20:He's a sentimental being

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Sunghoon regresa la mirada al camino y gira en una intersección. Está buscando las palabras adecuadas, pero no parece encontrarlas. Toma el volante en un agarre tan fuerte como tembloroso. Las gotas de sudor siguen cayendo desde su frente, pero estoy seguro de que ya no se trata de simple cansancio. No dejo de escudriñarlo con la mirada, y me doy cuenta de que estaba conteniendo el aire cuando lo suelta de repente en una exhalación confundida.

—N-No lo sé —balbucea. Conduce con una agilidad increíble a pesar de estar tan nervioso. Gira con tanta precisión, y rebasa a cada auto como si estuviéramos en una competencia—. Supongo... Supongo que solo quiero aprovechar el tiempo que estoy contigo.

—Vivimos juntos.

—¡Lo sé! No estás entendiendo. Ya sé que vivimos juntos. Hemos vivido juntos por cinco meses, lo tengo claro. Pero, si lo piensas, apenas puedo verte. Cuando terminan tus clases, tenemos exactamente dos horas juntos —está exclamando cada palabra como si intentara convencerse a sí mismo de algo. Aprovecha que nos encontramos frente a otro semáforo para soltar el volante y empezar a mover las manos— Volvemos a vernos cuando regreso a casa, pero, sinceramente, detesto que te quedes despierto por mi culpa. Y no es solo eso. Cinco meses, Sunoo. Vivimos en el mismo piso por cinco meses, pero apenas volteabas a mirarme. Solamente... Solamente quiero que valga la pena. Quiero disfrutarlo ahora que no soy invisible para ti.

Aunque se encuentra casi gritando, no parece molesto. Parece a punto de empezar a llorar. Cada palabra se clava en mi pecho como una flecha, como un golpe en el estómago, como un pedazo de hielo contra mi pecho. Comienzo a tener dificultad para respirar correctamente. Mi respiración es temblorosa, al igual que mis manos. Lo miro, porque soy demasiado cobarde para apartar la mirada. Soy demasiado cobarde como para moverme. Soy demasiado cobarde como para hablar.

Soy demasiado cobarde como para enfrentarme a él.

Cuando recupero el valor suficiente como para parpadear, una sola lágrima recorre mi mejilla, dándome escalofríos. Intento sonreír, cerrando los ojos. No estoy llorando, no quiero llorar. Siento una presión dolorosa en el pecho.

—Lo siento.

El susurro entrecortado parece alarmarlo.

—No, Sunoo. Aguarda, yo...

—Lo siento. Mierda, lo siento. Lo lamento, muchísimo. Soy un imbécil. Soy un completo imbécil, ¿verdad? Soy un idiota, ciego y paranoico... Mierda, ¿por qué... ? —me interrumpo a mí mismo riendo un poco. Me cubro el rostro con las manos y siento que está húmedo. La ola de culpabilidad finalmente me está alcanzando. Me está ahogando, hay agua por todas partes— ¿Cómo pude pensar algo malo de ti? ¿Cómo pude estar alejado de ti por cinco meses? Eres el ser humano más perfecto que he conocido, y ¿tuve que ignorarte por cinco meses para darme cuenta? Realmente soy... Soy un idiota. Lo siento, Sunghoon. E-En verdad...

El auto se detiene junto a la acera. Me quedo callado por un momento, aún con las palmas contra mis ojos. Sunghoon me toma por las muñecas y me obliga a mirarlo. Está sonriendo, y también está llorando. Recapitulo todo lo que acabo de soltarle, todo lo que Sunghoon acaba de decirme, y suelto un sollozo lastimero. Me aprieta con fuerza contra su cuerpo y acaricia mi espalda. Vuelvo a cerrar los ojos y me sorbo la nariz, abrazándolo también. Intento recordar cuándo fue la última vez que me sentí tan vulnerable. Intento asimilar que estoy actuando así frente a Sunghoon. Una presa fácil.

—¿Por qué detuviste el auto? —susurro contra su oído. Él deja salir una risita.

—Ya llegamos.

Abro los ojos por un momento, solo para ver por la ventana nuestro apartamento, y vuelvo a cerrarlos, estrechándolo aún más entre mis brazos. Se supone que los vampiros están muertos. Se supone que su cuerpo debería ser frío como el de un cadáver, pero Sunghoon es tan cálido. Su piel es tan caliente, que me veo obligado a añadir esto a mi lista mental de Razones por las que Sunghoon no es un vampiro.

Esa lista se alarga cada vez que estoy con él.

—Bueno, es suficiente —digo, haciendo un esfuerzo monumental para separarme de él. Sonrío, aún con los labios húmedos— Apestas a sudor.

Se sonroja enseguida y se aleja aún más, apartando el rostro con una mueca llena de vergüenza. Eso me hace reír.

—Lo siento.

—Nos vemos después, Sunghoon —agarro mi mochila y abro la puerta.

Me quedo así por un momento, con un pie en la acera y el otro aún dentro del auto. Giro la cabeza para mirarlo por una última vez. Sunghoon se inclina hacia mí y me revuelve el cabello con suavidad. Sus mejillas enrojecidas aún son cubiertas por un rastro de lágrimas, y tiene los ojos un poco hinchados. Espero que sus amigos no noten que estuvo llorando. Ahora siento que soy yo quien tiene el rostro más rojo, pero me convenzo de que es por el calor y la repentina sesión de llanto que acabamos de tener.

—No te quedes despierto esperándome. Cena sin mí.

Aparto su mano, sin dejar de sonreír.

—¿Quién dijo que me quedo despierto por ti? Qué egocéntrico.

Él se limpia las lágrimas y ríe. Me permito escuchar su risa, memorizarla y repetirla una y otra vez en mi cabeza. La sonrisa y la risa de Sunghoon empiezan a afectarme más de lo que me gustaría. Salgo completamente del auto y cierro la puerta. Él abre la ventanilla.

—Adiós, Sunoo.

—Adiós, Sunghoon. Suerte en... tu trabajo.

He's clearly a vampire || SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora