9. No soy.

194 34 40
                                    

[...]

El camino a casa es silencioso. Mario había aceptado ir al hotel del rubio porque conocía perfectamente a sus padres y sabía que se emocionarían si lo veían llegar con un alfa, y más si era con uno que, además, lo había impregnado.

Colín había advertido a todos sobre mantener en secreto que Mario era omega y que, a cambio como favor adicional, él no tomaría el mando como alfa. Le había dicho a Adrianne también que le explicarían todo después, aunque en realidad, ni siquiera ellos mismos sabían que ocurría.

El azabache le agradeció el gesto; recibió una sonrisa y caricia en la cabeza en respuesta. Sintió escalofríos, para ser sinceros, sin embargo, no podía negar que había sido la sensación más linda del mundo. Que Colín le haya defendido de esa manera, que haya obligado a un alfa a arrodillarse ante él, que le haya proclamado como alguien suyo frente a otros sin miedo había sido lo más bizarro y bonito que había presenciado en su existencia. ¿Qué estaba mal con el?, solo el recordar al rubio con esa mirada, con esa aura protectora y fuerte era de lo más malditamente emocionante.

Suspira.

—¿Estas bien?

—Si.

—¿Seguro?

—No tienes que actuar como si te importara.

Nota a Colín apretar el volante ante su respuesta.

—Si te digo que no finjo, ¿me creerías?

—No. — responde sin dudar.

Pero ambos saben que es mentira, porque sienten sus lobos, porque solo hasta que estuvieron solos empezaron a tranquilizarse y a tener un momento de paz. Llegan al edificio y suben por el ascensor en un silencio de funeral. Llegan a su cuarto, Mario puede notar que aún quedan restos de su aroma, están mezclados con las feromonas de Colín; como uno solo. Se siente cálido, a salvo, como si su lobo relacionara el nuevo olor a su hogar. Se tiene que morder el labio ante sus pensamientos.

—¿Quieres algo de beber?

—Colín, no hagas esto más largo de lo necesario.

—Eso es un no entonces. —suelta burlón, dejando sus cosas en su escritorio. —Me imagino que sabes de antemano todo lo que voy a preguntar.

—Puedo hacerlo. — se queda de pie junto al sofá. Se permite observar con detenimiento todo. Había estado aquí casi dos días enteros y nunca prestó atención a lo lindo que era. Tenía una decoración moderna y minimalista, lo encontró un tanto curioso debido a la excéntrica personalidad de su dueño...

... del dueño del cuarto, no de él. Colin no era dueño de él,  se refería a...

—¿Puedo sentarme aquí? — pregunta, tratando de ignorar y huir de sus vergonzosos pensamientos.

—Adelante, es tuyo. —le responde. Toma asiento y Colín lo hace en la silla que ha arrastrado hasta quedar frente a él.

—¿Quieres explicarlo o prefieres responder lo que pregunte?

—Dios, es tan raro que estes actuando tan cordial. — Mario lleva ambas manos a su cara, cubriendo su rostro. Esta en una crisis, en un choque emocional increíblemente tenso.

—¿Te disgusta?

—Solo es muy raro. Siempre estas retándome y hablándome con ese tono de superioridad. Nunca preguntas, tu solo demandas las cosas y es muy extraño.

—Supongo que tienes razón...

Colín recarga su espalda en el respaldo de la silla para darle a Mario un poco más de libertad, dando la imagen de estar más lejos de lo que realmente está.

Pêche  [Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora