Segundo día

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O9/09/2025

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O9/09/2025

Terminé de desayunar en silencio, y con la soledad acompañándome.
Todo lo organizado ayer, lo he vuelto un desastre buscando. No lo encontré. Hablaré con papá, y esperaré que se encuentre entre algunas de sus pertenencias por un error mío.

Camine de puntillas, hasta llegar a la sala, me detuve camino hacia la puerta y corrí a la cocina, en una nota adhesiva extraída de mi bolso y con un bolígrafo garabateo:

"Les dejé el desayuno listo en la cocina, me iré temprano para conocer las instalaciones.

—Audrey"

Tomé una bocanada de aire.

Toda una vida nueva.

Quizá hasta ahora, es que lo estoy aceptando. Ahora que me dirijo a mi nueva secundaria donde no conozco a nadie más que a Dylan.

Y con conocer me refiero a solo saber su existencia. Nada más. Y no sé que tan decepcionante es.

Conocer significa más que eso. Conocer es saber los miedos y deseos, los colores y comidas favoritas, las series y canciones que aman porque le recuerdan a alguien o por el simple hecho de que se ven a sí mismos reflejados.
En ese caso, Dylan no cuenta como alguien, en ese caso no conozco a nadie. Solo a mí misma. Y no muy bien.

Al menos sé de la existencia de alguien y él sabe la mía, no sirve de mucho consuelo, pero es mejor que llegar a un lugar donde todos los rostros son extraños.

Extraños que pueden ser amigos potenciales. Extraños que en menos de un año pueden significarlo todo. Extraños que jugarán un papel en mi vida que no conozco aún.
Extraños que pueden ser nada. O no.

Suspiré.

Unos pasos me sacan de mí ensimismamiento, y cuando me vuelvo para ver de dónde provienen veo a Dylan bajando las escaleras.

Ladea la cabeza con sutileza, y se cruza de brazos, observándome con rigidez. Parece debatirse entre decir algo o solo dejarme ir.

Aprieta la mandíbula.

Se relame los labios.

Vuelve a subir las escaleras.

Suspiro de alivio, y me voy. Me dirijo hacia la secundaria. El camino es rápido con Good Feelings de Austin French sonando a todo volumen.

La sensación de adormecimiento se desvanece de forma leve.

Al entrar a la secundaria me quito mis audífonos, y los guardó en el bolso. Mis pasos se apresuran para llegar hasta la oficinas administrativas. Espero para recibir mi horario de clases y la llave de mi casillero.

Pasan apenas unos minutos para que me entreguen todo lo que necesito. Comprobé mis clases de hoy, y me dirijo hasta el número de casillero que me indicaron.

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