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Nico vio rápidamente a Luna en el balcón, con el brazo de un supermodelo a su alrededor. Ella le correspondió la mirada, sin saber qué hacer. Durante varios minutos pensó en realmente tirarse del balcón, en morirse ahí mismo y que su muerte traumatizara a todos.

Pero no podía hacer eso.

Nico volteó la mirada, intentando ignorar que Luna estaba ahí. Varias personas del club se acercaron a saludarlos y él les respondió con una sonrisa y un choque de manos. Algunos incluso lo abrazaron, Nico no era de asistir a los cumpleaños de sus compañeros, pero por algún motivo había decidido ir al de Blondel.

Luna volvió a mirar hacia abajo, pensando en cómo irse de la fiesta sin cruzarlo, pero era imposible. Tenía que cruzar la habitación, mirarlo a la cara y hacer de cuenta que no le dolía, cuando en realidad por dentro se estaba muriendo.

Camila se acercó con otro vaso de vodka con soda.

— Lo vas a necesitar amiga —dijo ella, sorbiendo del vaso y dándoselo a Luna.

Ella lo aceptó gustosa, casi que terminándoselo de un tirón. Nico la observo, sin que ella lo viera, desde una distancia prudente.

— Supongo que la situación que te tenía mal acaba de entrar por la puerta —dijo Sebastián, riendo un poco.

— Sí, pero no hablemos de eso.

— ¿Es Rojo o Figal? —preguntó, el chico no sabía cuando callarse.

— Figal.

— ¿Querés darle celos? —instigó Sebastián, le divertía este juego.

— No me quiere, así que no le vas a dar celos.

— Vamos a intentarlo entonces —contestó el chico.

Entonces tomo a Luna y la rodeo con sus brazos alrededor de la cintura. Ella, por inercia, llevo manos a la nuca de él y se quedaron ahí.

— Nos está mirando —susurró Sebastián en el oído de ella.

La cercanía de Sebastián causo en Luna un escalofrío.

Entonces Sebastián tomo su rostro y le dejo un besito en los labios, que Luna pensó en rechazar. Pero, sin embargo, se quedó ahí, con la atenta mirada de Nico a la distancia.

Changuito se acercó a él, enojado.

— Lo voy a matar —murmuró con una lata de cerveza en la mano.

Nico sacudió la cabeza, intentando mirar para otro lado, pero no podía dejar de mirarla. ¿Qué estaba haciendo? ¿Ya se había olvidado de él? ¿Tan rápido?

— ¿Quién es? —preguntó, viendo como ellos dos seguían besándose.

— Un primo de Lucas, Sebastián se llama.

— Yo también lo voy a matar —dijo Nico, tomando un trago de alcohol.

Pensó en pararse, agarrar a Luna por el brazo y hacerle un planteo, por cualquier cosa. No entendía esta situación, ¿qué hacía besando a alguien que había conocido en una noche? Ella no era así.

La noche fue pasando, Luna y Sebastián reían juntos en el balcón tomados de la mano. La sonrisa de ella era sincera, en realidad la estaba pasando bien y por un tiempo ni siquiera pensó que la persona que más amaba en el mundo estaba en el mismo lugar.

De repente sintió ganas de hacer algo peligroso, lo que sea. Se paró nuevamente en el borde del balcón, con el loco impulso de tirarse. Nico se levantó de su asiento al verla, estaba demasiado cerca de caerse. Pero ella reía mientras el viento hacía que su pelo flotara con el viento en contra.

𝒰𝓃𝒶 𝒷𝒶𝓁𝒶 | Nico Figal (+18)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora