Capitulo 27

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Capitulo 27

Sirius miró a su amigo, James, cuando este le dio un codazo bajo las costillas. Lo vio sonreír y le arqueó una ceja en respuesta, siguió la mirada de chico y solo vio en el pasillo a Severus ir caminando cargando varios libros, como de costumbre. Volvió a mirar a su amigo y lo vio sacar su varita, susurrar un hechizo y realizar un movimiento de la varita, intentó evitarlo, pero James fue más rápido y lo próximo que vio fue a varios metros de ellos, como Severus dejaba caer sus libros, sostenía su estomago e inflaba sus mejillas, dejando salir una babosa expulsada de su boca cuando la abrió. Las risas estallaron, la de James fue la más fuerte.

Se quedó congelado en el sitio, observó el pálido rostro de Severus, después de la tercera babosa escupida, sus miradas se encontraron y pudo ver la decepción en el rostro del chico cuando aún así no se movió.

Apareció Regulus ayudando a Severus, para alivio de Severus, no pudo defenderse de las maldiciones que le escupió su hermano a ambos, a James no pareció molestarle, disfruto de reírse y Sirius no entendía el punto gracioso. Observó los libros tirados en el suelo, mientras un profesor llegaba a regañar a los que estaban y Evans apareció para recoger los libros, Sirius quiso ayudar, dio un paso hacia ella y esta lo miró con reproche.

—Mejor aléjate, Black—Sirius se detuvo, reconoció entre los libros que tomaba la chica el último libro que le prestó a Severus, fingiendo que lo había leído

— ¿También me acusaras de esto, Evans?—cuestionó con burla James.

—No tengo pruebas, Potter—se puso de pie—. Pero tampoco lo dudo—comenzó a caminar, pero de detuvo cerca de James y dijo más bajo—. Me siento inmensamente idiota de considerar pedirte disculpas por acusarte a la primera sin saber. Pero visto esto...te lo merecías, porque sigues siendo un niño malcriado y egoísta. Aprende modales, Potter—la chica se marcho dejando la rabia crecer dentro del chico, Sirius solo lo miró y se marcho camino a las habitaciones.

Ingresó al lugar, Remus y Peter estaba allí haciendo tareas, detrás de él, entró James.

— ¡Te dije que no hicieras una idiotez, James! ¿Y qué fue lo que hiciste? ¿Es que no piensas dos segundos antes? ¿Por qué infierno te la desquitas con él de tus problemas?

— ¿Qué demonios te sucede, Sirius? Suficiente tengo con Evans como para que tú también me regañes.

— ¿Qué sucedió?—preguntó Peter, pero Remus le pidió silencio.

—Sucede que James estaba aburrido, y no se le ocurrió nada mejor que poner a vomitar babosas a Severus para divertirse.

—Solo fue una broma, ni que fueran arañas.

—Eres un niño inmaduro—acusó.

— ¡Si, bien, soy un niño inmaduro! Al parecer todos creen lo mismo—estalló James—. ¿Es que nadie entiende que fue solo una broma? No es como para que se alteren tanto.

— ¿No es para que...?—preguntó incrédulo Sirius—. ¿Te escuchas lo que decís? Pusiste a un compañero a vomitar babosas como si tuvieras 12 años... ¡Potter madura! Porque a este paso no solo Evans te va a dar vuelta la cara.

— ¿Evans te golpeo?—preguntó Peter.

—Lo decía de forma metafórica, Peter. Evans lo mando al demonio con educación—miró a su amigo—y se lo merece—declaró antes de salir de la habitación.

Por otra parte, Severus se encontraba aún vomitando babosas, no era la primera vez que le arrojaban el hechizo, pero continuaba siendo igual de asqueroso, luego estaría horas cepillando sus dientes. No obstante, para el Slytherin, vomitar babosas no era tan asqueroso como la actitud de Black ante la situación. Fue completamente decepcionante y doloroso ver la mirada del chico, el desvió de la mirada. A la vez, era admirable lo fiel que era a su amigo, incluso si este sobrepasaba los limites, al parecer Black no tenia ética y moral, ya que continuaba como perro fiel junto a Potter.

Al comienzo de la pelea entre Lily Y Potter, lo había lamentado porque el chico solo se pego a Sirius sin que este pudiera abandonar a su amigo en el dolor. Incluso, había tenido un par de conversaciones con Lily sobre acusaciones sin fundamento, solo sospechas, básicamente ayudo a Potter. No obstante, ahora mismo sentía la necesidad de decirle a su amiga: "gracias por pelearte con Potter, eso me demostró lo estúpido que fui al creer que Black había cambiado, creer que le importaba".

Sería una noche larga para él, pasaría abrazando un cubo sin fondo regurgitando babosas, con su estomago sintiéndose revuelto, con espasmos y su boca con el sabor asqueroso. Claro, lo soportaría, pero era un Slytherin y planear estrategias era lo mejor que sabía hacer, trazaría en su mente el plan que seguiría a partir de que la última babosa saliera de su boca. Y no se trataba de venganza, no tenía sentido eso contra lo merodeadores. Su plan se basaba en alejarse de Black, poner distancia y cortaría de raíz lo que fuera que estuvieran formando entre ambos, aquella relación sin nombre, pero intima...llegaba a su fin. Realmente, llegó a su fin para Severus cuando Sirius le rehuyó la mirada e ignoró la situación.

No iba a mentirse a sí mismo, dolía y muchas de las lágrimas que se escapaban de sus ojos no tenían que ver con las babosas, sino con la presión en su pecho. A la vez, se sentía idiota por todas las veces que se alegro de ver a Black llegar de sorpresa, para compartir dulces, realizar pociones, charlar o besarse.

Así, fue como los días comenzaron a trascurrir para Severus después de la fatídica noche de babosas. Comenzó por cambiar su rutina, realizaba la mayor parte de sus tareas en su habitación o la sala común de su casa. También, cuando tenía que darle tutorías a Regulus, caminaba junto al chico en los pasillos de la biblioteca seleccionando los libros y no volvía a levantarse hasta que dejaban los libros y volvían a las mazmorras. Durante las clases, llegaba temprano y se unía a algún compañero de su clase; en el gran comedor, estaba de espaldas a la mesa de Griffindor.

En los lugares, donde antes solía estar, dejo los libros que Sirius le había prestado, incluso los que no había terminado de leer. En una ocasión, dejo algunos dulces e ingredientes que encontró perdidos entre sus cosas y el Griffindor le había obsequiado, le daba igual si lo tomaba Sirius o alguien más. En cuanto a la bufanda, la guardo en el fondo de su baúl, sin intensiones de volver a utilizarla, volvió a la vieja bufanda que llevaba al comienzo del año.

No era fácil, extrañaba la compañía de Sirius, pero también dolía el pensar que realmente todo había sido falso o la mayoría de lo que creyó ver en el chico. Existían momentos, a lo largo del día, en el ir y venir, que no podía evitar que su mirada conectara con la del Gryffindor en cuestión, pero en esas ocasiones era Severus el que desviaba la mirada mostrándose frio ante la intensa y, en ocasiones, desesperada mirada de Black.

Severus podía engañar a todo el mundo sin culpa, pero no así mismo, sabia porque le dolía tanto la actitud que había tomado Sirius y el desviar de su mirada cuando necesito ayuda, una noche escupiendo babosa era lo suficiente vacía y aburrida como para que sobre tiempo de analizar emociones. Se había enamorado de Sirius y ahora tenía el corazón roto.

Continuara... 


Se acabo la miel... el próximo es el capitulo final.


¡Hasta pronto!

Detrás de lo que veíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora