Si tu vida se desmoronará en este instante ¿Cuánto serías capaz de soportar para mantener unidos los pedazos?
A veces es imposible descifrarlo. No tienes respuesta a la pregunta hasta que sucede.
...
Seis meses atrás todo se derrumbó, no frente a...
El salón se encuentra vacío cuando entré en mi primera clase del día. Me senté en el primer asiento de la esquina. Revisé mi calendario y agregué mi horario de clases, corroboré que mi salida es temprano y me bastó un vistazo para confirmarlo. Mi horario no colisiona con mis demás actividades.
Alcé la vista al escuchar murmullos, el espacio se llena de estudiantes y rostros desconocidos. Excepto uno. La chica de ojos avellana entra y se sienta al fondo, agradecí que se encontraba distraída conversando con alguien más y no me notó.
Escuché más murmullos y susurros poco disimulados sobre mí, sobre "la chica nueva sentada en la esquina". Alcé el mentón y me centré en la clase.
Una vez terminé, me levanté y caminé hasta una máquina dispensadora, y compré algunos chocolates. Mis pasos me conducen hasta el patio. Visualizo a lo lejos a Dylan sentado en las gradas, solo. Ladeé la cabeza con sutileza al ver que come lo que preparé más temprano.
Observé a los lados, esperando ver a alguien más acercándose hacia él. Parecía de pocos amigos, de esos chicos que solo tienen dos o tres personas muy cercanas. No esperaba que no tuviera a nadie, al final todos tenemos a alguien, ¿No es así?
Parece que él no.
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La segunda clase del día la comparto con Dylan. Además de la última. Esperé a que ambas clases terminen para irme. Dylan camina a mi lado hasta la salida, él va hacia la izquierda y yo a la derecha, él se detiene, observándome.
—¿A dónde vas?
—Iré a hacer algo. No te preocupes, regresaré luego, mi papá ya sabe lo que hago después de clases.
Él me observa un segundo más, antes de darme la espalda y caminar con tranquilidad.
Yo sigo mi camino hasta llegar al refugio, abrí la puerta y sonrió al ver a Julie.