𝒰𝓃𝒶 𝒷𝒶𝓁𝒶 | Nico Figal (+18)

𝟚𝟙.

La fiesta del tío de Luna fue meticulosamente preparada. Siempre se encargaba de poner luces de muchos colores apuntando hacia el patio, en dónde normalmente todos se ponían a bailar. Su familia era la primera en tirarse unos pasos.

Luego estaba la barra, que siempre contrataban a gente especializada para eso. Preparaban todo tipo de tragos, además armando un show con cada preparación. 

Luna estaba emocionada, le alegraba mucho festejar cumpleaños.

— ¿Y nena? ¿Viene Exequiel o no viene? —preguntó su tío, abrazándola por los hombros.

— Va a venir, pero él y yo ya no estamos juntos —le comentó Luna.

— Uh, qué bajón, bueno, vamos a pasarla bien igual —su tío sonreía. 

Ella asintió, también sonriendo.

Los jugadores de Boca comenzaron a llegar al lugar y Exequiel cayó con su grupito de confianza: Colo, Langoni y Blondel. Los chicos rápidamente se dirigieron a la barra a pedir unos tragos, cuando vio de lejos como Nico se bajaba de su auto.

No se habían visto después de lo de la cafetería, Luna había estado muy ocupada y Nico dedicaba su tiempo libre para entrenar. Habían intercambiado mensajes constantemente, pero las cosas estaban raras.

Él no sabía que Luna sentía celos de solo imaginarlo con alguien más y ella no sabía que a él le pasaba lo mismo. Pero había otras cosas que pasaban por la cabeza de Luna, como por ejemplo, no saber nada de él. Quizás era una persona nueva, con gustos nuevos, pero ella no sabía nada. Él no le contaba nada y eso le dolía, quizás no tenía la confianza suficiente como para hablarle de esos seis años.

Nico se acercó a saludarla con un beso en la mejilla, después de todo nadie sabía que estaban en algo, algo que no sabían definir. 

— ¡Viniste! —sonrió ella, abrazándolo.

— Estás hermosa —susurró Nico en el oído de Luna.

— Gracias, vos también —le contestó Luna, también susurrando en su oído.

Los dos se separaron y Luna le presentó a Camila, su amiga. 

— ¡Hola! Al fin te conozco —contestó ella, riendo pícaramente. 

— Mmm, qué te habrán contado de mí —dijo él, mirando a Luna.

— Solo las mejores partes —dijo Camila.

— Bueno, basta de cháchara —los cortó Luna— Vamos a tomar algo.

— Yo no puedo, manejo —dijo Nico— Pero las acompaño con agua.

— ¡A por tragos! —gritó Camila.

Los tres se encaminaron a la barra, en dónde Camila y Luna se pidieron un vodka con soda. Nico, por su parte, se pidió agua.

La música sonaba fuerte en el lugar, Nico felicito al tío de Luna por su cumpleaños y luego se dedicó a observarla bailar con Camila. Las dos se movían al ritmo de la música riendo, mientras rápidamente se terminaban su bebida.

La noche fue pasando, el lugar comenzó a estar repleto y a Nico le costaba encontrar a Luna. La chica iba y venía de la barra, poniéndose a tono cada vez más. 

A Luna le costaba enfocar la vista, buscaba a Nico por todos lados, pero no lo encontraba. Hasta que finalmente se chocó con alguien, volcándole toda la bebida encima. Era Exequiel.

— ¡Luna! —exclamó él— ¡Perdón, no te vi!

Luna se llevó las manos a la ropa mojada, intentando secarse.