05:He's going to pay

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—Fue un placer conocerte, Sunghoon. Espero verte más seguido por aqui.— Dice Jake con amabilidad, sonriéndole a Sunghoon, quien le devuelve el gesto, encantado. Jake se acerca a mi oído, y susurra disimuladamente.— Disfruta de tu cita, Van Helsing.

—Créeme, lo haré— Respondo de forma brusca, pero Jake sigue disfrutando de la situación.

Sigo a Sunghoon hasta su auto. Es un BMW negro, que brilla tanto como si fuera nuevo, aunque Sunghoon mencionó alguna vez que es heredado de su hermana. Las miradas nos persiguen hasta que finalmente entro en el vehículo, y el pánico me trepa por los brazos. Sunghoon cierra la puerta después de entrar y se quita el sombrero. Me encojo en el asiento mientras veo con ojos temerosos como enciende el auto.

Realmente esperaba que se desintegrara con el sol.

O que al menos no viniera.

—¿Qué tal estuvieron tus clases? —Pregunta de repente.

Echo la cabeza hacia atrás, fingiendo una expresión pensativa. No me atrevo a mirarlo.

—Horriblemente aburridas, ni siquiera recuerdo la mitad de las cosas que enseñaron hoy —Le doy una rápida mirada. Parece feliz, y seguramente continuará preguntando cosas a pesar de mis respuestas cortantes. Antes de que él continúe coleccionando información, decido que haré lo mismo y me apresuro a decir algo cuando veo que está a punto de volver a hablar —¿Qué tal tu mañana, Sunghoon?

Lo tomo por sorpresa, por supuesto. Me mira por unos segundos, desconcertado, carraspea y devuelve la mirada al camino. No ha dejado de sonreír, ¿por qué sigue sonriendo? Empiezo a sentirme nervioso.

—No hice mucho, la verdad. Estuve haciendo algunos trabajos y... En realidad, solo estaba deseando que el tiempo pasara— Puedo jurar que sus mejillas se encienden. Nunca he visto a Sunghoon sonrojarse, ¿los vampiros siquiera pueden sonrojarse? —Estaba ansioso por salir contigo.

—Yo también lo estaba — Me obligo a decir, y mis labios son una línea curvada un poco (solo un poco) hacia arriba.

Empieza a llover, y Sunghoon enciende la radio. Las canciones azucaradas y románticas que pasan a esta hora no ayudan a aligerar la incomodidad del ambiente. Parpadeo demasiado rápido y constantemente estoy apartando la mirada. Ante la evidente falta de anuncios y publicidad descarada, no tardo en notar que no se trata de una estación de radio. Sunghoon, él ha elegido la música, las canciones melosas son suyas. Me aterra pensar que lo hizo a propósito, pensando en nuestra «salida».

Definitivamente la conversación ridícula con Jake me está haciendo pensar en cosas absurdas.

Suelto un suspiro de alivio y sonrío por primera vez con sinceridad cuando el auto se detiene frente a la heladería. Es un establecimiento bastante pequeño y no hay demasiadas personas, lo que no hace más que aumentar mi temor. Creí que estaríamos rodeados de gente, pero apenas puedo contar a tres clientes y a la que parece ser la dueña del lugar. Sunghoon y yo salimos del auto, y me apresuro en entrar sin molestarme en esperarlo, mojándome un poco por la lluvia. El ambiente hogareño me envuelve, y me reconforta pensar que, si Sunghoon intenta acabar conmigo, la mujer detrás del mostrador será lo suficientemente amable como para llamar a la policía.

La dueña me saluda con simpatía maternal y el sonido de unas campanitas anuncia nuestra llegada. Sunghoon admira todo el lugar, como si nunca antes hubiera estado en una heladería, sin molestarse en ocultar su creciente emoción. Se acerca hacia el mostrador y analiza las opciones, dirigiéndose por un momento al tablero de precios y empezando a rebuscar entre los bolsillo de su pantalón.

—¿Tienes algo en mente, Sunoo? Todo aquí luce delicioso—Menciona, sacando su billetera.—Pide lo que quieras, vine preparado — La sacude con diversión en el aire y suelta una risa infantil.

—Creí que... —río un poco forzosamente, y lo miro con algo de culpa— Yo puedo pagar, Sunghoon. No es necesario.

—Tranquilo, hace poco mi madre me envió dinero y quedó un poco después de pagar la renta.

Sé que está mintiendo. Sunghoon dijo en alguna ocasión que su madre le da el efectivo exacto para pagar la mensualidad de nuestro apartamento, no más, no menos. Lo que está dentro de su billetera es completamente de él, pero ha mencionado a su madre para que yo no sienta culpa.

Falsa y mentirosa criatura oscura.

—Pero yo te invité. Debería pagar yo.

La mujer ni siquiera disimula lo divertida que encuentra la situación. Contiene la risa detrás de su mano. Me sorprende que no esté molesta, lo último que desearía el dueño de una heladería es que dos universitarios tontos empezaran a discutir acerca de quién pagará, pero ella parece extrañamente interesada y complacida ante la escena ridícula que estamos montando en su establecimiento.

Mierda. Realmente voy a derretirme.

He's clearly a vampire || SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora