CAPITULO 65.

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Alana Ivanova

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Alana Ivanova.

Cuando desperté mi casita estaba desolada, totalmente vacía. Osea, excluyendo a los soldados del techo, también los que conseguías en cada pasillo, en la entrada, en la parte donde encierran a los asquerosos, en la cocina, en la oficina de mamá, en la de tío Driel, en el puente... Bueno, si, quizas la casa no estaba tan sola como creía.

Abro la manilla de la ducha después de montarme en una silla, termino de bañarme ya que no había nadie que me ayudara y como no vuelvo a llegar a la manilla la dejo abierta, salgo y me coloco unos pantalones de mezclilla rosa, junto con mi camisa favorita dónde sale la princesa Rapunzel y me coloco mis tacones de juego que son parecidos a los de mami.

Antes de que pueda abrir la puerta, la voz de mi tía Andriette me detiene... Por el reloj de mami ví que eran las siete de la mañana y yo no debería despertar hasta las nueve.

— No me grites. —vuelve hablar mi tía. Por la falta de la próxima voz, supuse que estaba hablando por teléfono. — Está dormida... No, no voy a despertarla para que hables con ella... ¡Sabes que le cuenta todo a Dhalia!.. Dije no, no me presiones... Alargo los más que puedo el antídoto, pero necesito que te apresures .... Si el lince está aquí... Ajá...

Me acuesto en el piso y veo por la rendija de la puerta sus típicos zapatos Alexander McQueen bajar las escaleras, su voz va disminuyendo hasta que se desaparecen. Me levanto del suelo abriendo la puerta asegurandome que no haya nadie aquí, pero hay un guardia al final del pasillo.

Si hay una sola persona aparte mi mami, que finge odia a mi papá, esa es Andriette. La descubrí hace unos días tomándose fotos en ropa interior, y luego la escuché hablando con un tal "león" ¿Y quién es el león de la pirámide negra? Mi papá, obvio.

Vuelvo a cerrar la puerta, decido cambiar mis tacones por unas zapatillas sencillas y rosadas... Obvio... Me ajusto la cola que logré hacerme, jalo una esquina del televisor el cual se abre junto con el pasadiso ultra, mega secreto que usamos mami y yo para comer chocolate, entro en el. Agito mi mano en el aire, incluso tengo que pegar algunos brincos para que las luces se activen y comience mi recorrido por toda la casa.

— Nop, por aquí no es. —digo cuando salgo a la cocina, aunque aprovecho para agarrar unas Donuts que están sobre el mesón y vuelvo a mi búsqueda.

A la próxima salgo en la oficina de mamá, retiro esto de seguir comiendo dulce y decido ir a su mini refrigerador para agarra un biberón y volver a mi búsqueda. A la cuarta o quinta equivocacion logro llegar a la habitación de Andriette.

Hago una mueca cuando veo otro par de zapatos de Alexander McQueen... ¿Qué tan poco dinero tiene para comprarse esos zapatos? ¿Y qué tan loca es para tener cinco pares del mismo zapato? Desvío la mirada de los zapatos y la fijo en la ropa...

Uy, ropa de viejas.

Mama suele usar tops, prendas doradas o de brillo, rojo, blanco y negro... También he visto prendas en color vino o verde oscuro. Normalmente se mantiene en los colores opacos, suele decirme que así no la rastrean tan fácil si le toca esconderse aunque es imposible no verla cuando se coloca un vestido rojo. Pero... Tía Andriette al parecer tiene el sueño de ser un vómito de unicornio.

Veo horrorizada un pantalón anaranjado, e incluso una camisa verde fluorescente. Cierro las puertas del closet con la pena de que esa mujer va a arruinar el sentido de la moda en mi Bulgaria. Niego con la cabeza, entendiendo porque es la menos favorita de mi abuela Bozhidara, aunque creo que a esa mujer no le cae bien nadie.

Fijo la mirada en la cama tendida sin ningún tipo de arrugas, las ventanas abiertas, las puertas cerradas y todo en su lugar como si tener algo fuera le perturbaria. Abro la puerta del baño y no consigo nada interesante.

¿Quién escondería cosas en el baño?

Mi tío Lucían.

Vale, si.

Hago una mueca porque no consigo nada que llame mi atención, sus joyas son aburridas igual que ella, así que decido ir por su escritorio. Cómo puedo logro montarme en la silla aunque está se desliza hasta que choca contra la cama y con impulso vuelvo hacia el escritorio, alzo la tapa de la laptop negra y el fondo de pantalla no es más que unas letras en otro idioma, como pide contraseña no me centro en el y vuelvo a cerrarlo.

Muevo algunos papeles donde solo hay números, algo que dice "Prueba de Paternidad" y otroso pocos...

¿Paternidad? ¿Prueba?

Vuelvo a agarrar aquel papel y lo doblo guardandolo en mis pantalones y sigo revisando sin mucho interés. También consigo algunas cosas que tienen mi nombre pero no les presto mucha atención ya que parecen aburridas.

— Ay, que aburrida es esta mujer. —suspiro recostandome del espaldar.

Incluso tío Driel tiene cosas más interesantes en su escritorio, como aquel papel que decía que lo iban a matar si no paga un millón de dólares... Aunque eso fue hace dos años.

Quizás no debieron enseñarme a leer a tan temprana edad.

Alzo la mirada hacia la cartelera que tiene Andriette sobre su escritorio, hay algunas notas de cosas aburridas como ella, también hay unos códigos que memorizo con demasiada facilidad... Frunzo el ceño cuando veo a mi papá de espaldas en una fotografía, sale con un traje de esos elegantes y aburridos que usa con normalidad, solo que en la fotografía, a su lado, está la mitad del rostro de mi madre, tiene un precioso vestido blanco que deja al descubierto sus hombros.

Parece una boda.

¡Yo sabía que mis papis se querían!

Me estiró para agarrar la foto y cuando llegó a ella, la silla se rueda y caigo al piso.

— Auch. —susurro sobándome la barbilla. Alzo la mano y observo la foto.

Escucho pasos fuera de la habitación así que me apresuro a encerrarme de nuevo en el pasillo secreto justo cuando escucho que la puerta se abre.

— Pero... ¿Qué diablos paso aquí? —escucho la voz de Andriette.

Las luces se encienden cuando comienzo a caminar para devolverme a la oficina de mamá, pero me detengo a detallar la fotografía. Reconozco a mi mami quien sonríe mientras que un hombre le está dando un beso, entrecierro los ojos observando la sonrisa de mi mami, parece forzada, no luce como cuando me sonríe en las mañanas... Sigo observando los alrededores y parece que están en una casa de esas que tiene papá, pero en una esquina donde apenas logra verse hay una sombra de alguien... 

Volteo la hoja y veo que tiene un escrito atrás, es un número de teléfono y unas palabras que me replantean el enseñarle esto a mi mami...

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La Reina Negra.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora