Capítulo 6: Alianza.

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Capítulo 6: Alianza.

Había pasado una semana desde que pudo regresar a casa. Todo seguía igual tras su desaparición, si acaso la capa de polvo acumulada se había hecho un poco gruesa. Le tomó tres días decidirse a abandonar ese pequeño pueblo que había sido su lugar seguro durante los últimos años. Lo acontecido había dejado mella en su interior y sabia que si seguía frecuentando los mismos lugares de siempre volvería a tener un quiebre. Salir de ese hoyo de miseria le había tomado siglos, y no pensaba dejarse arrastrar nuevamente a esa oscuridad.

Por esa razón es que había tomado un par de mudas de ropa y realizado una visita a la capital, donde estaba la agencia de viaje más cercana y podría elegir un nuevo destino donde asentarse. El extranjero le parecía la opción más adecuada. Un cambio completo. Nuevo clima, nuevo horario, nuevo entorno, y esperaba que con un poco de suerte, nuevo yo. Aun había cosas de esta era moderna que no había tenido oportunidad de disfrutar ¿Disneylandia sería tan divertido como decían sus publicidades? Podría comprobarlo por sí mismo.

De vuelta en el pueblo, descendió en la estación de trenes con la idea fija de empaquetar las pocas cosas que lo acompañarían en esta aventura. Era de noche y las estrellas salpicaban el firmamento, pero se negó a la idea de tomar un taxi. Caminaría, sería su última noche en el campo, bien podía disfrutarla con una caminata a la luz de la luna. Le había preocupado que ese cazador apareciera de la nada por su casa en busca de su cabeza. La verdad es que era lo que había esperado que pasara. Pero el tiempo corría y no daba señales de interés. Bien había decidido dejarlo tranquilo, o bien sus heridas eran mucho más profundas y complejas de lo que parecían y le estaba llevando más tiempo recuperarse. Estaba dándole vueltas a estas y varias otras opciones cuando notó que al parecer la luna no era lo único que iluminaba esa noche de primavera.

Con sorpresa observó como enormes columnas de humo negro ascendían hacia el cielo en la distancia. Justo donde se asentaba el grueso del pueblo. Con la sensación de un clavo ardiendo asentándose en su estómago corrió a toda velocidad hacia donde se desarrollaba la desgracia.

En solo un par de minutos se encontró en el centro de la plaza sin poder dar crédito a lo que veía. Lenguas de fuego descomunales consumían lo que iba quedando de edificaciones, las calles salpicadas de cuerpos en todas las posiciones posibles como piedras arrojadas al barro. El olor a sangre, madera y carne quemada le inundaba las fosas nasales impidiéndole pensar con claridad. Pero algo mas se condensaba en el ambiente, algo siniestro que le oprimía la garganta instándolo a correr. Magia negra. Restos de magia negra saturaban el ambiente, adhiriéndose a cada rincón de ese pueblo olvidado.

Como un zombi, comenzó a caminar recorriendo las calles, la vaga idea de hallar sobrevivientes como una pequeña luz de esperanza en el fondo de su cabeza. Una sensación se había pegado a su cuerpo como una fina capa de sudor, conocía ese rastro de magia. Sin embargo, se negaba a creer que fuera cierto. No podía ser cierto, porque eso solo podía significar que había regresado, y de ser así, todo estaba perdido. No, no podía pasar. Se cerraba ante la posibilidad de volver a enfrentarse a...

Frenó de golpe. Frente a él, el pequeño cuerpo de la mujer del cazador se hallaba en el suelo, vuelto hacia un lado dándole la espalda. Con un nudo en la garganta cada vez más grueso se puso de rodillas apresurándose a tomarle los brazos y girarla hacia él, deseando que no fuera demasiado tarde.

Pero lo era. Los ojos sin brillo de la pequeña humana reflejaban sin ver la inmensidad del cielo nocturno, enormes llamas enmarcando esa mirada perdida en el mas allá. Por un momento sintió ganas de llorar, sorprendido al descubrir que todavía conservaba la capacidad de emocionarse lo suficiente como para querer hacerlo. Pestañeó un par de veces dispuesto a intentar revivirla como fuera, pero las heridas en su cuerpo eran demasiadas, y la pérdida de sangre imposible de recomponer. Cortes profundos adornaban sus extremidades, al igual que la de todos los otros cuerpos que se encontró en esa masacre. La idea de quién era el responsable tomando cada vez más fuerza en su interior.

ENLAZADOS [#PGP2024]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora