Capítulo 21 - Feliz Cumpleaños Lee Donghae

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¡Feliz Cumpleaños a ti!

¡Feliz Cumpleaños a ti!

¡Feliz Cumpleaños querido Donghae!

¡Feliz Cumpleaños a ti!

Jamás supo que hacer mientras decenas de miradas se concentraban en el a la vez que había una celebración. Cuando era niño, sonreía esperando a que ese tiempo terminara pronto, cuando lo festejaba con sus amigos, sonreía hasta que le dolían las mejillas en espera de que terminaran, cuando lo celebro con Hyukjae, este se lo cantaba entre besos y chocolates. Abrazados entre las sabanas o a la orilla del mar, escuchaba el "Feliz Cumpleaños" con una sonrisa enorme y la mirada perdida en la nada. Pero ahora...fue diferente.

Los aplausos lo hicieron respirar con cierta paz, señal de que al fin había terminado ese pequeño martirio.

Algo nervioso e indeciso se inclinó sobre el pastel, soplando con fuerza mientras mantenía los ojos cerrados, esperando con todo su ser que su deseo se cumpliera, era su día especial después de todo, creer en una fantasía infantil no le haría mal en esa ocasión.

Toda la fiesta en sí estaba perfectamente organizada, en armonía con sus gustos, ¿Lo peor de eso? Es que lo molestaba horriblemente. Es decir, sabía que su suegra se había esforzado, pero la comida, los aperitivos, el pastel y hasta los invitados, había ex compañeros de la facultad de artes que no habia visto en mucho tiempo y amigos cercanos, estaban ahí. No tenía idea de como los encontró, de cómo lo había organizado de una manera tan tétrica. Era tan perfecto, que si lo pensaba demasiado le daba miedo ¿Cómo es que lo conocía tan bien?

Lo único que le restaba al retrato de familia perfecta que era su celebración, era la ausencia de su madre y hermano. Probablemente no aceptaron la invitación, no se agradaban mutuamente y no había mucho que hacer. ¿Los podía culpar? Obvio no.

Afortunadamente después de aplausos, felicitaciones logro escaparse de su propia celebración, estaba de pie entre los altos rosales y bajo las estrellas, admirando la belleza de la oscuridad.

—Puedo ver el pánico trepar por ti lentamente—Hyukjae se acercó a él apoyado en un bastón. Aún no se recuperaba por completo pero el hombre se negaba a ir en silla de ruedas, el doctor no pudo hacer mucho para convencerlo.

—No deberías de caminar, quizá...—Donghae trata de sostenerlo pero el alfa niega con a cabeza, sonriendo.

—No te preocupes por mi—Aún así se sienta en el borde de la jardinera, están apartados del bullicio de la fiesta. El delicioso pastel se ha terminado y solo quedan migajas en los platos.

—Hyukjae, el doctor dijo que las jaquecas deberían de mostrar una mejoría, pero a pesar de que todo esta bien en tu cerebro, tus memorias simplemente no...

—He dicho que no te preocupes por mi. Hoy es tu cumpleaños así que no puedo dejar que te la pases aquí, en esta casa de exhibición—Un desdén se escapa de los labios de su esposo.

Donghae ríe, le toma de la mano y niega lentamente entre risas.

—Tú mamá jamás se había esmerado tanto por mi, además es una linda fiesta.—Donghae lo toma de la mano, disfrutando de ese pequeño toque. Dentro de él, como si volvieran por unos segundos a aquellos momentos felices antes del accidente.

—¿Lo es? Jamás te han gustado las fiestas para tu cumpleaños.—Murmura Hyukjae con la vista perdida en las luces que cuelgan sobre todo el jardín.

Donghae siente que se le detiene la respiración por unos segundos, su corazón late con más fuerza mientras asimila las paras en su mente.

—¿Recuerdas...mis fiestas de cumpleaños?—Siente las lágrimas rodar por sus mejillas a la vez que la vista se le vuelve borrosa, la ilusión y ese esperanza entrañable crecen dentro de él. Se acerca a su esposo mientras tiembla.

Hyukjae le sonríe, y Donghae se da cuenta de que es la misma sonrisa de enamorado, de los días que le sorprendía en su estudio o cuando lo llevaba a comer, no era esa sonrisa cordial que le dirigía después de perder la memoria, ni la mirada curiosa. Era él, era su Hyukjae, su marido, amante y el amor de su vida.

—También recuerdo que me hiciste rogarte por una cita, que te encantan las botellas de pintura de cualquier color aunque jamás las uses, que compras pinceles por impulso y que aquella vez que presentaste tu primer cuadro para una exposición estabas tan nervioso que compraste tanta joyería que casi ponías tu propio negocio.—Hyukjae se pone de pie con un poco de dificultad, se inclina hacia su marido y le besa.

—¿Cuando...?

Los labios de Donghae saben a lágrimas y al alfa le duele, unen sus labios de nuevo en un intento de borrar ese agrio sabor. Se separan por un par de milímetros, con sus labios rosandose al hablar. Las voces se escuchan de fondo y sus canciones favoritas tocan en eco, pero en medio del jardín entre rosas y margaritas solo existen ellos dos. Siempre han sido solo ellos dos.

—Las jaquecas—Responde con simpleza, absorbiendo ese dulce aroma que le hace sonreír profundamente. Es como si Hyukjae recordara como es estar en casa, en su propia casa.

—¿Por qué no...?—No puede terminar de hablar, un hípido lo interrumpe. Hyukjae lo envuelve con el brazo izquierdo, mientras el baston cae sobre el césped.

—Feliz Cumpleaños—Hyukjae lo besa de nuevo, en un intento de explicarle que ese era uno de sus obsequios. Se siente tan bien volver a ser ellos. Solamente...

—Lee Donghae—La voz de su suegro hizo saltar al mencionado, quien se gira hacia el mayor que sonríe de forma extraña. Como siempre.

—Señor Lee—Donghae se inclina en una reverencia para saludar con formalidad, por otro ado Hyukjae se limita a un ligero "padre" de reconocimiento.

—No podía perderme la fiesta de cumpleaños de mi yerno, escuché que de nuevo estas en tratamientos—Un paso al frente y una sonrisa de superioridad que hace pequeño a cualquiera, excepto aquellos que ya estaban acostumbrados.

—Yo...aún no—Niega algo incómodo, el solo recordar la infinidad de tratamientos para quedar en cinta y las veces que perdió a los bebés. Siente una opresión en el pecho que trata de ignorar.

—Eso ha quedado en el pasado, padre. Ha sido un gusto saludarte pero sinceramente no hay tiempo para tener esta conversación—Hyukjae sonríe lo más cordial que puede, tomando a su marido por la cintura.

Siente la sangre hervir de solo recordar como su madre se aprovecho de su amnesia para tratar de convencer a Donghae de quedar en cinta de nuevo. Al parecer no le preocupaba el desgaste físico y emocional al que se iba a someter, o simplemente no les importaba.

—Solo digo lo que ya saben, no sean tan delicados—Asiente para si mismo antes de hablar de nuevo—Hyukjae, aunque sea ten un bastardo y críalo con él —Señala a Donghae en un gesto con el mentón, le da un par de palmadas en el hombro y se va. Entra a la casa donde el resto de los Lee han de encontrarse.

—Vamonos—Hyukjae da un paso pero Donghae no se mueve—¿Qué sucede?

—La fiesta...

—Ni tú, ni yo queremos estar aquí. Hay que celebrar tu cumpleaños como es debido.

Donghae sonríe, con esa calidez en su interior que lo hace sentir nuevamente acompañado. Ambos desaparecen de la fiesta, el auto deportivo negro es conducido por las manos temblorosas del joven omega, mientras su compañero está a su lado, siguiendo el camino que debieron de seguir desde el comienzo, el mismo que siguen los últimos quinces de octubre.

Cuando las olas del mar comienzan a sonar, la paz en sus corazones también lo hacen.

LOST (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora