Capítulo 13

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- Belleza, deberíamos prepararnos para recibir a tu familia- le dijo Aemond, despertándola.

Visenya despertó, estaba emocionada. Se levantó y las criadas enseguida vinieron a ayudarla a arreglarse. La peinaron con trenzas - cómo las que llevan quienes ganaron batallas - cómo usaba Visenya su antepasada. Le ofrecieron vestidos, varios neutros de colores pasteles, pero ella eligió un hermoso vestido negro y rojo, de los colores de su casa. 

- Envienle este a mi tía- dijo ella, tocando la tela de otro vestido con los colores de su casa. - estoy segura que le quedará perfecto-.

El vestido que llevaba Visenya tenía detalles en forma de escamas de dragón, era bellísimo, le quedaba hermoso. Más allá de que se estaba recuperando y aún se sentía débil, verse bonita la estaba ayudando. El vestido incluso, cómo era al cuerpo, resaltaba el pequeño abultamiento en su vientre - se miró en el espejo, contemplando su imagen.

De pronto, vio por detrás como se acercaba Aemond, quien lucía un traje negro también con detalles en rojo. Se veía hermoso también.

- Estás perfecto- le dijo ella, contenta de estar ambos vestidos de los colores de la casa, abrazando a su marido.

- El vestido tuyo te queda hermoso, Haelena estaba feliz de que le dieras uno de tus vestidos, dice que está orgullosa de poder hacer las cosas finalmente bien- dijo él. - los niños se sorprendieron al verla vestida de esa manera, Jaehaera incluso pidió que le hicieran uno así para ella-.

Visenya se sonrió.

- Vamos, deberíamos ir ya a Pozodragón a recibirlos- dijo ella, emocionada, tomando su mano y dirigiéndose hacia el sitio.

* * *

Cuando Daemon recibió el mensaje, no tardó en contarle a Rhaenyra lo que había llegado de Desembarco del Rey.

- Es un mensaje para nosotros, Nyra- le dijo. - léelo tranquila-.

Ella lo tomó y leyó sus contenidos: " Se solicita la presencia de la Reina Rhaenyra Targaryen y su familia, el Rey Viserys el Pacífico ha muerto ".

Ambos estaban tristes por el fallecimiento de Viserys, se tomaron un tiempo para decirle a los niños y juntar sus pertenencias para ir hacia Desembarco del Rey. Un aura lúgubre inundaba el castillo de Rocadragón, los más pequeños no terminaban de entenderlo - habían visto pocas veces a su abuelo, aunque a pesar de eso lo querían.

Todos montaron en sus dragones, mientras que Rhaenyra viajó en carruaje con la pequeña Aemma, Viserys y Aegon le daba pena no poder ir en su dragona, pero tendrían que viajar de esta manera con los más pequeños, hasta que pudieran montar en dragón ellos.

El trayecto se sintió eterno, no sabía con qué se encontrarían al llegar, habían contemplado diversos escenarios pero ninguno de ellos era bueno. Temía por lo que le hubiera pasado a su hija Visenya, quizás estaba captiva, quizás había enloquecido. Dejarla allí nunca fue una buena idea - parecía que no había aprendido después de soportar toda la crueldad de Alicent. 

En las cartas que intercambiaban ella parecía feliz, usualmente le contaba de su vínculo con Haelena, cómo estaba contenta con Aemond - sonaban como sus palabras, ¿pero y si Alicent la obligaba a mandar esas cartas para mantenerla tranquila, mientras que por detrás ella sufría?

Rhaenyra estaba intranquila, pero también Daemon. A pesar de haberle dejado a Hermana Oscura, él también temía ver con qué se encontraban.

Pronto, toda la familia llegó a Pozodragón - que yacía en ruinas, veían a Aemond y Visenya a la distancia, con Haelena también - era bastante curioso, todos vestían los colores de la casa. Estaban acostumbrados a verlos vestidos de colores pastel, hasta a veces verde, eso resultaba extraño.

- Madre- le dijo Visenya, corriendo a los brazos de ella.

Rhaenyra sostuvo a su hija en sus brazos, estando tranquila ahora que la veía sana y salva. 

- Te extrañé tanto- le dijo su madre. - hay alguien que quiere conocerte-.

Jacaerys sostenía a la más pequeña de sus hijas, la bebé Aemma. Era hermosa, idéntica a Rhaenyra, tenía un aire también a su abuela.

- Oh, pequeñita- le dijo Visenya, sonriendo. - es hermosa-.

Todos estaban contentos de verlos intactos. Daemon también abrazó a Visenya.

- Gracias por dejarme a Hermana Oscura- le dijo ella.

- ¿La usaste?- le preguntó él, preocupado.

La había ocultado de tal manera en la que únicamente frente a un momento de necesidad ella la encontraría.

- Sí- le contestó ella. - deberían entrar, hay mucho que hablar-.

- Sí, y que explicar por qué Pozodragón es literalmente un pozo ahora- Jacaerys añadió finalmente.

* * *

Todos se sentaron en la gran mesa de comer del palacio, sólo que no había comida servida. Rhaenyra se sentó en la cabecera, mientras que Visenya se sentó en la otra punta.

- Los verdes conspiraron para usurpar el trono- le dijo su hija. - pretendieron coronar a Aegon como Rey en Pozodragón-.

Nadie se sorprendió por lo que había dicho Visenya, estaba claro que tenían afán de poner su sangre en el trono de Hierro.

- ¿Y qué pasó?- preguntó Jacaerys, casi que impaciente por tanto misterio.

- Los detuve- contestó Visenya. - irrumpí en la coronación en dragón y... yo decapité a Aegon-.

- ¿Que tú qué?- preguntó Lucerys, sin poder creerlo.

- Lo maté, aunque antes les di a todos la opción de jurarle lealtad a mamá. Alicent se hincó, junto a Haelena y a Aemond. Pero Aegon no, tampoco Otto- explicó ella. - te guardé a Otto, Daemon. Sé que quieres matarlo tu, así que lo encerramos-.

Daemon sonrió, sí que lo conocía su hijastra. Pero más allá, estaba orgulloso de su astucia. 

- ¿Y Alicent?- preguntó Daemon.

- También encerrada en la torre- explicó Aemond. - de todas formas, vale aclarar que Visenya rompió la ventana de los aposentos, montó a Vhagar porque su dragón estaba encadenado, destruyó parcialmente Pozodragón y peleó contra Aegon con Hermana Oscura-.

Visenya quería hacerse la humilde, pero lo cierto es que había sido bastante épico.

- Hermana eres como la conquistadora- dijo Lucerys, que le brillaban los ojos.

- Aemond asesinó a Sir Criston también, que pretendía escaparse con Otto- aclaró Visenya. - si no hubiéramos intervenido, Aegon sería Rey-.

- Hija, no sé... todo esto... es terrible que hayas tenido que vivirlo- le dijo Rhaenyra. - pero fuiste heroica, salvaste a tu familia y me fuiste leal. Tuviste coraje y será recompensado-.

- La verdad es que nunca me hubiera imaginado que hiciste eso- dijo Jacaerys, pero en verdad sí podía creerlo. - pero sólo porque me da celos, sinceramente. Estuviste excelente, hermana-.

Ella sonreía.

- Yo sabía que dejarte a Hermana Oscura iba a ser productivo- dijo Daemon. - contrario a lo que otros pensaban- dijo, esta vez mirando a Rhaenyra.

- Mira, no esperaba tan poco de los verdes- admitió Rhaenyra, haciendo un gesto con sus manos. - pero gracias a Visenya todo fue resuelto. Me gustaría ver a Alicent, de todos modos-.

Aemond asintió.

- Otra cosa más- dijo Visenya, sonriente. - Aemond y yo esperamos un bebé-.

- ¡Felicitaciones hermana!- exclamó Lucerys, super feliz, aplaudiendo.

- Espera, ¿hiciste todo eso en tu estado?- preguntó Jacaerys.

- Ay, ni que estuviera enferma. No sabía que estaba embarazada hasta después de la pelea- admitió Visenya.

- Hija, que felicidad le traes al Reino y a tu familia- le dijo Rhaenyra, emocionada. - ahora la pequeña Aemma tendrá un compañero o compañera de juego-.

- O compañeros- dijo Aemond.

- ¡¿Qué?!- escupió Visenya.

- El maestre me dijo que por el avance del embarazo, puede ser que estemos esperando más de un bebé- explicó Aemond.

Visenya se sonreía, aunque tenía sus preocupaciones al respecto.

- Por los Dioses- dijo Daemon. - tendremos que festejar todo esto- sonreía. - pero después de que mate a Otto-.

Todos rieron, compartieron un abrazo, donde se tomaron un segundo para acariciar el pequeño vientre de la princesa. Aemond se sorprendió al ver lo unidos que eran, mirando desde la distancia. Todo hasta que Rhaenyra también lo invitó a unirse.

- Tu también has demostrado honor y valentía- dijo ella. - defendiste mi reinado, me fuiste leal. Te agradezco por proteger a mi familia y por hacerme la abuela más feliz del mundo- se sonrió.

Todos compartieron un momento, era hermoso sentirse aceptado y querido. Era como que en la danza, había perdido sí a la escoria de su hermano, su familia (que tampoco valoraba) se había caído. 

Pero todo eso para ganarse un lugar en esta familia.

- Me sorprende tu lealtad, Aemond- admitió Jacaerys. - en verdad me parecías un orgulloso sin escrúpulos, pero resultaste ser diferente-.

Aemond sonrió, entendiendo que esa era la manera en que Jacaerys expresaba su cariño por él.

