Capítulo 10 - Medianoche

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Llegaron a la habitación del primer piso. Donghae ayudó a Hyukjae a levantarse de la silla y recostarse en la cama, el silencio entre ambos era incómodo y su deseo palpable. El alfa sostuvo la mano del más joven quien lo veía con cierta duda marcada en esos ojos marrones.

Aun así, no se pudo resistir. Se inclinó hasta el y lo beso, el rubio temblo por las manos que lo tomaron por los brazos, por la cercanía de su cuerpo al de su marido y por el deseo creciente entre ambos. ¿Cuando fue la última vez que estuvieron juntos? Hace dos o tres meses.

El omega se sube a la cama, colocándose a orcajadas sobre Hyukjae, quien lleva sus manos hasta la amplia espalda y le acaricia, con cierta calma esperando no recibir una negativa. Sus lenguas se tocan, juguetean, y se comen las bocas con anhelo.

Donghae se aparta para tomar aire, pasa las manos sobre la ropa, por el pecho y el abdomen del alfa. Hyukjae lo mira de arriba abajo, no se cansa de ver lo hermoso que es, en ese momento no hay otra forma de describirlo más que angelical y erótico. Su cabello rubio esta revuelto, cuando nota su mirada recorrerlo se sonroja, sus mejillas y orejas están de un suave tono rosa, aparta los ojos castaños de los suyos perdiéndose en la habitación.

Esta avergonzado, es tímido al darse cuenta de que es como la primera vez, de alguna manera.

Hyukjae lo toma de la cintura con la mano izquierda, dejando la derecha en reposo a lado de su cuerpo. Apoya la planta del pie sano en la cama y se da un ligero impulso alzando las caderas y restregando su erección contra el cuerpo de su esposo, para ser exactos en sus glúteos. Solo quería hacerlo una vez, pero se sintió tan bien, además de que la reacción sorprendida del omega le excito mucho más. Siguió frotándose contra el, tomándolo con fuerza y posesividad.

Se sentía como la primera vez, el aroma de Donghae exploto contra él, era dulce, suave y exquisito. Como una flor en medio de un jardín, una flor exótica que le hacía perder la cabeza lentamente. Le suelta la cintura y lo toma del cuello, lo acerca hacia sí mismo, Donghae obedece sin rechistar y eso le excita aún más. Se besan de nuevo, Hyukjae se entrega al desconocido que ahora es su esposo y por más que su mente no supiera casi nada de él, besarlo era tan reconfortante y cotidiano. Sabía que hacer, como juguetear y cuando morder, cuando deslizar la lengua dentro de esa boca y cuando apretar el agarre, que tan fuerte o suave debería de ser.

Quería abrazarlo y volcarlo sobre la cama pero no podía, el maldito yeso en el brazo y la pierna se lo impedían. Hacia uso de todas sus fuerzas para no acariciarle con su mano fracturada, casi sentía como le cosquilleaba la mano de ansiedad. Donghae se recostó sobre el, maldijo la ropa que llevaba encima y no le permitía sentir por completo al omega. Pero el solo peso de este sobre el hacia que todo su ser lo deseara con una fuerza desgarradora.

Lo toco con la única mano que podía. Deslizandola desde su cuello hasta los hombros y la espalda, llegando al borde de la ropa interior, la piel de Donghae era tan suave que no podía dejar de tocarle, sentía que no era suficiente. Y cuando el omega lo toco a él se sintió tan cerca del orgasmo que se avergonzó. No podía terminar tan rápido.

Si alguna vez en el futuro le pidieran describir a Lee Donghae, diría que es impetuoso, salvaje y la otra palabra podría ser dominante. Las manos de su joven esposo paseaban entre su cuerpo con una confianza indiscutible, le besaba con una demanda llena de pasión y se frotaba contra el lleno de necesidad. Una que solo Hyukjae podía aliviar.

Cuando las manos del rubio logran colarse bajo su ropa por lo que su piel reacciona de forma tan sensible, siente la palma de las manos heladas y suaves pasear por su vientre dándole una ligera sensación de cosquillas, sube hasta sus pectorales y los dedos se hunden en la piel con tanta fuerza que duele, pero el dolor le gusta se mezcla con el placer, esta tan confundido por lo exquisito que es todo.

