Maika. Siempre Maika.

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Ane se va para atender a su chico poco después y yo voy al dormitorio donde Aitor descansa. El Jet lag, el estrés. No sé lo que es, pero estoy cansada y tras atender la medicación de Aitor me acuesto a su lado y rápidamente caigo profundamente dormida. Me despierto sobresaltada sin saber si he dormido unos minutos o varias horas, apenas sin saber donde estoy. Me cuesta unos instantes centrarme y darme cuenta de que estoy en casa, en mi cama al lado de mi marido. Ion está en la sala con Paula, los escucho desde aquí. Me tranquilizo al mirar la hora y ver que son las cinco de la tarde aún, y me concentro en recordar el sueño que estaba teniendo. Era algo extraño, parte de experiencias vividas, pero todo mezclado. Aitor y yo estábamos en Londres, en la suite de un hotel. Era como si fuera nuestra segunda cita, pero esa no fue así, ni allí. Aitor estaba haciéndome el amor, bueno, en el sueño Aitor estaba concretamente follándome por detrás, fuerte, muy salvajemente. De pronto él paró de hacerlo y me dio la vuelta, nos colocó cara a cara de rodillas en la cama y empezó a hablar. En el sueño me decía que no quería que nuestra historia fuera solo sexo, que estaba enamorado de mí y que se sentía extraño, porque pensaba que jamás volvería a amar así. Me pedía, me suplicaba que me casara con él, en ese mismo instante, allí mismo. Yo, en el sueño le respondía que me casaría con él, pero que antes debería demostrarme algo. Le juraba que mi amor hacia él era también sincero, sano… inmenso. Pero que si me quería, ya me tenía, que no necesitaba papeles. Si era por hacer un contrato de matrimonio, antes debería follarme mil veces, ni una menos, pero mil que contaran. Mil veces que fueran increíbles todas ellas. Mil ocasiones en las que yo me sintiera única. En las que él, se sintiera lleno de mi amor. Mil orgasmos capaces todos ellos de traer mi humedad al recordar cada uno de ellos. Mil momentos imposibles de olvidar. Que si después de hacerme volar sobre las nubes del cielo de la lujuria y el placer mil veces, seguía deseando ese papel, le entregaría un contrato en blanco de por vida, que mi alma ya la tenía a su disposición. Aitor, en el sueño me abrazó acercándose a mí, acariciándome, sonriéndome…  penetrándome según estábamos de rodillas y cara a cara, empezando otra vez a hacerme el amor. Y así paso eso en aquella cita. Yo, en el sueño con una mano acariciaba su bellísima cara. Con la otra.. Fuera del sueño empiezo a acariciarme con esa misma mano. Mi sexo ha debido de estar todo el tiempo que ha durado ese sueño viviéndolo intensamente porque está muy preparado, casi como si Aitor hubiera estado penetrándome hasta que he despertado. Estoy muy excitada, sí, estoy muy cachonda. Me penetro con dos dedos mientras miro a Aitor en su descanso. Le beso la mejilla. Beso su oreja, la piel de su cuello. Me acaricio el clítoris en círculos. Un dedo mío empieza a activar mi zona talismán para Aitor. Lo meto también.. Sudo…  empiezo a sentirlo venir y deseo que sea lento, que sea pausado. Deseo ver la amable cara de Aitor mientras me corro como tantas veces, como más de diez mil veces. Llega. Me inunda la cabeza de placer, de calma. Gimo, grito en voz baja. Es largo. Lleno de convulsiones rápidas y cortas. Mi abdomen se tensa y se destensa. Mis pechos se erizan. Los dedos se clavan hasta adentro. Todos. Allí también. Mi vagina rezuma placer. Me vacío por completo. De pronto me sobresalto porque suena el teléfono al lado de mi oído. Es Maika. No puedo creerlo..

Yo-. ¿Maika?.

Maika-. Hola cielo. ¿Te pillo en mal momento?.

Yo-. No, no. Solo es que el sonido de la llamada me ha sobresaltado. ¿ Va todo bien?.

Maika-. Sí, sí. Todo va bien. Solo te llamaba porque esta tarde se me ha colgado el plan que tenía, me ha quedado la tarde libre y me apetecía verte, charlar un rato. Saber que tal estas. Pero si tú tienes otro plan…

Yo-. No.. Vale…  Maika, sabes que cuando quieras estoy para ti. Esta tarde puedes venir a mi casa si quieres. Podemos cenar las dos aquí. Yo no puedo salir de casa. Hoy estoy sola con Aitor y Ion.

Maika-. Yo puedo estar allí en media hora.. ¿ Te va bien?.

Me hago un momento la perezosa en la cama al lado de Aitor. Pienso en lo que ha pasado. Mi primer orgasmo desde el accidente y ha sido por un sueño. Me he masturbado por como me he despertado y lo he hecho mientras Aitor está a mi lado. Tres meses sin un orgasmo y este…  ha sido así. Además, en mitad de él, la llamada de Maika. Me encuentro a mí misma acariciando mis pliegues y pensando en mi vida sexual, en toda ella. Nadie podría haberme convencido hace poco tiempo de que esto me podía pasar a mí, que a pesar de las circunstancias, pasarían meses con una ausencia total de sexo. Beso a mi amado Aitor en los labios susurrándole que vuelva pronto junto a mí y voy a darme una ducha rápida. He de espabilarme un poco y ya he descansado algo, será suficiente. Me ducho y me pongo unas mallas de espuma, color antracita claro y una camiseta de tirantes y voy a la sala. Ion está casi dormido con un juguete luminoso en las manos. Paula chatea desde su teléfono con alguien.

La mujer que vendió el mundo. Tercera entrega de Virginia Zugasti. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora