Si tu vida se desmoronará en este instante ¿Cuánto serías capaz de soportar para mantener unidos los pedazos?
A veces es imposible descifrarlo. No tienes respuesta a la pregunta hasta que sucede.
...
Seis meses atrás todo se derrumbó, no frente a...
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Dylan pasó por el pasillo y su mirada se clavó con odio en la persona a mi lado.
Di un respingo, por la tensión que se precipita en el ambiente y por los ojos cargados de una aversión palpable.
Por un segundo, entiendo que es justificado, y tomando en cuenta que el chico no se ha disculpado en absoluto, no puedo culparlo. Yo haría lo mismo.
El rubio bajó la mirada, avergonzado, sus mejillas se sonrojaron.
—¿Todo bien?
Él asintió con lentitud.
—Sí. Todo bien.
Pero detrás de esa simple frase, tengo el presentimiento se esconde una multitud de emociones y algo más que yo no voy a ser capaz de comprender. Circunstancias que se escapan de mi entendimiento.
Asentí.
Y junto con ese asentimiento se desarrollan una multitud de preguntas, ¿Él conocía a Dylan antes de que llegará? ¿Tenían algún tipo de relación?
Fruncí los labios, y me obligué a dejar de pensar en eso, no me ayudaría a recibir respuestas y las dudas que se arremolinan en mi interior van a terminar consumiéndome.
—¿Drey?
—¿Como sabes mi nombre?
Pregunté inquieta.
—¿Sabes que eres la noticia más popular del momento, no? Todos hablaban sobre ti. Aún lo hacen, escucho de vez en cuando uno que otro rumor en los pasillos.
Enarqué una ceja, confusa, procesando que he sido una sensación y lo acabo de descubrir. Sacudí la cabeza para centrarme, y asentí como invitación al rubio para que formule la pregunta.
—¿Te han seguido molestando?
Desvió la mirada. ¿Qué podía responder? No voy a mentirle, negarlo no cambia nada, y confesarlo tampoco. No va a poder hacer nada de todas formas.
Asentí.
—No importa. Puedo acostumbrarme.
—La idea es que eso no suceda.
Yo suspiré.
—Es inevitable no normalizar lo habitual.
—Entonces evitemos que se vuelva habitual.
Ladeé la cabeza.
—Y aún si lo hace. No puede normalizarse algo que está mal.
Me relamí los labios. Reprimiendo una risa por la situación en la que él se encontraba, más que por la mía.
