25: He's going out and I'm crying

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—¿No quieres hacerlo? —hago mi mayor esfuerzo para sonar seguro, decidido, y mi voz suena casi como una amenaza. Sunghoon se separa de la puerta y pasa ambas manos por su rostro, tomando aire.

—No sé lo que estás intentando hacer, Sunoo, pero detente. Por favor.

—¿Y tú? ¿Qué se supone que intentas hacer? ¿Qué intentaste hacer antes? —estoy casi gritando, presa de un repentino ataque de ira— ¿Creíste que por darme unas sonrisitas y preparar la cena iba a dejar pasar lo que sea? —tras soltar esto último, me doy cuenta de que la estufa sigue encendida y que el agua ha empezado a burbujear. Me apresuro y la apago, causando que el vapor dejara de sonar y quedando en completo silencio— Tengo preguntas, Sunghoon. Quiero una explicación. De verdad, quiero confiar en ti —la presión en mi dedo cuando giro el encendedor causa que una nueva cantidad de sangre se desprenda de la herida—, pero es más difícil de lo que creí.

—No tengo respuestas.

—¿Entonces? ¿Quieres que ignoremos lo que sea que sucedió en la sala?

Parece a punto de asentir con la cabeza, pero sé que intenta no decepcionarme más. En cambio, se masajea el cuello con ambas manos, como intentando aclarar su mente.

—Puedo hacerlo —digo, al ver que no parece dispuesto a responder—. Si eso es lo que quieres.

—Es más difícil de lo que crees —luce acorralado, completamente desamparado—. Sunoo...

—¿Qué? ¿Vas a explicarme las cosas si te lo pregunto?

Lo piensa. Realmente lo piensa, como si un pequeño atisbo de esperanza se prendiera en su pecho. Como si en verdad existiera una posibilidad de que acceda a decírmelo todo, de que me tome de la mano, me lleve a la sala y empiece a relatarme todo, con lujo de detalles. Como si fuera capaz de confesarlo, de delatarse mirándome directamente a los ojos. Tengo la repentina necesidad de gritarle que no necesita explicarme nada.

Que yo ya sé lo que intenta esconder.

Cuando responde, la llama de esperanza que ambos teníamos es apagada brutalmente.

—No, no lo haré.

El ambiente se vuelve aún más tenso, como si el hilo de confianza que tenía en Sunghoon fuera cortado con un par de tijeras afiladas. La sensación que tengo en el pecho es similar a lo que sentiría si Sunghoon me cerrara la puerta en la cara justo después de invitarme a entrar, dejándome afuera, en medio de la lluvia. Es como apagar un cerillo con un balde de agua helada. Río amargamente, burlándome del hecho de que sinceramente creí por un segundo que me explicaría la verdad.

¿De qué sirve confiar en Sunghoon si él no confía en mí?

—Vete a comprar las banditas, Sunghoon. Te esperaré aquí —decido hacerle caso y meto la parte herida de mi dedo en mi boca. Me abstengo de decirle que yo leí en otro artículo que las bacterias de la saliva podrían infectar la herida—. Finjamos que nada sucedió cuando regreses. Terminaré de preparar la cena.

Le doy la espalda y me paro de puntillas para alcanzar un cernidor de uno de los gabinetes. Vierto el contenido de la olla en un bol de vidrio. Son fideos. Quiero llorar. Esto es lo que comimos nuestra primera noche en el apartamento. Lo recuerdo perfectamente porque fue la primera vez que Sunghoon y yo preparamos juntos la cena. Mencioné que estaban tan deliciosos que se convirtieron en mi comida favorita, y Sunghoon prometió que los prepararía de nuevo en mi cumpleaños o cuando quisiera disculparse conmigo. Yo dije que sería imposible no perdonarlo si preparaba esos fideos.

Ahora en verdad estoy llorando.

Genial, creí que no habría una manera de verme más vulnerable ante Sunghoon.

—¿Estás seguro?

—Completamente seguro —afirmo, tragándome mis propias lágrimas— Sal antes de que me arrepienta, necesito... pensar.

—Está bien —abre la puerta. No necesito mirarlo para saber que tiene esos ojos de perro triste que detesto. ¿Cómo las cosas salieron tan mal? Es culpa de Yein, es culpa de la caja de vino, es culpa de Sunghoon, es mi culpa. Claramente es mi culpa— Lo siento. —murmura antes de salir.

Cuando cierra la puerta, cuento mentalmente hasta diez para asegurarme de que Sunghoon está lejos del apartamento. Entonces me doy la libertad de llorar, llorar de verdad, de sacar todo lo que llevo dentro, de sorberme la nariz con tanta fuerza y soltar sollozos que seguramente alertarán a los vecinos. Pero no importa, ya no importa. Me planteo seriamente empacar todas mis cosas y salir del lugar. Sé en el fondo que no lo haré, que esa no es la razón por la que estoy llorando. No quiero irme. Quiero alejarme de Sunghoon, pero al mismo tiempo siento la necesidad de quedarme con él. Sirvo los fideos sin dejar de llorar. Envuelvo mi plato en plástico y lo guardo en el congelador. Dejo el de Sunghoon sobre la mesa y me voy a dormir.

Aunque sé que no voy a dormir, sé que voy a llorar toda la noche por razones que ni yo mismo llego a comprender. Me quedo parado frente a mi puerta unos segundos antes de entrar.

Quiero cerrarla con cerrojo.

Quiero encerrarme en mi habitación y no salir jamás.

En su lugar, la dejo entreabierta. Me deslizo bajo las cobijas, observando el pequeño espacio por el que se cuela la luz de la cocina.

Otra invitación que Sunghoon no va a aceptar.

He's clearly a vampire || SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora