34: He's explaining everything

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A pesar de mis deseos irracionales de tirarme sobre él, permanezco inmóvil. Sunghoon aparece abrazando su propio cuerpo, cabizbajo. Extiendo el brazo para tocarlo, pero él levanta la cabeza de repente y me mira directo a los ojos, y me detengo. Mi mano queda extendida en el aire. Es la primera vez que sus iris oscuras y rojizas se encuentran con las mías, pero definitivamente Sunghoon no luce como un monstruo. Sus ojos son tan grandes, y lanzan destellos. Esos no son los ojos de un monstruo.

—¿Hablas en serio? —cuando lo dice, dejando los labios entre-abiertos con curiosidad y sorpresa, puedo ver con mayor detalle sus colmillos.

Sobresalen un poco, y no son nada parecidos a lo que imaginé. Me pregunto cómo Sunghoon pudo desgarrar la piel de una rata con esos colmillitos. Incluso diría que son adorables, como los de un cachorro.

—Muy en serio —respondo, aguantando una risa. ¿De verdad le tenía miedo a este tipo?

Sé por su mirada que no me cree. Está dudando, está sobre-analizando cada una de mis palabras. No sabe si esto es bueno o malo, pero su balanza mental parece inclinarse hacia el lado bueno, porque sonríe un poco (solo un poco) enseñándome sus colmillos. La sonría se ladea, empieza a trastabillar, como si se sintiera culpable de estar sonriendo. Da un paso hacia mí, mostrándose aliviado al ver que no me alejo, sino que también me acerco a él.

—¿Estás seguro de que quieres saber toda la historia? —pregunta. Está claro que está preocupado, por mí y por sí mismo, por lo que podría llegar a pasar después— Digo, de todas maneras ya conoces la peor parte; así que el resto no puede ser tan malo.

—Sí, quiero escucharlo —lo pienso un poco antes de tomar su mano.

Nunca creí que el momento en el que consiguiera desenmascarar a Sunghoon sería así. Imaginé en un inicio que, como en una pesadilla, él me mordería el cuello hasta dejarme seco mientras yo lloraba presa de un pavor extremo. Nunca creí que, en este momento, él sería quien temblaba y bajaba la cabeza. Él es quien se siente acorralado, cuando la presa vulnerable debería ser yo.

—Bien. De ahora en adelante lo que sea que pase será completamente tu responsabilidad, ¿entiendes? —me mira severamente, pero luce tan tierno que dejo de aguantarlo y suelto una risilla.

—Entendido.

Sin soltar mi mano, me lleva hasta el sillón de la sala. Nos sentamos muy pegados el uno al otro a pesar del gran tamaño del mueble, y me abstengo de acurrucarme en su hombro, pues no es un buen momento para eso, por mucho que desee hacerlo. Él me da un apretón, acomodando nuestras manos enlazadas sobre su regazo, fijando la vista en ellas.

—Dios, ¿por dónde debería comenzar?

Me aclaro la garganta. Me pregunto si lo mejor sería simplemente soltar todas las preguntas que se me arremolinan en la cabeza. Al ver que él no continúa, decido tomar la iniciativa.

—El resto de tu familia, ¿también son... ?

—Sí —se apresura a responder antes de que yo pueda terminar de decirlo—. Toda mi familia lo es. Nos esforzamos por no llamar demasiado la atención, pero hay ciertos... miembros extravagantes en mi familia —mueve un poco la cabeza, intentando tomarse la situación con gracia—. Ya conociste a Yein.

—Entonces naciste siéndolo —mi mirada también empieza a divagar. Tengo a Sunghoon (literalmente) en la palma de mi mano, puedo sacarle todo tipo de información, pero no se me ocurre nada muy relevante. De repente, una bombilla se enciende en mi cabeza—. Ah, ¿entonces ahora puedes explicarme lo que me sucedió hace una semana?

La pregunta lo pone incómodo. Aprieta los labios y sus cejas descienden, encontrándose en su entrecejo. Luce frustrado. Está considerando seriamente evadir la pregunta, pero sabe que será difícil. Tiene que decírmelo, no hay otra opción. No, al menos si quiere construir una relación a base de confianza.

—¿Es un poder de los vampiro o algo así? —digo con diversión, intentando aligerar el ambiente. Esto parece incomodarlo más, por lo que me arrepiento al instante.

