32: He's hiding from me

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No miro a Soojin cuando entro al edificio a pesar de que escucho a lo lejos como me saluda. Salto las gradas de tres en tres, chocando con el chico que vive frente a nosotros. Me disculpo y en menos de un segundo, vuelvo a subir a toda velocidad, esta vez saltando de dos en dos. Me tambaleo un poco cuando intento estabilizarme una vez estoy en nuestro piso. Recorro los pasillos con la vista fija en nuestra puerta. Decido probar suerte y le doy un giro al pomo de metal antes de sacar mi llave: Está abierta.

La cierro de una patada y empiezo a buscar por todos lados con la mirada. Alguna señal de que Sunghoon estuvo aquí. Su mochila no está, la mesa está limpia y no hay ropa tirada en el suelo. Todo está tal y como lo dejé en la mañana antes de salir. La puerta de la habitación de Sunghoon está cerrada de par en par. Me acerco y toco algunas veces, sin respuesta. Acerco la oreja a la madera, pero tampoco hay señal de movimiento adentro.

«No intentes entrar en mi habitación».

Abro la puerta. No tenía puesto el seguro, así que, ignorando por completo las palabras de Sunghoon, lo tomo como una invitación a entrar. Dentro, todo sí es un verdadero desastre: La cama está desecha, hay papeles arrugados por todo el suelo, la ropa está acumulada en pilas imprecisas sobre el escritorio, los posters ahora descansan en el piso y no hay rastro de la guitarra. Pese al huracán que acaba de pasar por aquí, no hay señal alguna de que Sunghoon siga en el cuarto.

Tengo dos opciones:

1. Debajo de la cama.

2. El closet.

Trago saliba y vuelvo a cerrar la puerta. Abrir su habitación ya fue una violación a su privacidad, por lo que hurgar entre sus cosas sería ir demasiado lejos. Sunghoon dijo que hablaríamos por la mañana, así que solo me queda ser paciente. Me va a dar una explicación, quizás no sea lo que yo espero escuchar, pero algo es algo. Si él quiere estar solo, si necesita tiempo para pensar las cosas, lo mínimo que puedo hacer es respetar su decisión. Después de todo, también me vendría bien una noche de buen sueño para aclarar mi mente.

Reviso la hora en mi celular y me sorprende sabe que está a punto de marcar las nueve de la noche. No es tan tarde, cierto, pero después de las desveladas olímpicas que he estado teniendo, no sería tan malo dormir a esta hora. Me saco los zapatos en medio del pasillo y entro en mi propia habitación de puntillas. Cierro la puerta con cuidado de no hacer demasiado ruido y me tiro en mi cama sin siquiera quitarme el abrigo. No tengo sueño, pero estoy exhausto mentalmente, así que solo quiero estar acostado con los ojos cerrados por un momento. Sunghoon me besó. Repito el momento una y otra vez en mi cabeza y sonrío inconscientemente como un niño pequeño. Sunghoon me besó.

Seguir pensando en este tipo de cosas va a hacer que no pueda soportarlo más y voy a correr de nuevo hasta la habitación de Sunghoon. Lo voy a sacar de donde sea que se esté escondiendo (el closet, debajo de la cama, incluso revisaré si está colgando de la baranda del balcón) y volveré a besarlo. Voy a besarlo una y otra vez hasta hacer que me quiera de nuevo.

Tengo que distraerme, tengo que pensar en otra cosa. Enciendo la lámpara de noche y me siento sobre la cama. Me quito el abrigo y lo tiro al suelo. Alcanzo los lentes que están sobre la mesa de noche y alargo un brazo debajo de la cama para sacar un libro cualquiera. Tener una biblioteca debajo de mi cama es una idea estúpida, ya lo sé, pero siempre me aseguro de mantenerla limpia, es probablemente el lugar más limpio de mi habitación y el más seguro también. Dejo caer el libro sobre mi regazo y me pongo los lentes. Es la copia de Crimen y castigo que me regaló mi madre en mi último cumpleaños. Lo abro en la última página que leí y dejo el marca-páginas sobre la almohada.

Vuelvo a mirar el reloj cuando no falta mucho para la medianoche. Me siento realizado al ver que estoy a punto de terminar el libro y lo vuelvo a cerrar, dejándolo sobre la mesita y disponiéndome a apagar la lámpara. Justo cuando tengo el dedo sobre el botón, escucho que una puerta se abre y se cierra por las mismas. Le siguen pasos, lentos y cansados, y luego se abren los gabinetes. Escucho el sutil sonido del vidrio chocando entre sí, el click que suena cuando enciende la radio. Agudizo el oído, solo para escuchar el sonido que hace un líquido al ser vertido sobre una copa de cristal.

Salgo de mi cama y camino hasta la puerta teniendo el mayor cuidado posible en cada uno de mis pasos. Dejo la lámpara encendida y me arrimo contra la madera, tratando de ver algo por el pequeño hilillo de luz que se cuela por la puerta cerrada. Sunghoon carga una silla del comedor y la deja junto a la encimera. Levanta un poco el volumen de la radio y me doy cuenta de que está escuchando Emotions de Brenda Lee. Es el tipo de canciones que escuchaba mamá en sus auto-proclamadas Noches Tristes, en las que se servía un vaso de vino barato y se sentaba en el suelo a escuchar canciones antiguas y ver álbumes de fotos en los que aún aparecía papá.

Sunghoon le da un trago lento al vino que le llevó su hermana, suspirando después y dejando caer la cabeza sobre la encimera. Parece un adolescente despechado que tiene la intención de emborracharse tras un corazón roto. Se cubre la boca tras el segundo trago y cierra los ojos. La canción termina y le da paso a The End of the World de Skeeter Davis. Verlo así, con este tipo de canciones sonando en el fondo fundiéndose con el sonido de la lluvia, hace que me entren ganas de reír. Es adorable.

Me tomo la situación un poco más en serio cuando lo escucho jadear.

He's clearly a vampire || SungsunDonde viven las historias. Descúbrelo ahora