Cuando el amor es amor no se mira el color o el sabor...
El amor es amor, eso es lo que es.
A veces vemos cosas que son y cosas que no son.
Pero el amor es esa persona que ve tus cicatrices y aún así se queda a besarlas....
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Gavi había llamado a Pedri para tranquilizarse si bien no le había comentado al canario sobre que se reuniría con Aurora escuchar su voz lo tranquilizo un poco, estuvo esperando al rededor de unos quince minutos al taxi que había pedido para ir a la cafetería, el viaje fue algo largo para su gusto iba con la capucha de la sudadera marrón puesta —que casualmente nunca le devolvió a Pedri— con los Airpods puestos y una sonrisa de tonto enamorado decoro su rostro al oír una canción que le hizo recordar a Pedri.
I found a love, for me
Darling, just dive right in and follow my lead
Well, I found a girl, beautiful and sweet
Oh, I never knew you were the someone waiting for me
Encontré un amor para mí Querida, solo entrégate y sígueme Encontré a una chica hermosa y dulce Nunca supe que eras tú la que estaba esperando por mí
Sonrió cerrando los ojos recordando su primer beso, la forma en que Pedri lo silencio con ese beso.
[Las manos del sevillano fueron a parar a la nuca del mayor acariciando dicha parte mientras que el canario bajo las manos a la diminuta cintura de su contrario. La unión de sus labios es suave, como el roce de la lluvia, se encuentran con timidez, pero se abrió intenso y el fuego comenzaba a arder. Pedri aprieta con fuerza su cintura entre sus manos mientras muerde ligeramente su labio inferior con pasión y deseo. Gavi jadeó, perplejo pero se dejó llevar abriendo ligeramente la boca causando que sus lenguas se encuentren en una batalla infernal eterna llena de lujuria. Se apresan hasta con los cuerpos, buscando fundirse uno en el otro. Ambos sintieron que algo estallaba en sus pechos y que un extraño hormigueo les recorría por todo el cuerpo.
Las manos de mayor fueron a parar a los mulsos del menor cogiéndolos con fuerza dando un apretón impulsándolo a levantar los pies del suelo y enroscar las piernas en su cintura, lo sostuvo del culo amasándolo a su gusto. Pablo gimió contra los labios contrarios al sentir el frío de una de las taquillas en la espalda, enredo las manos en el cabello azabache del canario, que comenzó a descender los labios desde su boca, y mandíbula para terminar dejando besos húmedos junto pequeños mordiscos en su cuello, cansándole escalofríos.
— Jo-joder...—gimió el menor ladeando la cabeza dándole más acceso a su piel sensible del cuello.
— Me encantas...— el mayor gruño contra su piel dejando un mordisco fuerte en dicha parte. ]