Me despierto por las noches entre una gran confusión
esta gran melancolía esta acabando conmigo
Siento que me vuelvo loco y me sumerjo en el rencor
las estrellas por la noche han perdido su esplendor
He buscado en los desiertos de la tierra del dolor
y no he hallado mas respuesta que espejismos de ilusión
He hablado con las montanas de la desesperación
y su respuesta era solo el eco sordo de mi voz
A veces llega un momento en que te haces viejo de repente
sin arrugas en la frente pero con ganas de morir
Paseando por las calles todo tiene igual color
siento que algo hecho en falta no se si será el amor.
Celtas Cortos.
Es miércoles por la mañana. Las siete menos cuarto de la mañana y estoy en la sede de la fundación. Acaba de llegar Annabel y hablamos tomando un café de como le ha explicado a su familia que se va a sumergir en nuestro proyecto, está vez desde la dirección de la fundación y que ha abandonado el bufete. Está mejor anímicamente que ayer, aunque no demasiado. Mi actitud tampoco ayuda, a pesar de que yo, en relación, también estoy algo mejor que anoche. De cualquier manera conseguimos tratar el asunto que nos ocupa y a las siete cuando llega Lisa y la ponemos al corriente, zanjamos el tema. Annabel se queda para hacerse cargo de la fundación Ana López de Aiala para USA. Yo voy al hospital.
Cuando llego a la UCI, a las ocho y media, apenas tengo que esperar unos minutos para que salga a hablar conmigo el doctor Anthony Hawk. Ha despertado a Eric y este ha hablado. El pronóstico del Doctor, es que Eric recupere la normalidad en unas semanas y que las secuelas, a medio plazo, sean poco problemáticas para poder llevar una vida más o menos normal. La buena noticia me alegra. Mucho. Pero cuando partes de un estado de ánimo tan bajo…
Voy rápido hasta la habitación de Frank y le informo de la buena noticia. Frank sí agradece profundamente las novedades. Primero le ayudo a asearse y después a tomar su desayuno. Más tarde le acompaño hasta la UCI para que pueda ver y hablar unos minutos con Eric. Llamo a María Calderón. Necesito volver a casa, urgentemente.
Dedico las dos horas siguientes a dejar todo zanjado aquí, en USA, desde el teléfono, hablando con Derek, con Annabel y con Lisa. También llamo a Carol y a Unai para decirles que vuelvo a casa. Todo esto mientras vamos al hotel a recoger las maletas y al JFK. En el vuelo trato por todos los medios de dormir, pero no lo consigo.
Desde esta mañana apenas he cruzado dos palabras con Gotzon, que no fueran para decirle lo que íbamos a hacer en cada momento. Me siento fatal por mi comportamiento. Me siento fatal conmigo misma por lo que pasó anoche con él. Por lo que hice. En París tenemos el tiempo justo para tomar un café, picar algo y comprar un peluche de Mickey para las niñas y uno de Minie para Ion, antes de coger el avión con destino a Loiu. A las ocho de la mañana del jueves, aterrizamos en Loiu para, una vez pasado el control dirigirme a la salida a toda velocidad, donde nos debe esperar Paula para llevarnos a casa. Salgo al hall de llegadas y la veo al lado del todoterreno. Paula al vernos, se dirige hacia nosotros para coger mi maleta de mano, pero cuando está a cinco o seis metros de mí, me detengo en seco y la ordeno parar con un gesto de mi mano. Gotzon se detiene a mi lado. Tengo que hacer algo antes de que nos escuche Paula o me sentiré igual de mal que me siento ahora, pero por mucho tiempo.
Yo-. Gotzon, perdóname por lo que pasó anoche en el taxi. Estoy mal y la situación me desbordó. Espero que no pienses que mi intención era usarte…
Gotzon-. Jamás pensaría eso.
Yo-. Te aprecio mucho y valoro también mucho tu cercanía. Estas últimas semanas me he sentido muy cerca de ti y por la situación en la que me he encontrado, ha sido algo a lo que yo le doy mucha importancia.
Gotzon-. Yo solo pretendo apoyarte si lo necesitas.
Yo-. Y lo he necesitado. Y he sentido tu apoyo. Y mucho más. Pero ahí debe terminar todo. Anoche estuve cerca de cometer un gravísimo error contigo. Algo que jamás debe suceder. Creo que es evidente que tú y yo conectamos. Si algún día eso se convierte en un problema para que lleves a cabo tu trabajo protegiendo a mi familia, tomaré las medidas que deba.
Gotzon -. Es evidente. Desde mucho antes de este viaje. Tú y yo conectamos de esa forma. Pero tienes razón. Eso jamás sucederá, lo tendré presente. Y por mi parte, anoche no ocurrió nada más que una persona que me importa necesitaba un abrazo y yo se lo di.
Yo-. Gracias Gotzon. Llévame con mi familia.
En ese momento Paula se acerca a nosotros y se ofrece a coger mi maleta. Normalmente no le habría dejado hacerlo porque no necesito ese tipo de atención, pero estoy extremadamente cansada, y le agradezco el detalle con una sonrisa forzada. Montamos en el coche que esta vez, va a conducir Paula, porque Gotzon lo ha decidido así.
Observo un instante a Gotzon advirtiendo que aparenta estar tan cansado como yo o tan abatido como lo estoy también. Su cara es triste, la tez del rostro pálida y la expresión de su mirada, inexistente. Le pido a Paula que conduzca rápido para llegar a mi casa cuanto antes y que después lleve a Gotzon a la suya para que descanse. Paula me informa que se han incorporado los dos refuerzos a la seguridad de mi casa, Jonatan Prado y Leire García y nos guía a toda velocidad hasta Barrika. Conduce muy bien, bastante mejor de lo que yo suponía. Se adelanta a las circunstancias del tráfico y traza suavemente, a gran velocidad, sin abusar de los arcenes ni de los cambios de carril, utilizando siempre las luces de dirección y pendiente de los retrovisores. Al llegar a la entrada de casa le pido a Paula que pare fuera. Me esfuerzo mucho en que lo que tengo que decirles, se entienda bien, para que no de lugar a malentendidos más tarde. Escojo las palabras, módulo la entonación para que denote la sinceridad de mi intención, suavizo el gesto de la expresión de mi rostro... En resumen les doy desde hoy, hasta el jueves de la semana que viene, un permiso para que descansen, por la acumulación de trabajo de las últimas semanas y en compensación por la profesionalidad de los dos. También insinúo que tienen estos días para aclarar su relación, para que decidan sus intereses. Y un consejo velado, lo que realmente importa, va dentro de la piel. Si por mí fuera, habría sido más nítida diciéndoles directamente que se metieran en una habitación cerrada los dos, a hacer el amor y decidir si quieren compartir la vida o a follar sin parar si solo quieren compartir el trabajo, pero cuando el coche se aleja, a mí me queda la impresión de que se me ha entendido.
Entro en la casa y voy a la cocina, donde hay una chica joven, de unos veinticinco años, preparando café. Es de pelo cobrizo con media melena lisa, un metro sesenta y cinco, unos setenta kilos y complexión fuerte, sobre todo en brazos y espalda. Su rostro es poco simétrico y bastante marcado por rasgos duros. Grandes ojos marrón chocolate, nariz gruesa y ligeramente plana y pómulos redondos y elevados. No es un rostro bonito, pero tiene una cara muy simpática y exótica. Es agradable. Me presento y ella pretende hacer lo mismo como si fuera una entrevista de trabajo. Yo la corto.
Yo-. Leire, no es necesario. Ya iremos conociéndonos. Si estás aquí es porque Gotzon ha aprobado tu perfil y esa es la única prueba que debías superar. Paula te habrá instruido en el funcionamiento de la casa. Discúlpame qué sea tan directa y seca ahora, pero estoy agotada y necesito ver a mi familia. Ahora voy a ir al dormitorio con ellos. Más tarde podremos seguir.
Leire-. El bebé está en su dormitorio y el señor en el principal.
Yo-. Gracias Leire. Pero son Ion y Aitor.
Voy al cuarto de Ion y lo cojo en brazos con su peluche azul. Ion apenas se inmuta, sigue dormido. Le beso la cabecita. Le llevo conmigo a mi cuarto, mientras huelo su cabecita, donde Aitor al sentirme entrar se despierta. Tiro al suelo mi bolso y coloco a Ion al lado de su padre. Después me meto vestida en la cama, únicamente quitándome los zapatos.
Aitor-. Ya estás aquí, amor. Que ganas teníamos de que volvieras. ¿Qué tal ha ido el viaje?.
Yo-. El viaje bien. Eric se recuperará y la fundación sigue adelante, en manos de Annabel.
Aitor-. Y, ¿ qué tal estás tú?. Me preocupa tu cara.
Yo-. Estoy mal mi amor. Me he roto. Te necesito tanto que el tiempo que has estado ausente me ha creado una gran herida que no sabía que tenía. Todo lo que ha pasado esta semana ha terminado de abrir esa herida y ayer… ( empiezo a llorar con una fuerte congoja y lágrimas saladas que recorren mi nariz atravesándola y surcan el párpado, para empapar la sabana) ayer me sentí morir, amor.
Aitor me abraza besando mi cabeza, mi frente y mis ojos. Me pregunta varias cosas para tratar de relativizar los problemas que hemos tenido esta semana. Me pregunta por Unai y ni soy capaz de mentirle ni quiero hacerlo. Le cuento directamente que deseé echarme en sus brazos, entregarme a él para mitigar mi dolor. Que enmascaré la necesidad de apoyo con deseo sexual hacia él y que después, cuando pude escapar de ese callejón sin salida, a punto estuve de entregarme a Gotzon, solo para desquitarme, solo por sentirme arropada en un momento en el que mi mente no hallaba consuelo alguno. Le digo de corazón que de no haber recibido el mensaje de Míriam lo habría hecho, me habría acostado con Gotzon. Que estaba decidida a ello y que lo necesitaba.
Aitor me observa cuando le cuento esto con una amable sonrisa en la boca y los ojos humedecidos. Después vuelve a besarme los míos. Me besa tiernamente la boca. Despacio y con su dulce, pero rasgada voz me dice que no. Que yo no enmascaraba nada. Que realmente lo que sentía era la necesidad de ese apoyo. Dice que sabe que Unai es una de las personas que más me quiero en este mundo y que yo necesitaba y deseaba tener más con él. Un apoyo más firme, sí, pero que también he tenido necesidad de sexo con él, porque aún le amo y el a mí. Aitor me dice que si me contuve fue por él, por Carol y porque ya nadie somos los que fuimos, pero que lo entiende, que entiende que he sentido ese deseo sexual por Unai y que está seguro de que era más que real, independientemente de la situación. Aitor me conoce perfectamente y sabe como me afecta el deseo sexual. Sabe que cuando algo me enciende es muy difícil apagar el fuego que llevo dentro y no le cuesta demasiado contextualizar mi relato. Me ha imaginado tan arriba como estaba al final de la cena con Unai y Carol y la frustración que sentí después por sentirme así ante ellos. Después Gotzon. Alguien que lleva a mi lado más de un año. Un chico joven, apuesto, con un físico envidiable y por otro lado, inteligente, amable, cariñoso y familiar. Aitor reconoce que entiende que si no hubiera llegado ese mensaje, yo habría dormido anoche con él, porque le necesitaba. Me quedo mirándole un segundo mientras Aitor me devuelve la mirada sonriendo.
Yo-. ¿Por qué eres así?. ¿ Por qué consigues siempre hacerme sentir normal?.
Aitor-. Porque te conozco y te amo más que nada en este mundo. Porque te conocí a través de Internet, por mediación de Susana para aquella estúpida pero encantadora cita. Porque desde ese día jamás me has escondido ningún sentimiento. Decidimos contarnos nuestras vidas tal cual habían sido y más tarde decidimos aceptarlas tal cual eran. Yo asumí que tu vida sexual era para ti, tan importante, como lo era la mía para mí. Conozco cada detalle de ella anterior a mí, y si te amo es con eso también. Ni te quito ni te pongo nada. Te quiero tal cual eres. Y te voy a seguir queriendo así. Entonces, si te amo por tus aciertos y tus errores, tanto como lo hago, ¿ cómo puede hacer un episodio de tu vida, que deje de amarte?. Al contrario, el hecho de que hayas venido a mí así, hace que te quiera más. Si llegas a acostarte con cualquiera de ellos, me lo habrías contado, y por eso te quiero aún más.
Aitor me besa de nuevo, esta vez más tiempo, más tierno y más entregado. Sus palabras han calmado mi culpa, aunque no mi sentimiento de derrota y frustración. Él, empieza a acariciar mi cuerpo sobre la ropa, a palpar mis pechos. Yo me deshago de la blusa y del sostén. Besa mis labios y con su lengua los acaricia por dentro y por fuera, lame la piel de mi cuello, lame mi oreja y la besa. En cuestión de décimas de segundo, mi excitación alcanza el nivel que tenía al terminar la cena con Unai. Aunque hace dos minutos lo último que yo creía necesitar, era sexo, aquí está. Está la necesidad, aparecida de la nada, pero tampoco falta ningún atributo. Está la humedad. Me estudio un segundo apretando los muslos y lo siento claramente. Estoy tan mojada como al llegar al hotel después de la cena. Mi ropa interior no había podido contener la inundación y el interior de mis pantalones estaba completamente mojado. Me duché para quitarme esa sensación porque me sentía culpable. Ahora está esa misma humedad, al mismo nivel, chorreo. También está la dilatación, en su máximo esplendor. Visualizo mentalmente mi sexo y sé que mis labios abarcarían ahora tranquilamente el vibrador talla xxl que me regalo Míriam cuando vivíamos en Barcelona . Lo deseo tanto. Lo deseo tan fuerte… pregunto, “¿ puedo? “. Unai solo asiente.
