Dedicado a KIDDO_cof <3
10/09/2025
Segundo día de clases en mi nuevo instituto, tercer día en una casa que sigue sin sentirse propia.
Permanecí recostada en la cama. Observando el techo y la luz que se refleja. Esa ha sido mi actividad favorita desde hace seis meses. Seis meses. La fecha que cada vez que pienso en ella causa que mi estómago se retuerza.
8 de febrero de 2025.
Cerré los ojos. Esperando que la fecha se borre de debajo de mis párpados. Ha permanecido ahí. No se va por más que lo intenté.
He llenado mis días de actividades, de siete a doce escuela, de doce a una almuerzo, en esa hora tengo veinte minutos para ducharme, de una a tres voluntariado, incluye diez minutos exactos para darme otra ducha, de tres a cinco visita clínica, de cinco a siete estudiar con otros diez minutos más para volver a ducharme, de siete a ocho cena, y de ocho a nueve dormir. Luego repetir.
Las primeras semanas funcionaba. Todo estaba en mi calendario, dividido por bloques de tiempo, hasta que un día mi cuerpo no pudo levantarse más, como al principio. Se quedó inmerso en una especie de prisión en la que yo misma me había empujado. Y desde ese día, no pude volver a salir.
Mis ojos observan con fijeza el techo. Entrecierro los ojos. Termino cerrándolos.
No quiero abrirlos de nuevo. Cada vez que los abro mis pensamientos se plasman en el color blanco con tinta negra, yo los escribo, como una forma de castigo o tortura.
Recordatorio.
Porque una parte de mí se niega a olvidar.
Desde esa fecha, me sucede lo mismo. Todos los días. Por eso es mejor tener mi calendario repleto. Sin tiempo libre, no puedo acostarme hasta que llegue la noche y me encuentre tan agotada que lo único que mi cerebro hace al acostarse sea apagarse. No pienso. No hay nada que se vea debajo de mis párpados más que oscuridad.
Oscuridad. Nada más. No veo nada. No siento nada.
En estos momentos, lo que más debería anhelar es sentir. Meses con cada parte adormecida hasta el punto de no percibir sensación alguna dentro de mí. No sé si detestarlo, o no. Me ha salvado. Sé lo que estoy evitando, y no quiero enfrentarlo.
No quiero enfrentar el dolor.
¿Es cobarde? Quizá. Quizá lo es. No me importa ser cobarde.
Recuerdo las palabras de los demás. No usaban la palabra cobarde para referirse a mí. Preferían lo contrario "valiente".
Sobrevivir a algo que no tenías la opción de enfrentar, no sé si debería considerarse valiente.
Era lo que era. No tenía control sobre nada. Fue insignificante. Lo que podía hacer era insignificante. Tuve que aceptarlo y adaptarme.
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Hallazgo
Teen FictionSi tu vida se desmoronará en este instante ¿Cuánto serías capaz de soportar para mantener unidos los pedazos? A veces es imposible descifrarlo. No tienes respuesta a la pregunta hasta que sucede. ... Seis meses atrás todo se derrumbó, no frente a...