Minjeong
El sonido del reloj marcando las horas había sido su única compañía durante toda la semana. Desde la entrevista con Karina, los días se sentían interminables, llenos de un silencio incómodo que no lograba sacudirse. La idea de haber estado tan cerca de ella, de haber compartido el mismo espacio, había dejado a Minjeong en un estado de confusión y nostalgia que no sabía cómo manejar. Aquel encuentro no había sido simplemente una entrevista; había sido un enfrentamiento con todo lo que había tratado de enterrar durante meses.
Minjeong se sintió como una tonta por no haber conectado los puntos antes, por no haberse dado cuenta de que la persona que dirigiría la entrevista sería su exnovia. La sorpresa al verla en aquella oficina, vestida de manera impecable, había sido un golpe que no esperaba. Esa mujer, con la que una vez había compartido tanto, ahora parecía una extraña, alguien que había aprendido a ocultar sus emociones detrás de un traje de sastre y una mirada fría.
Pero el destino tenía un sentido del humor cruel, obligándola a enfrentar de nuevo a Karina, no como una amante, sino como una empleada potencial. Minjeong había aprendido a ser fuerte, a no dejar que sus emociones nublaran su juicio, pero estar en esa oficina, tan cerca de ella, había puesto a prueba esa fortaleza. Se había obligado a mantener la distancia, a hablarle como si fuera solo una candidata más, pero cada palabra intercambiada había sido como una daga, abriendo viejas heridas que nunca habían sanado.
Habían pasado meses desde aquella discusión en el jardín de la casa de Giselle y Ningning, meses en los que había intentado convencerse de que su decisión había sido la correcta. Sin embargo, al verla, todos esos recuerdos volvieron a la superficie, golpeándola con una fuerza que no estaba preparada para enfrentar. No había olvidado cómo la lluvia la había empapado aquella noche, cómo el frío se había colado en sus huesos, reflejando el hielo que ahora parecía haberse instalado en su corazón. La enfermedad que la había seguido no fue solo por la lluvia; fue el resultado de una tormenta interna que nunca había logrado calmar.
En las semanas posteriores a la entrevista, Minjeong había evitado a Christopher, sin querer enfrentarse a su preocupación constante ni a sus preguntas sobre cómo iba su búsqueda de empleo. Necesitaba tiempo para ella misma, para ordenar sus pensamientos sin la presión de los demás. La compañía de su amigo la había resultado demasiado intensa, y la preocupación de Christopher por su estado emocional solo había añadido más peso a sus hombros. Había preferido alejarse, buscar consuelo en otro lugar.
Y ahora, una semana después, aún se encontraba debatiendo si aceptar o no la oferta. ¿Podría realmente trabajar bajo la supervisión de Karina, sabiendo todo lo que había entre ellas? ¿Podría soportar verla todos los días, pretender que no sentía nada, cuando en realidad su corazón seguía latiendo con fuerza por ella?
En lugar de enfrentar esas conversaciones incómodas, Minjeong se encontraba en un bar junto a Giselle y Ningning. El lugar estaba lleno de luces cálidas y el murmullo de la conversación de fondo, creando un ambiente que contrastaba con el torbellino interno que sentía. Había algo en el aire, en la risa compartida y en las historias que se contaban, que le ofrecía un alivio momentáneo de la agitación que había estado experimentando.
Giselle le lanzó una mirada comprensiva mientras Minjeong jugueteaba con su bebida, y Ningning se inclinó hacia adelante, claramente preocupada por su amiga. Minjeong sonrió débilmente, agradecida por la compañía, pero consciente de que la conversación sobre el trabajo y la entrevista con Karina estaba siempre presente en su mente.
—¿Cómo va todo?—preguntó Giselle, rompiendo el silencio.
Minjeong miró a ambas amigas y se dio cuenta de que no podía esconder por completo el peso de sus pensamientos. No podía evitar pensar en Karina, en la distancia que ahora existía entre ellas y en el futuro incierto que le esperaba.
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La chica del avión
RomanceKarina, de 20 años, y Minjeong, de 18 años, se encuentran por casualidad en un avión y sienten una conexión instantánea. Comparten risas y anécdotas durante el vuelo, pero se separan al aterrizar. Sin embargo, el destino las vuelve a reunir más adel...