Me tumbo boca arriba y los labios de Aitor empiezan a besar mi cuello. Abro mis piernas, aún sin quitarme la ropa y coloco los brazos en los costados. Presiento como va a ser y es exactamente lo que necesito. Me sugestiono mientras él me besa y acaricia. Empieza a llegar muy despacio, muy leve. Diminutos espasmos en el interior de mi vagina, que hacen que los labios menores se retraigan y después vuelvan a aflorar, provocando que el exceso de humedad interior se desborde más, muy poco a poco. Después un espacio de calma donde el sonido de los besos de Aitor y las caricias de su lengua sobre mi piel, lo llenan todo. Unos pocos segundos después otro espasmo un poco más fuerte, cada vez más fuerte y poco a poco más seguidos. Breves instantes después cada uno de esos espasmos que nacen en lo profundo de mi sexo, hacen que mi vientre se estremezca por completo y que ahora todo el exterior de mi vagina se retraiga y expanda después. Ahora la humedad es ya incontrolable. Siento como toda mi entrepierna está mojada alrededor de mi coño. Pero crece más. Con los últimos, cuando llego al clímax del orgasmo, mi espalda abandona el contacto de la cama y después regresa a él, cada vez. Los sonidos que emito a estas alturas son ya gritos ahogados seguidos de respiraciones forzadas y entrecortadas. Por fin me llega, me vacía por completo en una única detonación sorda desde el mismísimo núcleo de mi ser. Hacía mucho que no me sugestionaba yo sola hasta este punto.
Mi mente se queda en blanco y para cuando retomo el control, Aitor se ha metido debajo de las sábanas y me está desabrochando el cinturón. Le ayudo a quitarme los pantalones y el tanga y me expongo a él, abriendo mis piernas a su voluntad. Aitor mete su cabeza allí y empieza a lamer mi humedad. Tengo mono de más, necesito mucho más y antes de que sus expertos labios y su lengua lleguen a centrarse en excitar mi clítoris, yo ya he empezado a sugestionarme para seguir pronto con otro orgasmo. Apenas la lengua de Aitor empieza a rozar mi clítorix y su dedo índice a penetrar mi culo, llega el segundo. Este es más rápido, más fuerte y más brutal. Él, se percata de cuando empiezo a correrme y penetra fuerte y seguido mi culo con su dedo a la vez que absorbe la humedad de mi sexo succionando fuerte, absorbiendo en esa succión mis labios completamente, forzando el roce con el clítoris.
Es breve, pero no cesa. Él sigue acariciando en círculos con la lengua mi botón un par de minutos y después se eleva por mi cuerpo besándolo. Cuando sus labios llegan a contactar con los míos percibo a la vez, el sabor de mi sexo que trae en su boca y como más abajo, simultáneamente empieza a penetrarme. No hay aviso, no hay más preámbulos. Se mete en mí, hasta el fondo y empieza a taladrarme duramente. Advierto su erección plena haciéndose paso dentro de mí, hasta el límite físico que son sus testículos y como estos golpean contra mí. Una y otra vez, repetidamente. Constantemente. Es fuerte, es duro, es intenso. Pero breve. Un par de minutos después, Aitor se corre dentro, entre gemidos y respiraciones fuertes. Deja caer su cuerpo sobre el mío, y a la vez sale de mí. Percibo en esa salida como su regalo abandona en parte mi interior también, como su semen se desborda mezclado con mi humedad bañándome por fuera.
Aitor sale de la habitación poco más tarde al baño a ducharse. Sé que está decepcionado por como ha terminado el encuentro que acabamos de tener, pero no debería. Yo me he sentido muy reconfortada y a la vez, complacida y él aún está recuperándose. Podríamos decir que su primer coito desde el coma no ha cumplido con el estándar anterior. Mientras se ducha, yo le homenajeo a mi manera. Empiezo a acariciar mi vientre, mi pubis. A tocar con las yemas de los dedos, mi humedad y su semen. A penetrarme con dos de ellos primero. Con esos mismos, detrás, más tarde. Sí, retomo mi faceta multiorgásmica a conciencia y en lo que dura una ducha rápida de él, yo me corro dos veces seguidas. Después me limpio un poco y me deslizo por las sábanas hasta la otra punta de la cama donde aún duerme Ion y lo despierto acariciándole y besándole. Aitor regresa y nos besa a los dos. Poco después se lo lleva para desayunar los dos. Yo, duermo.
![](https://img.wattpad.com/cover/360074584-288-k845385.jpg)
ESTÁS LEYENDO
La mujer que vendió el mundo. Tercera entrega de Virginia Zugasti.
RandomUna vez más, el mundo se estrella contra Virginia. Esta vez ella, le declara su particular guerra al resto de la humanidad. Esta vez se aliará, formará un ejército invisible para obtener lo que ansía. El proyecto para el que ha nacido y ha dedicado...