Capítulo 36 - Aléjate de mi

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Karina

Habían pasado dos meses desde que se había mudado de la casa de los Kim. Había tenido que despedirse de Chaehyun así como de los padres de Minjeong y les prometió que los visitaría seguido, pero había mentido. No podía pisar la casa nuevamente, no después de haber terminado con Minjeong.

Aquel día, Minjeong había salido enojada de la habitación hecha un mar de lágrimas, y ella también se había derrumbado allí mismo. El peso de sus propias decisiones y las consecuencias que estas habían traído la aplastaban cada día un poco más.

Ahora, instalada en su nuevo departamento cerca de la universidad, Karina intentaba concentrarse en sus estudios. Había pasado el examen de ingreso a la facultad de medicina junto con el de la convalidación, pero la sensación de logro no era suficiente para disipar el dolor de su ruptura con Minjeong.

Su brazo aún estaba en recuperación y le recordaba constantemente lo que había perdido. No solo a Minjeong, sino también su pasión por la pintura. Cada vez que pasaba por las tiendas de arte cerca de su departamento o de la universidad, sentía una punzada de frustración y tristeza.

Karina se dirigía a sus clases en la universidad y el bullicio del campus la rodeaba, pero ella se sentía aislada en su propio mundo. Entró al edificio de la facultad y se dirigió a su aula, su brazo inmovilizado le molestaba de vez en cuando, pero ya se había acostumbrado a vivir con ello.

Al entrar al salón, sus ojos se encontraron con los de Minjeong, que ya estaba sentada en su lugar habitual junto a Clara. El tiempo pareció detenerse por un instante como lo hacía cada vez que la veía, pues compartían muchas clases y a la vez compartían casi nada. Minjeong desvió la mirada rápidamente, concentrándose en sus apuntes, y Karina sintió una punzada de dolor en el pecho.

Tomó asiento en la parte trasera del aula, tratando de concentrarse en la clase. Sin embargo, la presencia de Minjeong hacía que fuera difícil enfocarse, pero Karina se obligó a prestar atención al profesor. Cada vez que levantaba la vista, veía a Minjeong tan cerca y tan inalcanzable, y el vacío en su corazón se hacía más profundo.

Cuando la clase terminó, Karina recogió sus cosas lentamente, esperando que Minjeong se marchara primero para evitar un encuentro incómodo. Pero el destino tenía otros planes. Al salir del aula, chocaron accidentalmente en el pasillo.

—Lo siento —murmuró Karina automáticamente, mirando a Minjeong con una mezcla de dolor y tristeza.

Minjeong la miró por un segundo, sus ojos reflejando ningún rastro de emoción, pero no dijo nada. Simplemente se dio la vuelta y se alejó rápidamente, dejándola ahí, sintiéndose más sola que nunca.

Karina sintió que el suelo se desmoronaba bajo sus pies. El choque, aunque breve, había reabierto todas las heridas que trataba de cerrar. Se apoyó contra la pared del pasillo, su respiración era temblorosa y no podía negar, que ella seguía amando a Minjeong, pero sabía que en ese momento, no había espacio en su vida para una relación.

—Tierra llamando a Karina, tierra llamando a Karina —dijeron Nicole y Giselle al unísono, que habían llegado repentinamente.

Karina levantó la vista y forzó una sonrisa al ver a sus amigas—Aquí estoy —respondió, intentando sonar casual.

—¿Estás bien? —preguntó Nicole, notando la expresión abatida de Karina.

—Sí, estoy bien. Solo me distraje un poco —mintió Karina, evitando los ojos inquisitivos de Giselle.

—Nos preocupas, Karina —dijo Giselle suavemente—Sobre todo sabiendo que compartes clases con ella.

—Lo sé, y agradezco que estén aquí para mí. Pero estoy bien, de verdad —insistió Karina, tratando de convencerse a sí misma tanto como a sus amigas.

La chica del aviónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora