Cuando el amor es amor no se mira el color o el sabor...
El amor es amor, eso es lo que es.
A veces vemos cosas que son y cosas que no son.
Pero el amor es esa persona que ve tus cicatrices y aún así se queda a besarlas....
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Pedri pestañeo sorprendido, ¿Acababa de oír? No, no, no y no. De seguro es el alcohol en el sistema de Pablo lo que dijo eso estaba seguro, no podía ser.
Ambos ingresaron al hotel, el azabache tratando de que no hiciesen mucho escándalo ya que se les había pasado la hora del toque de queda digamos que tener al menor riendo y balbuceando cosas sin sentido no ayudaba mucho, milagrosamente logro meterlo al elevador. Ahora la cuestión era a donde lo llevaría, ya que si hacían mucho jaleo los podrían oír y lo menos que ahora necesitaban era eso, finalmente llegó hasta la puerta de su habitación y antes de que el canario colocará las llaves en la cerradura la puerta se abrió dejando a la vista a un Feran con el ceño fruncido.
—¡Hasta que apareces Pedri Potter!
— ¡Shhhh! —lo regaña con la mirada el ojimiel — ¡Calla chaval que nos van a oír!
Ferran ladeo la cabeza al percatarse de la presencia del mediocampista menor— ¿Gavi?
— Shh —el menor remedo a Pedri mirando a Ferran con una sonrisa.
— ¿Qué est...?
— Anda ayúdame a meterlo y te explico luego —interrumpió al valenciano.
Entre ambos mayores lograron meter a Gavi al cuarto y dejarlo acostado en la cama del canario que soltó un suspiro mirando al menor que cerro los ojos.
— ¿Ya me vas a decir qué ocurre? —cuestionó Ferran mirando también a Gavira.
— Se ha pasado de copas —explico.
— De eso ya me he dado cuenta, gilipollas —contesto obvio — Me refiero entre vosotros. Hace menos de unas horas estabais que os matabais y ahora traes a Gavi borracho —miro de reojo al canario.
Pero antes de que este pudiera contestar el menor balbuceo cosas inaudibles.
—Pe....pe...Pepi...
— ¿Pepi? —el valenciano arqueo una ceja — Jo, si que está malito esté de verdad eh.
— ¿Qué pasa pequeño? —ignoro olímpicamente al mayor y se acerco al menor.
—....Pepi....
— Estoy aquí...
—...vomito...
—¿Quieres...? ¡Ohhh!
Entonces lo comprendió y tras levantar al menor lo llevo al baño, el menor utilizando su poquita fuerza que le quedaba en su cuerpecito se arrodillo frente al retrete hundiendo su cabeza en dicho lugar agarrándose de los costados con fuerza expulso todo lo que había comido en el día, entre arcadas y sonidos grotescos con un Pedri hincado a su lado acariciándole dulcemente la espalda diciéndole cosas reconfortadoras. Tras unos 30 minutos aproximadamente que parecieron una eternidad el menor dejó de vomitar, Pedri lo ayudo a levantarse y lo limpió con una toalla mojada el resto de vomito que tenía en su carita posteriormente lo llevó devuelta a su cama pero antes de acostarlo lo cambio le puso el primer chándal y la primera sudadera que encontró en su armario y luego lo acostó, bajo la incrédula mirada de Ferran.