(Es un capítulo doble, es la boda así que quería hacerlo más largo para ustedes)
TW: historia de abuso sexual
Prepararon a Visenya para que luciera impoluta. No había tenido la oportunidad de ver a Aemond antes de la boda, parecía que él ayer había desaparecido en su dragón Vhagar y vuelto justo a tiempo para la boda. A ella le preocupaba que se estuviera arrepintiendo de este compromiso, aunque poco se podía hacer ahora.
Lavaron su cabello, lo trenzaron, probaron y detallaron su vestido típico valirio. Era blanco con detalles rojos y dorados, le habían hecho una corona de trenzas para que luciera su largo cabello blanco que caía sobre su vestido. Terminaron de ajustar el vestido cuando se lo probó por primera vez, adornándose con joyas doradas que le parecían de su agrado - había tenido que elegirlas de las joyas de la corona, por lo que estaba literalmente usando las joyas de Alicent para casarse, pensó que jamás caería tan bajo hasta que tuvo que remitirse a eso.
La vistieron hermosa, sus hermanos pasaron por sus aposentos a verla junto con su madre y Daemon, previo a la celebración.
- Estás preciosa- dijo su madre, quien parecía ser la única persona feliz por este matrimonio.
Ella se había puedo también un hermoso vestido, dentro de lo que le permitía su voluptuoso vientre. Este embarazo le estaba resultado aún más complicado que el de Visenya, solía tener que sentarse después de un tiempo parada, hasta volar en dragón le ocasionaba mareos.
- Han hecho un buen trabajo en ponerte linda, hermana- bromeó Luke.
- Te aseguro que no tanto trabajo como hicieron con tu cabello para peinarlo- contestó ella, sonriente.
Toda su familia la avasalló previo a la boda, abrazándola, felicitándola, admirando su vestido. Su madre incluso le dio algunas joyas para que se pusiera, que habían pertenecido a su abuela Aemma, que combinaban perfecto con su hermoso vestido.
* * *
Mientras tanto, Aemond tenía una experiencia totalmente distinta. Su madre y las criadas le habían dejado su túnica en la cama, mientras que lo habían dejado literalmente a su suerte.
El enojo que sentía con su familia era tal que ayer se fue a montar en Vhagar por el cielo, quizás nostálgico de aquel vuelo que compartió con su prometida, ahora casi esposa. El viento le hacía recordar su anhelo de libertad, aquel anhelo que quizás se convertiría en una realidad una vez se casara.
Había pensado en este momento desde que lo habían prometido, cómo sería, si Visenya sería tan odiosa como su madre decía, si le gustarían tanto los dragones como a él.
Sonreía mientras se vestía, ajustándose la túnica al cuerpo, mirándose al espejo pensando en cómo ella estaría vestida. Pensó en que a ella le gustaría casarse usando su armadura, aquella que había usado para montar en dragón con él, y portando su dichosa espada que aún no había tenido la oportunidad de ver. Los rumores decían que era casi tan grande como ella, hecha de acero valirio, forjada a la perfección. Ya tendrían tiempo para practicar y quizás, en el futuro, conquistar alguna ciudad para ellos mismos liderar.
- Te están esperando- reprochó su madre, desde la puerta. - apúrate ya-.
Aemond suspiró. Si tan solo fuera tenido en cuenta, poco sabía él que ella ahora estaba rodeada de su familia siendo amada por todos. Pero dentro él sabía que ella tenía un buen vínculo con su familia porque justamente la querían, la veneraban porque lo merecía. Aemond siempre pensó que no era lo suficientemente bueno para ser amado, por eso había luchado tan duro para pilotar bien a su dragona, hasta la había clamado para probarle eso a los demás.
¿Qué mejor que montar a la dragona más grande de Poniente para dar cuenta al resto de su valor?
Esto era lo primero que hacía por sí mismo, por su voluntad, de alguna manera. Casarse con Visenya le abriría puertas, haciéndolo parte de algo más grande que él. Dándole la oportunidad de empezar de vuelta con su hermana Rhaenyra y quizás forjar un vínculo que valiera la pena tener con su familia.
Aemond siguió a su madre hasta el sitio de ceremonias, acercándose a su prometida, quien lucía radiante con su vestido que combinaba con la túnica que él usaba. Podía sólo verla a ella y nadie más, anhelarla a ella y nada más. Ella sonrió un poco, el le respondió con una sonrisa también.
Se acercaron el uno al otro, estando enfrentados. No podían dejar de verse a los ojos. Aemond tomó el vidriagón, haciendo una mueca antes de cortar el labio de su prometida con delicadeza. Ella sonrió en respuesta, haciéndole entender que no había estado tan mal. Luego procedió a hacer lo mismo, tomó el vidriagón y cortó el labio de su prometido, no fue tan delicada como lo fue el, pero esbozó una sonrisa como pidiendo disculpas por eso.
Hicieron marcas con su sangre en su frente y labios, sonrieron antes de pronunciar las palabras ceremoniales que acabarían por unirlos en matrimonio.
- Una sola carne, un solo corazón, una sola alma, ahora y para siempre- dijeron, al unísono.
Todos aplaudieron. Algunos más fuerte que otros, Visenya llevó su mirada a todos, encontrando a su madre y hermanos aplaudiendo con ganas, mientras que observó a Viserys haciendo lo que podía por aplaudir, Alicent quien se limitada a sonreír y Aegon que ya estaba torcido, incluso antes de servir el banquete, ya portaba su copa de vino medio vacía como siempre.
Volvió a centrar su vista en su ahora esposo, que no le había quitado la vista de encima en ningún momento, sonrieron juntos y se besaron entonces. Fue en beso gentil, tierno. Suave ya que sus labios aún ardían, ella naturalmente había colocado su mano en la cara de Aemond.
Él no podía creerlo, tenía como esposa a una de las mujeres más bonitas que había visto y a su vez una hermosa persona, fuerte, determinada.
Lo único que faltaba entonces era soportar la formalidad del banquete, cada vez estaban más cerca de no tener que complacer más a sus familias.
* * *
El banquete había comenzado, los pocos lores que habían llegado tomaron asiento y los novios se sentaron dónde correspondía. Todos bebían y comían, algunos estaban más felices que otros, pero por este instante todos estaban juntos como una familia real.
De pronto, el baile comenzó. Todos se abalanzaron hacia la pista, mientras que Aemond invitó a Visenya a bailar también. Se posicionaron en el centro de la pista, bailando al compás de la música, todo parecía tranquilo y armónico. Bailaron por lo que pareció una eternidad, hasta que sus parientes les pidieron un baile también - Haelena le pidió un baile a Visenya y Rhaenyra a Aemond.
Haelena se movía con gracia, encantada con su sobrina y denotaba felicidad respecto a esta unión. No tenía el menor recelo en tener contacto físico con Visenya, algo que la sorprendía pero a la vez la honraba, estaba confiando en ella al fin.
Rhaenyra por su parte se movía como le permitía su embarazo, también estaba feliz pero permanecía algo seria en torno a su hermano.
- Espero que cuides a mi niña- le dijo, mientras bailaban.
- Lo haré, lo prometo- le contestó él, sin dudarlo.
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La Danza de las Espadas - Aemond Targaryen
RomanceEn un universo distinto, uno en el cual Rhaenyra fue capaz de engendrar un vástago legítimo con Leanor: Visenya Velaryon, la tercera hija del matrimonio. Prometida a Aemond Targaryen, tiene como propósito unir las dos familias y formar una alianza p...