~ El jardin ~

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En ese momento me levante y trate de retirarme. Di unos pasos antes de sentir la mano pesada en mi hombro, El profesor Snape me había agarrado, su rostro a solo unos centímetros del mío. Parecía estar reprimiendo el impulso de estrangularme. Su voz, Baja y retumbante todavía era tranquila, pero mezclada con una furia helada.

-Si no está en tu poder prestar atención durante mis lecciones, no presumas que tienes la opción de hablar de ' confiar en otra persona,
Dijo eso mientras yo lo miraba directamente a los ojos. Demostrando que no le tema y solo dije.

H-¿Qué es lo que debería hacer?
Solo fue está ocasión el cual no pude prestarle atención a su lección pero descuide yo haré bien la tarea.

El profesor me liberó. Su mirada permaneció firme e implacable mientras se recostada. Su voz era casi un susurro, pero había un escalofrío voraz y mortal en ella estaba claro que el tampoco aceptó tus palabras.

-No me hagas repetirlo. Completaras la tarea... Lo mejor que puedas... Sin ninguna guía.
¿Estamos claros?

Lo miré y dije
-Deberia decir que... Si?

Los labios de el profesor se torcieron en una sonrisa fría e irónica.

-No. Pero tú respuesta debería ser... Si. Ha quedado claro..?

H-Tal vez, y con su permiso me retiro.

Dije saliendo de su oficina y cerrando la puerta detrás de mi.
El profesor se recostó en su silla nuevamente, regresando a su tratamiento. La sonrisa gélida permaneció en sus labios mientras susurraba para si mismo, Casi como si ya pudiera verte reprobando la tarea
Al paso de las hora, llego la noche y con ella una inevitable tormenta que no te dejo dormir. Saliste de tu cuarto descansa co un vestido blanco y con tu pelo suelto.
Recorriste los pasillos hasta llegar al jardín, En donde te pusiste a ver el cielo y en ese momento, el cielo era de un color negro profundo como la tinta. Atravesados solo por los brillantes destellos de los relámpagos, qué atravesaban el cielo nocturno. Sentiste las frías gotas de agua contra tu rostro cuando la lluvia comenzó a caer, Golpeando la hierba y el camino adoquinado bajo tus pies
Esta noche no podrás dormir.
Caminaste lentamente contemplando un mundo bañado por la lluvia, el sonido distante de un relámpago era un tamborileó constante, mientras la lluvia siguió cayendo con más intensidad. Y solo pudiste sentir paz.

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