—Donghae...—Hyukjae le llama con añoranza y se sorprende de lo natural que se siente decir su nombre.

Sonríe.

—¿Puedo...? ¿Lo haremos?—Su voz se escucha temblorosa y con la duda en ella.

Hyukjae abre los ojos, no recuerda cuando los cerró. Y lo ve, hermoso. Cabello rubio despeinado, mejillas y labios rojizos e hinchados, los ojos llorosos y el aroma dulce. Siente que se pe hace agua la boca como si fuese algo que pueda comer.

Las manos del omega están en el elástico de la cintura de su chándal. Sus dedos rozan la piel del abdomen, demasiado cerca de su erección. Luce como un precioso ángel en espera de un veredicto, Hyukjae se pregunta que fue lo que lo llevó a teñirse el cabello de rubio, ha sido la mejor idea que pudo haber tenido en toda su vida.

—Señor Lee—La enfermera llama a la puerta. Casi susurra con la esperanza de que no la escuchen.

—¿No se había ido?—Donghae voltea hacia esta y Hyukjae lo toma con firmeza de la cintura temiendo que se vaya de su lado.

—Lo busca su madre—La chica se escucha tan avergonzada, y el alfa la entiende. No se acordaba de ella y si escucho lo de las escaleras y ahora la visita.

Donghae esta quieto, parece que no siquiera respira con el torso girando en dirección a la puerta y su vista fija en la madera. El alfa nota que detrás de las manchas rojizas del rubor en su piel, esta se vuelve pálida.

—...y la señorita Parker.

¿Quién? A Hyukjae le sorprende lo que tardo en darse cuenta de que se refería a Juliette. Frunció el ceño sin saber lo que hacía ahí a esas horas y como entro. Tomó a Donghae con la mano lastimo y lo atrajo hacia el, obedeció sin rechistar. Lo recostó contra su pecho mientras le acariciaba la espalda y le pasaba los dedos por el cabello.

Podía sentir lo asustado que estaba su esposo, como si lo hubieran acorralado y estuviera en medio de una encrucijada, tambaleándose. Jala el edredón y los cubre a ambos, siente los dedos del más joven clavarse en sus brazos, sabe que lo hace para sentirse más seguro pero estaban en medio de algo intimo, su cuerpo reacciona de otra manera.

—Señor Lee...—La enfermera esta tan incomoda que lo escucha en su voz. Hyukjae solo sabe que su marido no está listo para salir y el tampoco.

Donghae lo cuido mientras estuvo en coma y después, le ha esperado con paciencia y le ha dolido mucho lo que pasó, probablemente extrañe a su esposo aquel que lo recuerda.

Hyukjae deja pasar solo a la enfermera, quien entra sin saber donde mirar, siente como el omega se aprieta contra su cuerpo tratando de desaparecer. La chica se detiene en la esquina de la cama.

—Dile a la señora Lee que no estamos en condiciones de atender visitas, que puede retirarse o dormir en una de las habitaciones de huéspedes y a la señora Park que no es bienvenida. Después de eso puedes irte y te recompensará por el incidente—Habla con calma, sintiendo la calidez de Donghae contra su cuerpo y como se relaja cada vez más.

La enfermera sale dejando la puerta cerrada por dentro. Hyukjae sabe que no van a entrar a esa habitación. Deben de tener una idea de lo que estaban haciendo, cruzar esa puerta mientras tienen a su omega en brazos tan vulnerable...podría estar lastimado pero aún era capaz de defender a su marido.

No tenía idea que hacía ahí a media noche pero en ese momento el alfa solo tenía una prioridad, Donghae.

Lee Hyukjae estaba casado, tenia obligaciones que se iba a esperar en cumplir. Su esposo era un hermoso hombre con necesidades que el iba a satisfacer, esa era su obligación y lo menos que podía hacer por un amor tan incondicional como el que le profesaba Donghae.

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Una disculpa por la espera
🤗💙

LOST (Omegaverse)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora