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— Luna, hablemos —pidió Nico.

Ella no lo miraba y se mecía en la hamaca en silencio. Luna no sabía qué decirle.

— ¿De qué querés hablar?

— De lo que pasó recién, de Carla —dijo Nico.

— No pasa nada. 

— Sí, si pasa, estás acá, sola, perdón... —siguió él.

— Está todo bien.

Pero Luna solo podía pensar en los brazos de Carla alrededor de él, la mano en la cintura de Nico, cómo se movían y se reían juntos. Su estómago se revolvió, pero intento calmarse. Por suerte la droga la ayudaba con eso.

— No, no está bien, no sé por qué me puse a bailar con ella, me dejé llevar. 

— Está bien —contestó Luna, sin mirarlo.

Se quedaron en silencio, Nico mirando al piso y Luna mirando a la nada. Tenía los ojos rojos y llorosos, aunque eso último quizás no eran tanta culpa de la droga. Sentía el corazón roto. 

— La dejaste sola —dijo ella, agarrada de las cadenas de la hamaca. 

— Te dejé sola a vos —contestó Nico.

— No pasa nada.

— Luna, perdón.

Ella pensó en la posibilidad de que Nico se fuera de nuevo, de que la dejara sola, y le dolía. Dejo caer una lágrima, que él vio. Se levantó de la hamaca y se puso delante de ella, tomando una mano de Luna.

— Somos amigos, Nico, de verdad que no pasa nada —al fin ella lo miraba a los ojos.

— Pero yo no quiero que seas amiga, no sé por qué me referí así hacia vos, yo no quiero ser tu amigo. 

— ¿Entonces? ¿Qué hacemos? —dijo Luna, acariciando la mano de Nico.

— Lo que vos quieras, yo... yo le dije a Carla que eras mi novia.

Luna lo miro fijamente, en silencio. Su corazón pateo fuerte y sintió mariposas en el estómago. No sabía bien qué sentir, qué decirle, qué hacer.

— Le dije que te amo.

— ¿Y qué te dijo? —preguntó Luna.

— ¿Le dije que te amo y lo que te importa es lo que dijo ella? —Nico la miraba con una pequeña sonrisa, sin entender hacia dónde iba Luna.

— No sé, te dijo que era una "pendeja"...

Nico empezó a dar vueltas enfrente de Luna, no sabía que ella había escuchado eso, ni siquiera la vio cerca cuando Carla se lo dijo.

— No me importa para nada lo que digan de nosotros, pero lo que digan de vos sí. Ahí le dije que eras mi novia, pero supongo que esa parte no la escuchaste.

— Salí corriendo antes, tenía miedo de que le dieras la razón —contestó Luna, agachando la cabeza.

— ¿Cómo voy a darle la razón? Luna, no me conoces para nada evidentemente.

Ella se paró, y se puso frente a frente con Nico. A él le asustó un poco, pero no se movió, dispuesto a aceptar cualquier desafío.

— No, no te conozco. ¿Por qué no me contaste de ella, que iba a estar acá?

Luna lo miraba fijamente, con los ojos llorosos. Intentaba entender todo lo que estaba pasando.

— No sabía que iba a estar, ella no fue importante para mí y...

𝒰𝓃𝒶 𝒷𝒶𝓁𝒶 | Nico Figal (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora