El ascenso de Rhaenyra al trono conllevó fuego y sangre, pero así también fue su Reino.
Con las manos en la integridad tesoro real, no existió necesidad de aumentar o poner nuevos impuestos. Factor que hubiera generado importante declive del apoyo y a su vez rechazo por parte del pueblo.
La población en cambio estaba feliz mientras clamaba por su Reina - aquella a la que casi le usurpan el trono, y así la adoración por otros miembros de la familia real creció también: todos tenían un lugar especial en el corazón para la princesa Visenya.
Las niñas más nobles que conocían el legado de los Targaryen admiraban tanto a la joven como a Visenya la Conquistadora. Su poder en batalla era clave y su capacidad de liderar las fuerzas del ejército Targaryen fue exitoso también, cada día demostraba más valía, erradicando rebeldes y tomando ciudades inhóspitas para traer gloria al Reino - todas querían ser como ella.
Se dice que no existió tanta expansión del Reino como aquella que ocurrió bajo Rhaenyra I.
Pronto Desembarco del Rey se volvió un próspero lugar para vivir, aunque con los años entraría en decadencia, siendo un lugar poco agradable para la época de Daenerys Targaryen.
La justicia se hacía, la ley se cumplía.
Sus ciudadanos gozaban de vivir sin miedo, enfrentándose a duras penas para aquellos que cometían crímenes. Aquellos métodos salvajes, poco-ortodoxos, tan criticados por Otto Hightower fueron los que le dieron a la ciudad su merecida paz. A pesar de que aún existían crímenes, era cierto que se realizaba justicia por los mismos y eso se sentía en la población, que aprobaba de las penas y vivía mucho más tranquilos que antes.
Rhaenyra se veía siempre acompañada de su consorte Daemon Targaryen, también un aclamado guerrero que continuó ejerciendo como tal hasta el fin de sus días. Daemon fue clave para muchas decisiones tomadas durante su gobierno, probando ser un ideal consorte para la Reina a pesar de su inicio escandaloso al casarse a escondidas del Rey en aquellos tiempos.
Estaba claro que Daemon hubiera dado su vida por su Reina de ser necesario, probó ser fiel a todos los Reyes que conoció, dando que hablar de la población y limpiando su reputación en las calles de Seda y Lecho de Pulgas. Fue siempre recordado como un buen consorte y un hombre de armas tomar, un verdadero ejemplo de que la sangre del dragón corre caliente y quema si es necesario.
Por su parte Rhaenyra tuvo un embarazo más de su consorte, siendo su último vástago un varón al que llamó Baelon, en honor a su abuelo.
Sus siete hijos resultaron siendo todos muy dignos príncipes.
El mayor, Jacaerys, se convirtió en príncipe de Roca Dragón - digno del heredero al trono - y así tomó el apellido de su madre, convirtiéndose en Jacaerys Targaryen.
Su regencia como príncipe de la corona fue destacable - quitando cualquier duda sobre su bastardía, teniendo excelentes ideas de batalla y probando ser un muy buen esposo también.
Jacaerys tomó a Haelena como esposa, criando a los mellizos Jaehaerys y Jaehaera, junto con Maelor también como sus propios hijos. Aunque esos no tardaron en llegar - la pareja engendró tres vástagos más: el primero, un varón llamado Aemon (siguiente en la línea del trono), una niña llamada Rhaenys en honor a su abuela y por último otro varón llamado Leanor en honor a su padre.
Se dice que no existió un amor que rompió tantas barreras como el de estos dos, entendiéndose que la princesa tenía un frágil estado de salud mental tras la muerte de Aegon y los acontecimientos tan cambiados luego de ello, fue complicado para ambos trabajar como pareja y poder ser felices, pero lo lograron.
Todos sus hijos fueron criados a la par, siendo todos igualmente queridos por todos y más aún por el pueblo - sanando heridas profundas de aquel que no supo hacerse cargo.
El pequeño Aemon no tardaría en mostrarles a todos su astucia en batalla, el buen dominio de dragón al igual que su hermana Rhaenys, mientras Leanor prefería viajar por mar.
Lucerys, por su parte, dedicó sus días a aprender del mar y pronto se convertiría en uno de los más aclamados marineros, con Rhaena como esposa. Juntos navegarían en expediciones trayendo riquezas a sus casas, colaborando con el tesoro real y también comandando ataques por mar.
A pesar de ser un Velaryon, Lucerys aún disfrutaba volar en dragón, era visto seguido emprendiendo vuelo junto a su esposa y también lo acompañaba en sus travesías por agua, con quien engendró dos vástagos mellizos: Leana y Corlys, en honor a sus descendientes.
La mayor, Leana, heredaría Marcaderiva cuando Lucerys muriera.
Se dice que la pequeña Leana tenía tanta aspiración como su antepasada, convirtiéndose en una jinete de dragón a temprana edad y frecuentando Desembarco del Rey para involucrarse también en asuntos políticos - al ganar su asiento en la corte estaba claro que era una pequeña inteligente y capaz.
Visenya continuó dando qué hablar con el pueblo, como se mencionó continuó siendo una asombrosa guerrera y también esposa - le dio a su esposo un total de seis vástagos: sus primogénitas, las mellizas Aenya y Alyssa, luego un vástago varón al que llamaron Daemon, otro varón al que llamaron Aerion, luego una niña llamada Valeana y por último otra niña a quien llamaron Naerys.
