Si tu vida se desmoronará en este instante ¿Cuánto serías capaz de soportar para mantener unidos los pedazos?
A veces es imposible descifrarlo. No tienes respuesta a la pregunta hasta que sucede.
...
Seis meses atrás todo se derrumbó, no frente a...
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Me levanté de la cama, mi cuerpo se quejó con cada movimiento, apesadumbrado, por el dolor de los moratones en mis costillas y abdomen.
Revisé la hora. Hoy Wren no recibía quimioterapia, por lo que no la visitaría.
Un pinchazo de alivio me sobrecoge al saber que el día no será tan ajetreado y podré quedarme más tiempo en la cama.
Mi estómago gruñe, obligándome a salir de mi habitación en contra de mi voluntad.
Bajé las escaleras arrastrando los pies.
Solté un bostezó y escuché el ruido del televisor. Sonreí para mis adentros y me recosté de la pared para observar a Dylan en el sofá viendo una película de DC.
Reanude el paso hacia la cocina y me preparé un tazón de cereal.
—Hey, Drebear
Enarqué una ceja.
—¿Disculpa?
—Tú me llamas Dielan, tengo derecho a decirte de una forma que te moleste.
Rodé los ojos.
—Como quieras.
Me serví mi cereal y tomé el plato entre mis manos para subir a mi habitación.
—¿No quieres venir a ver la película?
Parpadeé, varias veces, un tanto extrañada por la proposición.
Asentí con lentitud.
—Bueno.
Me acerqué con mi tazón de cereal, y me senté con cuidado en el sofá para no derramar la leche. Dylan miró de reojo el tazón.
—Con que eres tú la que ha acabado con el Choco Krispi.
Fruncí el ceño.
—Te he visto hasta comer tres veces en un mismo día, ¿Cómo no sufres de diabetes con la cantidad de azúcar que eso contiene?
Chasqueó la lengua.
—Voy a empezar a comprar leche de soya, cereal de maíz, frutas y granola para que puedas disfrutar de una versión más saludable.
—Mi choco krispi no es reemplazable.
Repliqué a la defensiva.
Es una de las pocas cosas que me produce algo de ganas de vivir.