No podía apartar mi mirada a hacía él, me era imposible hacerlo. No puedo dejar de pensar si era él o no. Verlo allí sentado tomando café me trae recuerdos de cuando estaba pequeña.
No lo puedo creer...
¿Será él?
Cuando lo fui atender mi mente se congelo al verlo. Él no me había reconocido para nada pero yo sí a él. ¿Cómo olvidarlo? Fue muy especial para mí.
-¿Qué tanto lo ves? -Wendy, mi amiga y compañera de trabajo, me preguntó con mirándome con picardía y alzando una ceja a la vez.
-Nada, ¿Por qué?
Ella rodó los ojos- No sabes mentir, Heather. A ver... -se puso al lado mío y también se puso a verlo- ¿Te gusta? Porque a decir verdad no está mal, realmente es guapo.
-¡Wendy! -exclame en voz baja.
-¿Qué? ¿No te gusta entonces? -yo la miré mal-. Ya deja de mirarlo y ve hablarle -ella me empujó y yo quería que la tierra me tragara y me escupiera en otra parte, porque todos los que estaban en este lugar me estaban mirando feo.
Suspiré y tome el valor para ir hasta donde el estaba. Me fui acercando poco a poco a la mesa y vi que el estaba mirando algo por la ventana y por ende no había notado mi presencia.
-¿Ya terminaste? -él pegó un grito no tan alto por haberlo asustado.
Me miró y, oh no, en serio si era él.
¿Qué le digo?
¿Qué fue el chico al que por primera vez besé a los diez años en unos columpios? O, ¿Qué el fue el chico por quién estuve enamorada por años en mi infancia? ¿O qué me dolió no volverlo a ver más?
¡Ya cálmate!
Oh, lo asusté, ¿Qué clase de persona soy?
Una nerviosa que no sabe que hacer ahora mismo.
De pronto me causó un poco de risa su reacción y me reí un poco. Él se volteo y su cara era una molesta, y fue ahí cuando me deje de reír.
-Lo siento -carraspeo- ¿Ya terminaste? - le señale con mi bolígrafo la taza de café.
Él asintió y me la dio.
-¿Esto es lo último que vas a pedir? -tenia mi bolígrafo listo y un block de notas para anotar todo lo que él pidiera, pero al final no pidió nada.
Asintió con la cabeza- Sí, gracias.
-Okey, ya te traigo la cuenta -me fui dándole una sonrisa de boca cerrada.
Cuando me fui solté un largo, largo suspiró. ¿Cómo lo hice? Porque nerviosa si estaba, aunque se controlar mis nervios, soy experta en eso. Caminé hasta la caja registradora y saqué en la calculadora la cuenta. Wendy de repente estaba al lado mío.
-¿Cómo te fue? -me preguntó con una ceja levantada- Porque no pareces nerviosa.
-Me fue bien, a decir verdad -conteste.
-Uuh, ¿En serio? ¿De que hablaron? -me miró pícara.
-Wendy, solo le fui a pedir la cuenta nada más -. Ella se desilusionó.
-¿Qué? Chica, necesitas activarte -ella chasqueo sus dedos- ¿Por qué no hablaste con él?
-¿Para qué? ¿Para que después Leymir me llame la atención por no estar trabajando? -levante una ceja.
Ella suspiró- Al menos inténtalo -me dio unas palmadas en mi hombro y se fue.
Agarre el papel con la cuenta y me fui otra vez para la mesa en dónde él estaba.
-Aquí está -le extendí el papel y el otra vez se sobresaltó. ¿Qué tiene con asustarse?
-¿Qué tienes con asustarme? -me fulminó con la mirada.
-Lo siento, pero no es mi culpa que tú siempre estés tan distraído -contraataco. Le volví a extender el papel y está vez lo agarro. Lo vio, agarró dinero de su bolsillo y me lo dio.
-Gracias. -Dije en cuanto lo agarre.
Él se levantó para irse y recordé las palabras de Wendy:
"Al menos inténtalo."
¿Lo haría? ¿Sería capaz de hacerlo? No perdida nada en intentarlo. Él no estaba lejos de mi, podía detenerlo fácilmente y así poder hablar con él. Pero, ¿Por qué no lo hacía? Tenía la respuesta a eso: No podía, o simplemente tenía vergüenza de hacerlo. Ya los dos crecimos, y él no me reconoció, porque si fuera así, él me hubiese hablado como en los viejos tiempos. Pero no, no fue así, desearía que lo fuera, pero la verdad no lo fue.
Tanto tiempo que pasamos juntos, y ahora somos desconocidos. ¿Quién lo diría? Las cosas cambian de un día para el otro, pero no fue mi culpa haberme ido del colegio y haberlo dejado. Lo hacía por necesidad, mi mamá lo hizo por necesidad. Nos mudamos por el trabajo de mi papá, y por lo tanto no podía permanecer en el instituto en el que estaba. Me costó dejarlo ir, si, él era con quién hablaba todos los días, y de un momento a otro eso se esfumó y nunca más volvimos hablar.
Oh, recuerdos vinieron a mente.
Aún me acuerdo la primera vez que hablamos. Lo defendí de Cameron y él no sabía el por qué. Y la verdad fue porque en ese entonces me gustaba. Y la "mejor" manera de hablarle era defendiéndolo de Cameron. ¿Cómo se me ocurrió la idea? La verdad no lo se, solamente tenía diez años, y para ese entonces no pensaba muy bien las cosas.
Volví a la realidad, e hice lo que me dijo Wendy.
Agarré su mano para detenerlo y así lo hice. Él se giró y me vio desorientado.
¿Ahora que hago?
Oh, Heather Annaelise Beckinsale Stone, creo que debiste pensar bien las cosas antes de actuar. La verdad nunca cambiaba, parezco la misma niña de diez años.
-¿Qué pasa? -me preguntó.
Nada, solamente quería hablar contigo y volver a tener esa amistad que teníamos cuando éramos solo unos niños.
Ayres me miró con esos ojos color miel que me decían que no se acordaba de mi. De repente pensé en dejarlo hasta ahí y así fue.
-No, nada... -solté su mano y me fui.
No debí de hacerlo. Nunca debí hacerlo.
¿Por qué no te acuerdas de mí, Ayres?
¿A caso ya me olvidaste?
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La chica del Café © [#1] ✓
RomansaAyres Jones y Heather Beckinsale, dos jóvenes que sueñan con un amor de películas desde su infancia. Los dos llevarán su amor mucho más allá de los que ellos puedan imaginar, cuando su historia continuó en aquella cafetería. Ayres tendrá que enfrent...