Se les decía que su familia era tan grande como la del Rey Jahaerys, con la gran diferencia de que aquí todos se llevaban bien. Su dinámica familiar era envidiable, cada pequeño obtenía atención y amor de sus padres por igual - criaron pequeños príncipes y princesas que serían grandes guerreros, otros formadores de vínculos con el reino pero todos exitosos por igual.
Los hijos de Haelena y Jacaerys se criaron junto a ellos, compartiendo momentos memorables que forjarían su carácter cómo futuros monarcas.
Aemond, a pesar de intentar durante toda su vida, no pudo volver a montar en dragón.
Su recuperación fue dura y dejó secuelas, aquel que había sido tan fuerte y un guerrero tan exitoso ahora tenía que cuidar de su salud más que nunca. Su esposa siempre lo apoyó, y él mismo encontró maneras de seguir dedicándose a su pasión, encontrándole nuevos propósitos a su vida.
Entrenó a todos sus hijos para ser excelentes jinetes de dragón, se dedicó a criar a sus dragones también y convertir a sus vástagos en guerreros fuertes y capaces.
Fueron excelentes padres y sus hijos heredaron todo de ellos.
Visenya y Aemond se amaron toda su vida, desde el momento que se casaron hasta que murieron - Visenya tuvo una muerte digna de una jinete de dragón, en batalla, a la edad de 60 años. Ya sus pequeños tenían hijos propios, mientras que Aemond vivió dos años más sin el amor de su vida hasta que sucumbió a la vejez también.
Fueron pérdidas que el Reino sintió profundamente, Visenya marcó historia en Desembarco del Rey y en todo Poniente, dando a entender que una mujer es tan capaz como un hombre, prevaleciendo también la idea de justicia, siendo recordada como un ícono de su casa y dando honor a quien descendió de su sangre.
Los pequeños Aegon y Viserys también hicieron las suyas - su destino no estuvo marcado por ascender al trono a corta edad, criarse captivos ni forzados a tomar esposas. Cada cual creó su historia, forjando alianzas con el Reino al elegir matrimonios por amor y tuvieron una vida tranquila. Ninguno de ellos creció llorando a sus padres, pudieron juntos encontrar la felicidad y vivir dignamente por el resto de sus días.
Baela, aquella pequeña guerrera, con ese perfil y tenacidad forjó un sano vínculo con los Stark, no tardó en casarse con Lord Cregan Stark y migrar al Norte.
Ella solía ir y venir visitando a su familia seguido en dragón, también tuvo vástagos con su esposo, quienes llevaban una mezcla perfecta de la sangre del dragón y del lobo, siendo grandes guerreros y brindando honor para ambas casas.
Por último, los pequeñitos Aemma y Baelon, que se criaron prácticamente juntos por su corta diferencia de edad, pronto formaron un precioso vínculo entre sí. Siendo los más jóvenes, compartían aspiraciones e ideas, se notaba que se querían mutuamente. Fue así qué, luego de consultarlo con el consejo y evaluarlo profundamente, fueron comprometidos y pronto casados entre sí.
Todos en el reino afirmaban que esta unión era tan deseada por ambos como aquella de Alyssane con Jaehaerys, siendo un matrimonio feliz que compartía la sangre del dragón, también teniendo vástagos juntos y siendo queridos por el pueblo.
Toda la familia obtuvo la felicidad que merecía, lucharon para obtenerla pero pronto lo lograron.
Al finalizar el reino de Rhaenyra I, a la que apodaron "La Justa" su primogénito Jacaerys heredó el trono. Tan audaz como su madre, probó ser digno de portar la corona. Todos sus hermanos apoyaron su reino y así continuó su dinastía, haciendo de Poniente un lecho de dragones, un lugar seguro y cada día más modernizado.
La Danza de los Dragones se evitó, y eso trajo prosperidad para la familia Targaryen y también a sus dragones. No hubiera existido una guerra tan sangrienta que aquella peleada entre dragones, que aquella peleada entre familia.
* * *
Este es el final de la historia :( la verdad es cómo les dije, estoy contenta con algunas partes y con otras no tanto, voy a tomarme el tiempo de editar la historia para ustedes y dejarla hermosa, pero de todos modos, muchas gracias por leer!
Embarcaré nuevos proyectos, quizás hago algún capítulo extra por aquí de la vida de algún personaje no tan mencionado o mismo de Aemond y Visenya, así que esto es un hasta pronto por ahora :)
También recomiendo a los fans de la serie leer el libro Fuego y Sangre, es muy interesante leer del resto de los Targaryen y muy divertido ver cómo hay varias versiones de un mismo hecho.
Muchísimas gracias por leer!
Hasta pronto :)
ESTÁS LEYENDO
La Danza de las Espadas - Aemond Targaryen
RomanceEn un universo distinto, uno en el cual Rhaenyra fue capaz de engendrar un vástago legítimo con Leanor: Visenya Velaryon, la tercera hija del matrimonio. Prometida a Aemond Targaryen, tiene como propósito unir las dos familias y formar una alianza p...