—Algo así: ¿Cómo te explico esto sin que suene confuso? —empieza a rascarse la nuca y echa la cabeza sobre el respaldar del sillón, mirando el techo— También me costó entenderlo cuando mi madre me lo explicó... Esto va a sonar horrible, pero los vampiros se alimentan de la vida de otros seres vivos. La forma más fácil de hacerlo es a través de la sangre, pero existen otras maneras. Existe... este método no tan utilizado, pero más efectivo. Ya sabes, a los vampiros siempre les pareció más divertido andar por ahí mordiendo cuellos, pero esa no es la única forma de matar a una persona. Puedes... absorber su energía, apropiarte de su vida en un par de segundos, dejarlo tan débil al punto de estar por morir. Lo haces a través del contacto físico. Mi madre me dijo alguna vez que en la antigüedad lo que hacían era debilitar a la presa robándole energía, para después insertarle los colmillos en el cuello.

—Creo que lo estoy entendiendo —digo yo, sintiendo como las palmas de Sunghoon comienzan a sudar. Me da otro apretón—. ¿Te alimentaste de mi energía vital el otro día?

—Básicamente... ¡Pero te prometo que no lo hice con malas intenciones! —se apresura a excusarse. Tira la cabeza hacia adelante, soltando un suspiro frustrado— No me dejaste opción. Te vi con el vino entre las manos y entré en pánico —levanta un poco el rostro para mirarme a los ojos—. Lo siento, Sunoo.

—Debo admitir que eso fue parcialmente mi culpa, no debí abrir el paquete —le intento sonreír, y él también trata de hacerlo. Sigue esforzándose por esconder sus colmillos con su labio superior—. ¿Lo habías hecho antes alguna vez?

—No contigo, ni con otras personas. Me sentiría demasiado culpable.

—¿Con animales, quizás? —vuelve a sobresaltarse con mi siguiente pregunta, pero lo tranquiliza ver que sigo sonriendo— Tengo que... confesarte algo, Sunghoon. Ahora que estamos soltando verdades.

—Adelante, no creo que pueda ser peor —ríe por lo bajo, yo trago una buena cantidad de saliva, ansioso por librarme por fin de la pregunta que me ha estado carcomiendo la mente por varios meses.

—Esto va a sonar muy asqueroso, pero... —necesito usar toda mi fuerza de voluntad para no apartar la mirada— ¿alguna vez has... considerado, no lo sé —mi sonrisa empieza a temblar: no sé lo que estoy diciendo—, comer una rata, o algún otro tipo de animal?

—¿Qué? —sus ojos se abren de par en par, y una risa nerviosa sale desde el fondo de su garganta. Ya puedo ver el sudor brillando en su frente— No, por supuesto que no —niega, aún riendo—. Eso es asqueroso, ¿quién haría eso? Solo un completo desquiciado intentaría...

—¿Estás seguro? —lo interrumpo. Mi mirada es severa, pero intento seguir luciendo reconfortante— Puedes decirme la verdad, Sunghoon. No reaccionaré mal.

No luce convencido. Sus dedos se deslizan por mi palma: Quiere soltarme, pero no estoy dispuesto a dejarlo ir. Vuelvo a entrelazar mis dedos con los suyos con un agarre mucho más firme esta vez. Quiero que sepa que estoy aquí, que sé lo que está pasando y que aún así seguiré con él. Sonrío sin mostrar los dientes, una sonrisa apretada, y él inhala profundamente.

—Sí, lo hice una vez —se rinde después de soltar el aire—. Mi madre se tardó demasiado en enviar el paquete y estaba empezando a desesperarme. Me aterraba la idea de llegar a hacerte daño, entonces creí que las ratas del callejón serían preferibles a... terminar mordiéndote a ti o a alguno de mis amigos por accidente.

Básicamente está confesando que podría llegar a morderme si el hambre lo sobrepasa, pero luce tan arrepentido y culpable que me es imposible enojarme con él. Le acaricio la cabeza con mi mano libre y dejo un beso entre su cabello. Es suave, tal y como su piel o sus labios. Todo en Sunghoon es suave.

—Eso es asqueroso —le digo, riéndome. Él también empieza a reír de forma insegura. Vuelvo a besarlo en la cabeza— ¿Sabes cuál es la peor parte? —se cubre la cara con ambas manos, apoyando los codos en las rodillas, y niega con la cabeza— Que te vi.

He's clearly a vampire || SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora