Capítulo 22 - Recuerdo de flores y otras desgracias.

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El olor a pintura le golpeó incluso antes de que terminara de girar la llave. Lejos de molestarlo a Donghae le hizo sonreír de inmediato. No había entrado ahí desde el accidente de su esposo, no se había permitido notar cuanto lo extrañaba hasta que estuvo ahí. Al entrar podia ver solo las sombras extrañas formándose por la luz del enorme ventanal que daba a la calle principal. A pesar de estar algo alejado del centro de Seúl, el ruido y la vida nocturna eran palpables.

Su estudio era una enorme habitación que estuvo destinada a ser una sala de estar antes de que él lo comprara. Tenía una pared de solo dos metros de ancho justo frente a la puerta en un intento de hacer un pasillo. Ahora aquella que pudo ser una sala qud estaba llena de caballetes, cuadros, dos mesas, una bajo la ventana y la otra contra la pared al costado, además de botes de pinturas apilados al lado contrario y un montón de cuadernos y bocetos amontonados en alguna superficie limpia. Tenía una pequeña cocina donde sólo comía, porque no se atrevía a cocinar y morir intoxicado. Había una habitación donde solía descansar o mejor dicho, escapar del olor fuerte de la pintura, sabía que lo necesitaba cuando le comenzaban a llorar los ojos. El pequeño cuarto de baño, era muy utilizado, una vez tuvo una pelea con el casero porque había tapado las tuberías del edificio cuando se le tiro una lata de pintura. Todo lo que se había manchado fue lavado lo mejor posible bajo la regadera.

Camino a oscuras hasta la pared frente a él, encendiendo las luces a tientas. Escucho las puertas cerrarse a sus espaldas y se giro para verlo. Le resultó extraño, su esposo no solía ir mucho a su estudio, lo consideraba "el espacio de Donghae." Así que como él no iba a la empresa de Hyukjae ya que era su lugar de trabajo. Pero después de huir de su propia fiesta de cumpleaños, tenía ganas de ir a ese lugar, le calmaba. Pero solo precia funcionar si iba solo.

Además cada que lo veía en este lugar, rodeado de pinturas y desorden le aprecia tan ajeno al alfa. Y si a eso se le agregaba el recuerdo de las flores, miles de flores cubriendo cada espacio en su estudio, una disculpa por una infidelidad. Desde entonces las odiaba.

—Me siento casi mareado—Hyukjae sonrió, dejando su saco en un perchero a lado de la puerta.

Ambos se quitaron el calzado en silencio mientras avanzaban por el piso de madera, con manchas de pintura.

—Aunque limpie, el aroma es fuerte y no se va del todo. Necesito un lugar nuevo y más grande pero me niego a dejarlo.—Donghae camina hasta una de las puertas, al abrirla se encuentra con la habitación. Sólo eran dos colchones en el suelo, almohadas de plumas y un escritorio, había una caja con ropa y un tarrón lleno de plumas.

Siente como Hyukjae lo rodea en un abrazo, como su cuerpo se pega a él y coo la erección se hunde entre sus glúteos aún sobre la ropa. Le besa el cuello desde atrás y Donghae solo ve la ventana de la habitación.

Hyukjae recuerda, lo recuerda. Sabe quién es y obviamente está feliz pero están en su estudio, y cuando piensa en su estudio y Hyukjae, simplemente recuerda las flores y cundo ve las flores solo puede recordar una cosa, la infidelidad.

Una mano se cuela entre sus pantalones, palpando sobre su ropa interior mientras empieza a restregarse contra su cuerpo, ansioso. Recuerda su cabello rojo y su sonrisa soberbia aquel día que la encontró en su casa. Recuerda las palabras de su suegra, sobre el tratamiento de fertilidad, con un orientales de éxito del ochenta por ciento. Recuerda las primeras dos sesiones del tratamiento, recuerda los medicamentos y como antes de escapar de su propia fiesta de cumpleaños, tomó una de las pastillas que le dio el doctor.

Recuerda como la única vez que sintio que perdió a Hyukjae fue cuando le fue infiel, cuando busco un hijo en alguien más, cuando lo traiciono. Pero también recuerda que le dolió más la pérdida de sus bebés, y no quería perder otro de nuevo, pero lo que más recuerda es que siempre tuvo el anhelo de ser padre, de tener a un hijo en sus brazos, lo había enterrado en lo mas profundo de su ser, lo había ignorado y dado por perdido. Una familia.

Los Lee podrían ser severos y manipuladores pero estaban ayudándolo a conseguir eso que quiso hace tiempo. Un bebé.

Donghae se giro en los brazos de su esposo y se besaron, con desesperación y deseo. Era él, estaba de vuelta. Cayeron en los colchones mientras se mordía y lamian como animales. Donghae lleva las manos hasta el pantalón de su esposo, desabrochandolo con manos ágiles,

—Tómame ¡Ya!—Es una orden, es un deseo y una esperanza.—Te lo ruego—Jadea con el cuerpo ardiendo, tan húmedo que ha empapado la ropa de cama.

Hyukjae le quita el pantalón y calzoncillos casi de un tirón, se cuela entre sus piernas, saca su miembro y lo alinea a su entrada. Donghae se abraza a su torso, donde aún lleva la americana puesta. Lo sintió entrar, resbalar hasta que golpeó ese lugar dentro de él que lo hizo ver estrellas, hasta que su cuerpo se sacudió sin descanso, penetrandolo una y otra vez, cegandolos a ambos de placer. Era raro pero Donghae se sentía perdido, confuso. Por un lado disfrutaba la sensación de llegar al orgasmo y ser llenado por su esposo, y por otro simplemente su mente se perdia en pensamientos al azar que se aferraban a él y no se iban. Mientras era anudado y se besaban con desesperación, Donghae recordaba a Juliette y se preguntaba si con ella también se anudó y la beso en un colchón en algún lugar sin nombre.

Fue tomado durante toda la noche, fue llevado al orgasmo una y otra vez aún cuando su mente se perdia.

"Feliz Cumpleaños Lee Donghae."

Escucho en el fondo de su mente y no sonaba agradable.

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LOST (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora