Operación Nécora.

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We passed upon the stair
We spoke on was and when
Although I wasn't there
He said I was his friend
Which came as a surprise
I spoke into his eyes
I thought you died alone
A long long time ago

Oh no, not me
We never lost control
You're face to face
With the man who sold the world

Pasamos sobre la escalera,
hablamos de lo que pasó y cuándo pasó,
aunque yo no estaba allí,
él dijo que yo era su amigo,
lo que me pilló por sorpresa
se lo dije a la cara,
creía que habías muerto solo,
hace mucho, mucho tiempo.

Oh no, yo no,
nunca perdimos el control.
Estás cara a cara
con el hombre que vendió el mundo.

David Bowie.

Han pasado tres semanas desde que regresé de mi viaje para reunirme con Sara, o quizá con Liz Salender. Aitor está plenamente recuperado física y emocionalmente de sus secuelas. Esos días, desnudó su alma ante Susana y pudieron hablar largo y tendido de sus emociones y de sus añoranzas. Algo que definitivamente le hacía falta a los dos y que a posteriori ha sido una bendición para todos en esta familia. Aitana ha recuperado su estado normal de felicidad y de positividad, a la vez que Aitor vuelve a ser el mismo chico, desaliñado e interesante, inteligente y sagaz, amable y cariñoso. También el pervertido e implacable amante, morboso y creativo, potente y complaciente. Hemos tenido momentos de sexo desde entonces, muchos y variados. Todos los días prácticamente. Unos más románticos y otros locos y algo sádicos.

Víctor Cruz se conectó a la aplicación aquella noche de la gala. Me preguntó qué quería yo, a lo que le respondí que yo tenía un plan y que si él se permitiría quedarse fuera de ese plan. Después Víctor estudio el proyecto de la fundación más de una semana y entonces aceptó formar parte de él.

Cada día abro varias veces el icono que Liz instaló en el escritorio de mi portátil sin novedades reseñables. Creo que en este caso no voy a poder contar con la ayuda de esa chica, que podría haber sido fundamental para solucionar el problema con el letrado Puente. He seguido investigando a Puente para tratar de descubrir a sus representados sin fortuna. Por otra parte, la compañía ha sufrido dos sabotajes importantes. Uno físicamente, en el que una bomba casera destruyó de madrugada parte de la delegación en Madrid y otro informático con el que consiguieron bloquear los servidores de la compañía desde la propia sede en Bilbao, durante unas horas. El incremento en el gasto para seguridad está siendo importante, pero no determinante. Las posibles pérdidas de confianza en el mercado me preocupan bastante más, aunque por el momento, estamos consiguiendo mantener todo dentro del ámbito de decisión de Baskdone.

Dakota McFall admitió ante las amenazas de ejercer los derechos de confidencialidad industrial denunciando el uso de sus claves para un intento de ataque informático, que la amenazaron de muerte para conseguir sus claves y que después de dárselas a alguien a través de la Red, recibió en su casa una importante cantidad de dinero en efectivo. Plomo o plata, sello de una mafia de otras culturas, efectiva en cualquier parte del mundo. El rastro de la información y del dinero se pierde en las autopistas digitales. Ningún avance.

Es miércoles por la noche y nos reunimos para cenar Aitor, Susana y yo con las niñas y con Ion. El ambiente es muy tranquilo. Las niñas charlan sobre una película de Disney que vieron el fin de semana mientras Ion las mira e imita brevemente sus diálogos, en su idioma. Susana los mira con la felicidad iluminando su cara. Aitor nos sirve los platos hoy y acaricia la cabeza de todos cada vez que le sirve el plato a alguien. Escucho un beep que proviene de mi portátil. Es un sonido extraño, ya que siempre tengo silenciado el ordenador, algo que me sobresalta un poco. Aitor me observa preocupado y me insta a mirar qué ocurre. Voy a la sala y abro el portátil, pero no veo nada extraño, ni correos, ni mensajes nuevos. Reviso Line y otras aplicaciones sin resultados. Por fin abro el icono de Liz. Hay una línea nueva:
*Tienes alguien en la policía nacional?

Contesto rápidamente :
*No, pero puedo llegar.
Un minuto después aparecen dos líneas nuevas.
*Es un sádico hijo de puta. Me lo voy a cargar.
*Mago120690 C de Boi. Pjgc.

Pregunto que es eso sin obtener respuesta. Rápidamente llamo a Ane Cesnero y puedo quedar en que mañana por la mañana se pasará por mi oficina. Dedico  buena parte de las doce siguientes horas a investigar, sin éxito ese dato, apenas durmiendo un rato. Ya por la mañana en mi oficina, me centro en el trabajo hasta que Ane pueda venir a visitarme. Lo hace a las diez de la mañana y nos sentamos en los sofás de mi despacho con un café a charlar.

Yo-….. Hay veces en que las medidas desesperadas surten efecto. Esta vez puede ser una de ellas. He hecho algo.

Ane-. Si es ilegal, prefiero no saberlo.

Yo-. No es nada ilegal. He conseguido contactar con una leyenda. Una especie de Hacker. Le expuse mi problema y me ha contestado algo que no soy capaz de entender. Quizá sea una pista o quizá no sea nada. Quiero que lo valores tú, para ver si a ti te dice algo.

Ane-. Está bien, pero mi trabajo está dentro de los márgenes de la policía autónoma. Espero que no me pidas nada que sobrepase mis obligaciones.

Yo-. Nunca haría eso. Somos dos amigas charlando sobre un problema de una de ellas. Oficialmente no estás en ningún caso y oficialmente tampoco hay ningún caso contra Puente.

Ane-. De acuerdo, muéstrame lo que tienes.

Abro el icono de Liz y aparece una línea después de la última que escribí anoche yo preguntando que era eso. Liz ha escrito solo, “ El principio de todo”. Le muestro a Ane la línea que me interesa “ Mago 120690 C de Boi pjgc”.

Ane observa las letras y los números con atención. De pronto se lleva la mano izquierda a la nariz y empieza a jugar con el piercing de la aleta izquierda, a girarlo. Las arrugas de su frente se marcan más profundamente y sus ojos negros se iluminan poco a poco. Pregunta señalando al ordenador, “ ¿ Puedo? “. Yo asiento. Directamente Ane abre el buscador de Internet y teclea “ Fecha operación Mago”. La respuesta es inmediata.
* La mañana del 12 de junio de 1990, cien vehículos con 350 agentes del Servicio Central de Estupefacientes acudieron expresamente a Santiago de Compostela desde Madrid para evitar posibles filtraciones de los agentes policiales locales.

Ane me explica que la operación Mago, es en realidad lo que después se llamó operación Nécora. Un golpe duro a las redes de tráfico de tabaco de Galicia, orquestada por el juez Baltasar Garzón desde Madrid. Anteriormente, había habido otras grandes redadas contra esos carteles en las que hubo muchos policías implicados, dotaciones enteras, que formaban parte activa del crimen organizado. Esas bandas evolucionaron abandonando el tráfico de tabaco para hacerlo con hachís y cocaína que llegaba desde México o Colombia directamente. El juez Garzón desplazó un enorme contingente de policías desde Madrid para evitar posibles filtraciones. Y funcionó. Se arrestó a los cabecillas y a un enorme número de sicarios, además de hacer grandes incautaciones. Esa operación sigue estudiándose en las academias de policía como un ejemplo de acción coordinada entre fiscalía, audiencia nacional y policía judicial de la guardia civil. Todo coincide con el mensaje de Liz, la operación, la fecha y las siglas pjgc, pero no las letras C de Boi.

Ane investiga más en el buscador y consigue identificarlas. C de Boi es en realidad una aldea gallega de menos de sesenta habitantes que se llama Cabeza de Boi. Está en el interior, entre Cambados y Sanxenxo, dos importantes sedes del tráfico gallego en esa época. Pero no encuentra ningún dato ni nexos entre la aldea y la operación. Ane cierra el ordenador mirándome fijamente, jugando con dos dedos con el piercing, escrutándome…

Ane-. ¿ A donde nos lleva esto?.

Yo-. Al principio de todo, sin duda.

Ane-. He de hacer unas llamadas, pedir unos favores.

Yo-. Hazlo si crees que debes hacerlo. A mí ya me has ayudado muchísimo. Ahora sé por donde debo seguir, pero tu ayuda sería inestimable si decides saber a donde nos lleva.

Ane se marcha directamente a la comisaría de la Ertxaintza de  Deusto con la promesa de que hoy comeremos juntas aquí, en el loft. Yo decido darle ese tiempo de margen haciendo mi trabajo, es decir, centrándome estrictamente en la gestión de mi compañía, dejándola a ella la tarea de investigar esos datos. A las dos de la tarde, Ane se presenta en el loft. He conseguido preparar unas verduras salteadas y tofu para comer, porque sé que Ane adora el tofu. Lo que me sorprende es que acude a la cita acompañada y no por Andoni, su pareja. Lo hace acompañada del jefe de la comisaría de Deusto, Roberto Díaz. Le conozco a raíz del acoso de Iker hacia mí. Es un tipo legal, sin duda. Le pregunto si ha comido ya, cosa que niega. Dispongo la comida en tres platos y la completo abriendo una lata de anchoas de Zumaia ahumadas y poniéndolas en un plato junto con unas cuñas de queso de Idiazabal. Roberto tiene cara de circunstancias. Mientras comemos me explico el porqué de su rictus.

Roberto ha llamado a una antigua amistad que tiene en la audiencia nacional en Madrid. Esa persona fue ayudante del fiscal en la operación Nécora. Cuando Roberto ha mencionado la aldea gallega, su amigo le ha informado que no hubo ninguna actuación en el marco de la operación en esa aldea y que no aparece nada referente a ella en el sumario. Roberto se ha extrañado al instante de que su amigo le asegurase tal extremo de memoria, porque el sumario de esa operación es monumental. Veinte minutos más tarde, Roberto ha recibido un correo electrónico de una fuente anónima con información reservada.

La sorpresa que ellos dos se han llevado, no me afecta de la misma forma, yo ya me esperaba que hubiera algo. No sé el que, pero algo importante. El indicio de que ese día pasó algo que aún está sin aclarar y que dio pie a algo más importante después.

Roberto-. Según esa filtración, que recordemos que está sin contrastar, días después de la operación, se denunció la desaparición de un alijo, precisamente en esa aldea. Se acusaba a las fuerzas y cuerpos de seguridad de la nación de haber sustraído entre quinientos y mil kilos de estupefacientes, en concreto pasta de cocaína de extrema pureza, para después volver a ponerla en el mercado. En la información también se detallan las pesquisas e investigaciones que el ayudante del fiscal llevó a cabo. Rastreó los movimientos de cada uno de los trescientos cincuenta agentes de la operación y de todas las comandancias cercanas a la aldea y nadie tuvo oportunidad de desplazarse hasta ese punto y hacerse con la droga. Se entrevistó con todos los habitantes de la aldea y nadie dio constancia de haber visto ningún vehículo oficial desde el día doce en adelante. Se investigaron las cuentas y los movimientos de todos los involucrados en los años posteriores sin resultados que llamaran la atención e incluso se interrogó a cada detenido sin hallar pruebas ni testimonios de la existencia del alijo. Se descartaron por fin las acusaciones.

Yo-. ¿ Quién denunció la apropiación indebida?.

Roberto-. Espera que lo compruebo.

El comisario repasa el email desde su teléfono. Minutos más tarde tiene una respuesta. Una que abre un gran interrogante.

Roberto-. Aquí lo tengo. Era un becario. Un abogado en prácticas que trabajaba para el bufete que representó en el juicio al mayor de los traficantes detenidos, al señor Sito Miñanco. Un tal…

Yo-. José Puente.

Ane-. El cabrón debía de ser el adelantado de su clase.

Yo-. Supongo que ese sería su bautizo criminal. Alguno de los detenidos le daría la información sobre el alijo y él logró ponerlo a salvo. Después acusó a la policía judicial de robarlo. El cartel salvaba parte de sus inversiones y él se consagraba como gran aliado, ingresando de lleno en la familia criminal con guante blanco.

Roberto-. Pero esto no nos sirve para nada. Son sólo hipótesis de algo que ocurrió hace más de treinta años.

Yo-. No. Esto nos sirve de mucho, para empezar a trazar un perfil.

Ane-. Es cierto. Desde sus inicios, Puente ha gestionado su carrera en un mismo sentido. Si ese fue su debut, es significativo.

Roberto se va después de tomar café y Ane y yo nos quedamos un poco más charlando. Le he invitado a casa esta noche a cenar también, porque quiero que vea algo que es importante para mí. Le he pedido sinceramente que venga con Andoni, ofreciéndole además la posibilidad de que se queden en casa a dormir para evitar el viaje hasta Vitoria Gasteiz o hasta Pasaia de madrugada. Subo a la oficina con el único propósito de informar a Maite de los avances. Maite se queda perpleja, pero no dice nada al respecto. Sabe que nos enfrentamos a algo muy peligroso, pero cada vez está más asustada. Su vena de psicóloga está disparada, evalúa cada dato, cada indicio y modifica una y otra vez el perfil que está haciendo de Puente. Sé que ha analizado su lenguaje, su entonación, los gestos de su cara y hasta el brillo de sus ojos en las grabaciones que tenemos de él. Ha diseccionado sus gestos, su ropa, los cambios en el corte de pelo y hasta sus posturas en cada foto que ha encontrado de él. Está cerca, la siento, de dar en la clave, es cuestión de tiempo, de muy poco tiempo. Para relajar la situación, la invito también a cenar en la casa, pero ella declina el ofrecimiento, porque su marido, Héctor, está convaleciente de una operación de cadera. Le sugiero, le pido que a las once de la noche sintonice el canal internacional de la CNN de NY. Maite me mira entre sorprendida y contenta sin saber qué pensar, pero me confirma que lo hará.

La mujer que vendió el mundo. Tercera entrega de Virginia Zugasti. Donde viven las historias. Descúbrelo ahora