- Yo... en verdad... quería pedirte disculpas reales por el incidente del ojo, sé que pasó hace mucho tiempo, pero cargo con eso siempre que te veo- le dijo Lucerys, algo apenado.

- Fueron cosas de niños, Luke. Sí, me pesó. Sí, tuve miedo de que tu hermana no me quisiera por ser tuerto, pero todo funcionó. A veces me planteo si vale la pena seguir usando el parche- dijo Aemond. - ya está todo arreglado-.

- Gracias, Aemond- le dijo Lucerys, que continuó para ir a seguir hablando con su madre. - y respecto al parche, haz lo que sientas correcto-.

Aemond asintió, agradeciendo el consejo de su sobrino.

- ¿Cómo te sientes?- le preguntó Visenya, entendiendo que esto era relativamente nuevo para él.

- Bien la verdad, nunca creí que esto pasaría- le admitió a su esposa. - tampoco eso-.

La princesa miró, tampoco podía creerlo. Era Haelena, interactuando con Jacaerys, mientras reía. Parecían ambos felices de estar compartiendo este momento, hacía mucho tiempo que no se veía a la princesa tan risueña y contenta.

- Los rumores dicen que intercambiaban cartas por cuervo, antes de que la casaran con Aegon- comentó Aemond. - pero que un día dejó de escribirlas, apenada-.

- Ahora que lo pienso, mi hermano siempre esperaba que llegaran cuervos. Incluso se lo notó desanimado por un tiempo- complementó ella, asociando. - ojalá pueda sanar, sé que todo esto no es fácil para ustedes, perdieron a su hermano-.

- Eso no es lo difícil, todos queríamos que Aegon desapareciera, lo que pesa es entender que no era malo por naturaleza, lo forjaron así- decía Aemond. - el odio lo hizo así. Madre y Otto tienen plena responsabilidad por ello, ya pagarán ellos también por lo que hicieron-.

Visenya sostuvo la mano de su esposo. Mientras, Daemon se acercó a la pareja. Aemond tragó grueso, siempre había admirado al príncipe canalla, ahora Rey consorte. Era como una figura icónica para él, algo inalcanzable. El epítome de los Targaryen, más allá de su esposa, claro.

- Visenya- le dijo el otro, serio. - probaste ser digna de Hermana Oscura en verdad, sabes que estoy orgulloso de ti. Siempre creí que serías una gran guerrera, desde pequeña peleabas con ganas- sonrió, al recordar cuando ella era pequeña. - y por tu parte, Aemond- parecía que lo siguiente sería un regaño. - gracias por protegerla y por pelear contra Sir Criston, ya me tenía harto a mi también con sus ridiculeces del honor y eso, serán buenos padres-.

Ambos sonrieron. Pero Visenya no entendía lo eufórico que se sentía Aemond, ¿ser alabado por una pelea por Daemon Targaryen? Ni en sus más locos sueños podía estar pasando.

- Además de que te venció en batalla una vez, le guardabas rencor- dijo Visenya.

- Bueno, fue por suerte la verdad, ni que fuera tan bueno peleando- Daemon se excusó.

- Gracias tío, es un gran honor para mi recibir esas palabras de tu parte- dijo él, mientras le brillaban los ojos.

Daemon sonrió, antes de volver a unirse al clan de los más pequeños, que correteaban por ahí sin entender mucho de lo que estaba pasando.

- ¿Así que tendremos sobrinos pronto?- dijo Aegon (hijo de Rhaenyra) sonriente, mientras acariciaba la panza de su hermana.

- No se sabe si serán uno o varios- aclaró Viserys, siempre tan sabio.

- Esperemos que no sean más de dos- dijo Visenya, riendo algo preocupada.

- Serán tan valientes como Visenya, pelearan contra los enemigos con sus súper espadas- dijo Viserys, mientras imitaba como peleaba, uniéndosele Aegon a jugar a la brevedad.

- Estoy feliz por todo esto- dijo Visenya. - mi familia entera, nuestra familia. En el palacio, sin ser aterrorizados por nadie, pudiendo disfrutar todos unidos-.

- Y eso que aún no llega la noche, haremos un festín para celebrar, cómo dijo Daemon- comentó Aemond. - todos estamos bien gracias a ti, amor. Nuestros hijos crecerán con tus historias, será gracioso contarles como perdí mi ojo a manos de su tío, modificaremos la historia para que parezca más heroico todo- hizo reír a Visenya.

- Todo será perfecto- le dijo ella, mientras que acarició su cara, acercándose a él para finalmente unir sus labios y compartir un beso.

Los pequeños Viserys y Aegon miraron con desagrado, mirándose el uno al otro con cara disgustada y la pareja se echó a reír por la inocente reacción de los pequeños.

Todo será perfecto.

La Danza de las Espadas - Aemond TargaryenDonde viven las historias. Descúbrelo ahora