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Lo tenía todo listo, estuvo toda la noche practicando, se había levantado temprano para hacer esas galletas para que las probara recién hechas y justo ahora, no quería salir de su casa. ¿No estaba siendo ridículo?, ya no tenía quince años, por dios, ¿por qué estaba tan nervioso?
Tikki le había animado a salir, diciéndole que imaginara el rostro que probablemente haría Colín al verlas.
Entonces, quiso regresar a su cama porque solo podía imaginarlo haciendo su típica expresión exasperada, esa que le hacía a todo mundo cuando se acercaba a él.
Camina a la escuela divagando.
—No, no puedo pensar así... seguro que le gustan... o las odia... las va a odiar, las detectará, las escupirá y las tirará a la basura... ¿siquiera le gusta el chocolate?, las hice dulces, ¿y si prefiere el amargo?, Dios, no sé mucho sobre él, ¿es esto lo correcto?
Suspira derrotado, entra al salón y se sienta en su lugar.
Recuerda entonces la expresión que tenía en su rostro cuando habló de él con la señora alcaldesa. Esa sonrisa y esos bonitos ojos no habían sido una alucinación, y para ser sincero, quería verlo de nuevo.
Se llena de valor y las deja en su mesa. Sale del salón, antes de que pudiera arrepentirse y decide que va a esperar a Aly afuera.
Su amigo pregunta por lo sucedido, parece ansioso por sus palabras, pero no dijo mucho. Le respondió que no había pasado nada porque no había podido hablar con él.
Cosa que era cierta, pero omitió detalles.
Entra al salón de nuevo ya con su amigo, poco después llega él junto a Samuel.
Ve de primera fila el como sus ojos se abren con sorpresa al ver la bolsa. Parecen confundidos, extrañados.
— ¿Qué es esto?, ¿los compraste porque tenía tiempo sin venir? — le pregunta a Samuel.
—No, yo no fui. —parece igual de sorprendido.
—¿Entonces quién? — Colín la toma y la revisa.
Lo ve entonces.
Colín siente que tal vez ha muerto y que nadie le ha avisado todavía. No, sentía más bien que alguien le estaba asesinando, con todo el dolo posible.
Hay una nota con un cachorro dibujado en ella.
— ¿Qué es eso? —Samuel se acerca queriendo ver lo que hay dentro, pero el rubio cierra la bolsa para esconderlo rápidamente.
—No es nada... — dice. — ¿Qué quieres desayunar hoy?
—Oh, no lo sé, ¿qué te parece si...
Mario no escucha más, y no quiere hacerlo, en realidad. Prefiere quedarse con esa fugaz mirada que le robó al alfa cuando notó el dibujo.
Aún así, siente que falta algo.
Colín ni siquiera le ha visto correctamente, ni una palabra fugaz como días anteriores. Nada.
Trata de transformar esa ansiedad, la que siente de pronto, en motivación para hacer algo mejor mañana.
Y lo hace, le cocina unos croissants entonces al día siguiente. De nuevo los pone en una bolsa junto a una nota con un cachorro en ella.
Recuerda que alguna vez le llamo así y Tikki se lo había confirmado emocionada, pues ella creía que era un apodo de lo más lindo; y, sobre todo, inesperado viniendo de alguien que le llamó "estúpido panadero" toda su vida.
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Pêche [Omegaverse]
FanfictionEra difícil imaginar quien era el gran héroe de París detrás de esa máscara, más no suponer que en definitiva se trataba de una alfa. Aunque, si prestabas un poco más de atención, podías notar su sutil aroma a durazno. Colín lo notó. [...]