Epilogo

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[Leer con Mi Vida Entera — Morat] 

Y es que al fin

Si te casas con un loco

Vas a ver

Que es la magia poco a poco

No podrás distinguir

Entre besos y palabras

Un te quiero no me alcanza

Dame todo, di que sí



Se removió incomodo en el sillón del hospital cuando un objeto fue lanzado a su rostro, confundido y aturdido abrió los ojos para encontrarse con un Pablo mirándolo con el ceño fruncido

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Se removió incomodo en el sillón del hospital cuando un objeto fue lanzado a su rostro, confundido y aturdido abrió los ojos para encontrarse con un Pablo mirándolo con el ceño fruncido.

— Joder hasta que despiertas —se quejó cruzado de brazos — No me puedo levantar pero ya era capaz de lanzarte agua —bromeo divertido.

Pedri pestañeo notablemente confundido, se pellizco la mano disimuladamente y no, no estaba soñando. Pablo estaba allí, su Pablito estaba vivo, sólo fue una pesadilla horrible.

—¿Por qué me miras así? —cuestionó confundido.

En menos de lo esperado Pedri se acerco y lo miro con los ojos cristalizados.

—¿Pepi estás bien? 

— Estás vivo...—murmuro con lágrimas contenidas.

— Pues...claro...—el menor suspiro al percatarse de lo ocurrido —¿Una pesadilla?

—Si...

—Ven aquí.

Su pequeño brazo se deslizó alrededor del cuello de Pedri quién enterró su rostro en el pecho de Pablo y un mar se deslizaba por sus ojos, se acercó más a él, hasta unirse con él en la camilla, en un cálido abrazo, el sevillano colocó una mano en su espalda haciendo pequeños círculos mientras que con su otra mano acaricia su cabello.

—Esta bien, libera todo, lo necesitas—sus cuerpos entrelazados, dos personas con dolor y destrucción en su vida, que cuando se juntaban sólo buscaban ser su mejor versión.

Pasaron unos minutos así donde solo se oía a Pedri llorar en el pecho de Pablo. Al menor se le formo una sonrisa al tener un deja vu, recordó la situación del avión el día donde todo cambio entre ellos dos y no pudo evitar sentir a su corazón latir con fuerza contra su caja torácica.

 —¿Mejor? —cuestionó tras un rato.

— Te amo...—musitó incorporándose para mirar al menor a los ojos.

De Canarias A Sevilla {Gadri}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora