Cotilla

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— Gavi ¿Qué te ha pasado en el mulso? —pregunto un curioso Lewandowski acercándose a el.

—¿Cómo dices? 

El polaco no tuvo oportunidad de responder ya que Fermín se acerco al menor que aún se encontraba confundido por la pregunta del polaco, levanto una mano en señal de chocarla con el menor y al hacerlo el rubio lo acerco a él en un abrazo disimulado se colocó de una forma que no se viese aquella marca.

— Acomódate el short —murmuro en su oído entre dientes el rubio indicándole con la mirada su muslo.

— Puta madre...

Si menuda mierda. 

Por más que el rubio lo tratara de cubrir todos lo habían visto. En el campo se podían distinguir dos emociones sin duda alguna, la primera era la vergüenza que era representada por un Pablo más rojo que el puesto de tomates del supermercado de vuestro barrio y estaba así debido a la preocupación de lo que podrían pensar sus compañeros deseando que la tierra lo tragara para escupirlo en la comodidad de su cama en Barcelona , mientras que la conmoción era representada por un Pedro más pálido que la leche que vende el lechero de confianza de vuestra madre, sintiéndose tan mal que lo más probable era que se desmayara allí mismo. 

El menor se sintió desnudo ante las miradas de sus compañeros cuando se acomodo el short para tapar la marca.

Como odió a Pedri. Lo odió con cada fibra de su ser. 

Si se era posible ideo mil y un formas de matar al canario, para enterrar su cuerpo y nunca lo encontrasen. 

— ¡Ir tirando todos para vestidores! —exclamo Xavi antes de que se armase el revuelo  — ¡Menos vosotros dos! —apunto al canario y al sevillano.

Aquello les callo como un balde de agua fría a los dos jóvenes, que bajo las curiosas miradas de sus compañeros fueron a donde su Mister que los veía con cara de circunstancia y cruzado de brazos.

— ¡Pero que os pasa a vosotros, chavales! —regaño cuando ambos se acercaron a él.

— Mister...—el ojimiel no pudo culminar su oración debido a que fue principalmente interrumpido por el hombre mayor.

— Mirad ni entro ni salgo en vuestra vida privada —alterno la mirada entre los dos niños frente a él — Pero si afecta vuestro rendimiento en la chancha. Me temo que si debo meterme —suspiro— Lo que os pase a vosotros dos lo solucionáis pero así  — chasqueo en el aire —¿Os ha quedado claro?

— Si Mister.

— Como el agua.

— Vale. Que como no metan caña —los apunto con un dedo — Iréis directos al banquillo.

De Canarias A Sevilla {Gadri}Donde viven las historias. Descúbrelo ahora