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Eran animales, Colín era consciente de eso. Su sociedad se basaba en jerarquías ridículas que por alguna extraña razón todos decidían obedecer.
Los alfas eran quienes gobernaban; eran fuertes, inteligentes, líderes innatos y tenían poder sobre otros gracias a su voz de mando.
Le seguían los omega; pequeños, sumisos y los únicos capaces de controlar a la especie dominante con sus dulces feromonas.
Luego los pobres y menospreciados betas.
A Colín le agradaban los betas. Eran normales. No tenían la desgracia de sufrir olores y ciclos propios ni ajenos. Parecían tan felices ignorando todo el caos a su alrededor que a veces hasta los envidiaba.
—Joven Colín, ¿qué opina al respecto?
—¿Habla de lo ridículos que son los estereotipos que la sociedad se ha encargado de crear o de lo maravillosos que son los betas?
Escuchó a Samuel contener una carcajada.
—Hablo del experimento...
—Ah... —volteó a ver a su alrededor, notando que estaban en el laboratorio de química con bata y anteojos protectores por el experimento pirotécnico que tenían. —Las chispas son bonitas... — mueve el polvo que tenía en la espátula, provocando unos pequeños destellos.
El timbre logra salvarlo de otra pregunta. El profesor suspira con cansancio después de permitirles la salida.
Samuel empieza a reír entonces.
—¿De qué te ríes, animal?
—¿Sigues pensando en eso?, ¿en serio?
—Adivina de quién es culpa. No debiste mostrarme ese estúpido documental en primer lugar.
—¿Qué fue lo que te molesto de él?, ¿la información presentada o el que te hayan puesto como un animal sin escrúpulos, oh gran alfa?
Colín se quita la bata y se la lanza.
—No soy un animal... pero apoyo la idea de que los alfas lo son... en todo caso; si, lo soy, pero no porque quiera... ¡a veces te detesto como no tienes idea!
—Ya, tranquilo... — dobla la prenda y la guarda en la mochila del rubio antes de entregársela. —Ven con tu omega e imprégnate de su calmante olor, animal sin escrúpulos. — intenta abrazarle, pero el rubio se lo impide comenzando a caminar hacia la salida.
—No me molestes con tu asqueroso olor a fresa... — cubre su nariz. Sabía que Samuel no desprendería ningún olor, estaban en la escuela después de todo, pero aun así prefería prevenir.
— Además de animal, tienes pésimos gustos. — se lanza a abrazarlo de nuevo, fallidamente.
Muchos veían la escena a escondidas, pues si el rey llegaba a verlos divirtiéndose a costa suya sería un infierno para todos. Literalmente.
Era bien sabido que Colín; uno de los pocos alfas puros que había y Samuel; un peculiar omega dulce, eran mejores amigos desde antes de descubrir su género. Aunque más de alguno conspiraba que en realidad eran compañeros desde hace años.
—Claro que no, me gusta Adrianne, por ejemplo... — comenta, pues la rubia iba pasando junto a su amiga.
—Que dulce eres, Col... sí tan solo fueras un lindo omega lo consideraría... — sonríe burlona.
—¿Ves?, a esto me refiero. — gira a ver al peli naranja. —¿Desde cuándo un alfa mide 162 centímetros?, los estereotipos están obviamente equivocados...
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Pêche [Omegaverse]
FanfictionEra difícil imaginar quien era el gran héroe de París detrás de esa máscara, más no suponer que en definitiva se trataba de una alfa. Aunque, si prestabas un poco más de atención, podías notar su sutil aroma a durazno. Colín lo notó. [...]