22:He's on the door, and I'm damned

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Me es imposible ignorar la caja una vez llego al apartamento. Está ahí, en la mesa junto a la entrada, mirándome. Han pasado horas, y no logro concentrarme por mucho que lo intente. Intenté trabajar en Amargo y húmedo, llamé a Jake, di vueltas por el apartamento por no-sé-cuánto-tiempo, pero ese cofre de cartón parece llamarme cada vez que paso cerca de la mesa.

Abro la ventana de mi habitación hasta que el cielo se oscurece. Asomo la cabeza e intento contar cuántos autos pasan por la carretera, cuántas personas caminan por las aceras concurridas, pero mi mente sigue divagando. Cierro la ventana cuando empieza a llover y regreso a la cocina en busca de jugo de naranja.

Cuando mis ojos me hacen creer que la inscripción Frágil se transforma en un Ábreme, me convenzo de que ya no puedo aguantar más.

Necesito abrirla.

Me sirvo un vaso de jugo y me dirijo a la mesa. Observo la caja desde diferentes ángulos, como si eso me fuera a revelar qué contiene. Las palabras de Yein resuenan en mi cabeza, una advertencia en forma de eco redundante que no hace más que incitarme.

Sunghoon nunca recibe paquetes. Bueno, seguramente los recibe, pero nunca lo he visto abrirlos. Su hermana insinuó que su madre lamenta tardar, por lo que (asumo) Sunghoon recibe esto de forma recurrente. Lo más probable es que siempre lo reciba de las propias manos de su hermana y que lo esconda en su habitación apenas lo recibe, lejos de mi alcance.

Pero ahora el paquete está frente a mí, en las puntas de mis dedos.

Convierto las manos en puños, intentando contenerme. Hace menos de veinte minutos, escribí la decimosexta entrada en mi bitácora sobre Sunghoon, y la última línea tal cual fue No creo que Park Sunghoon sea un vampiro, pero empiezo a dudar de mis propias palabras. Pienso en todas las cosas que podría haber dentro de la caja, pienso en por qué Sunghoon debería esconderla de mí. Si no es algo malo, ¿por qué habría problema en que yo también sepa lo que hay dentro?

Porque sería una completa violación a su privacidad.

(O eso creo).

Traigo una navaja de mi habitación y la clavo en medio de la cinta adhesiva. Siento como Yein me observa con desaprobación desde la lejanía, como se agarra el puente de la nariz y niega una y otra vez con su cabeza. Te lo advertí, chico Kim. No me escuchaste, pero yo te lo advertí...

Remuevo mis dedos en el aire. Mi curiosidad está empezando a hervir, pero al mismo tiempo siento que no debería verlo, que en el fondo no quiero verlo. Aún estoy a tiempo de volver a sellar la caja y dejarla en su lugar, de alejarme de los límites que se sobreentienden en una relación de compañeros de piso. Compartimos techo, pero eso no necesariamente implica que debamos compartir secretos también. Pero podría ser una prueba importante, podría ser la primera anotación relevante en mi bitácora...

Introduzco la mano en la caja sin mirar, como si temiera que alguna criatura fuera a saltar desde los adentros, pero solo encuentro un cilindro envuelto en empaque de burbujas. Bien, no es el cadáver de un animal, o restos humanos, está bien. Mientras desenvuelvo lo que sea que sea esto, empiezo a pensar seriamente qué haré si Sunghoon en verdad oculta algún secreto oscuro. No solo que sea un vampiro, ¿qué tal si es algo mucho peor? ¿Y si su familia está involucrada también? Sunghoon solo ha mencionado a su madre y a su hermana, ¿qué haré si toda la familia Jeon resulta estar envuelta en asuntos de índole dudosa?

Mi plan inicial era irme de aquí. Mudarme lejos.

A medida que las capas de plástico van desapareciendo, el cilindro empieza a adquirir un color oscuro.

Lejos de Sunghoon.

Una botella de vino se materializa frente a mí. El vidrio es frío al tacto, y la etiqueta parece desgastada y vieja. El corcho también luce como si hubiera sido manipulado de alguna manera. La imagen de la botella en el closet de Sunghoon llega como un flash a mi mente. Al igual que aquella vez, agito la botella suavemente cerca de mi oreja, escuchando claramente como el líquido se revuelve dentro: Esta vez está llena.

Antes de poder darle otra ojeada a la etiqueta, escucho el click metálico de la puerta. El sonido me deja paralizado, y agarro con más fuerza la botella, con miedo de dejarla caer por la impresión. Todo parece ocurrir en cámara lenta desde ese momento. El pomo de metal empieza a girarse con una lentitud asfixiante, la puerta se abre a un fotograma por segundo, tengo tiempo de sobra para dejar la botella sobre la mesa y correr a esconderme en mi habitación, pero no lo hago. No puedo moverme, solo puedo hacer que mis dedos se aferren con más fuerza al vino. Cuando el cuerpo de Sunghoon aparece frente a mí, con la mochila colgada de mala gana en el hombro y la ropa goteando por la lluvia, me quedo sin aire por unos segundos.

—Sunoo —saluda, tirando su mochila y mirándome de reojo. Sus ojos se encuentran con los míos por un breve instante, y siento un verdadero pavor recorriendo mis venas— Te dije que no deberías esperarme... —está sonriendo (casi siempre está sonriendo), pero su expresión se empieza a desvanecer cuando su mirada cae sobre la botella de vino.

Cierra la puerta detrás de él. Parece alterado, ansioso, como si estuviera sucediendo algo que nunca predijo. Inhala profundamente, como si sus planes se estuvieran desmoronando justo frente a él. Puedo ver como se esfuerza de sobremanera para seguir luciendo natural, como las comisuras de sus labios vuelven a levantarse unos cuantos milímetros, pero la mirada sombría que adopta es difícil de ignorar.

—Sunoo, ¿qué estás haciendo?

He's clearly a vampire || SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora