Karina
Desde el inicio del semestre, Karina había estado fascinada con cada aspecto de la carrera que había elegido. Cada clase, cada proyecto, la había llenado de emoción, alimentando su pasión por el arte y avivando su deseo de explorar nuevas técnicas y expresiones creativas.
Ahora, en la novena semana de clases, Karina se encontraba más comprometida que nunca con las asignaturas. Había encontrado su ritmo en el estudio, perfeccionando sus habilidades y dejando su marca única en cada trabajo que le tocaba hacer. Tenía que mencionar que había hecho un pequeño grupo de amigos con los que se juntaba de vez en cuando, también solía unirse Jungkook con sus amigos.
Para Karina, la carrera de pintura en la Facultad de Bellas Artes no era solo un área de estudio, era su verdadera vocación, su lugar en el mundo. Cada día, se sentía más sumergida en el arte, además le emocionaba poder compartir su arte con el mundo.
Esa misma mañana había quedado en llevar a Minjeong a casa después de clases, sabía que estaba en la biblioteca por lo que fue a buscarla. Cuando la tuvo en la mira, Minjeong no estaba sola, estaba abrazando a Jaehyun. Algo dentro de Karina se removía incómodamente, siempre lo hacía cuando los veía juntos. Karina creía que era su instinto de protección hacia Minjeong, no querer que le hagan daño nuevamente.
Minjeong la vio y sonrió de oreja a oreja, la mayor quería creer que solo lo hacía con ella, muchas veces pensaba que era verdad y luego terminaba saboteándose a sí misma diciendo que no era posible. Jaehyun saludó a Karina y salió de la biblioteca sin decir nada más, la pelirroja hizo señas para que se sentara junto a ella.
— No he podido estudiar nada, Rina— dijo desganada— Jaehyun ha venido y...
— No necesito más detalles desagradables en mi vida— bromeó— ¿Quieres quedarte aún? Puedo ir a comer sola y luego venir por ti.
— No quiero que comas sola y no quiero quedarme sola aquí. Nadie hace ruido, es incómodo— todos estaban en silencio y sin darse cuenta, ambas estaban hablando mediante susurros.
Karina rio al analizar la situación, se había convertido en una rutina. Después de cada día de clases, Karina esperaba a Minjeong mientras terminaba de estudiar y luego la llevaba a casa. Sus horarios no coincidían, pero a pesar de eso siempre trataban de verse en la universidad a pesar de vivir en la misma casa.
— ¿Iremos al mismo sitio de siempre a comer? — Karina sonreía embobada— Si quieres podemos ir a otro lugar.
— Preciosa— susurró Minjeong acariciando su cara y el corazón de Karina dio mil saltos por cómo la había llamado— Iremos al mismo lugar, pero por favor necesito concentrarme.
Karina hizo un movimiento con sus manos simulando que había cerrado su boca con una llave y Minjeong rio, para luego sacar algo de su bolso. Era un cuaderno de bocetos, uno que Minjeong traía todo el tiempo consigo solo para dárselo a Karina y así ella no se aburriera y pudiera dibujar algo mientras la esperaba. Se lo dio a Karina y por el simple roce de sus manos, sintió una especie de electridad.
Minjeong estaba comenzando a gustarle y no sabía que hacer para que eso pare. Cada vez que veía a Minjeong, una sensación cálida y reconfortante se apoderaba de ella, y encontraba su mente divagando con pensamientos sobre la pelirroja.
Al principio, Karina trató de ignorar esos sentimientos, relacionándolos a una simple amistad. Sin embargo, a medida que pasaban los días, la conexión que sentía con Minjeong se volvía más profunda. Sus conversaciones se volvían más significativas, y cada sonrisa y gesto de Minjeong parecían llevarla al mismísimo cielo y también, solían alegrarle el día.
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La chica del avión
RomanceKarina, de 20 años, y Minjeong, de 18 años, se encuentran por casualidad en un avión y sienten una conexión instantánea. Comparten risas y anécdotas durante el vuelo, pero se separan al aterrizar. Sin embargo, el destino las vuelve a reunir más adel...