Minjeong
El verano en Japón era una temporada increíblemente esperada por Minjeong y sus amigos. Les encantaba escapar del calor sofocante de la ciudad y dirigirse a la casa cerca del lago para disfrutar de las vacaciones.
La casa que estaba cerca del lago proporcionaba un refugio tranquilo lejos de los estudios y de la vida en la ciudad. Además, estaba llena de hermosa vegetación y contaba con vistas panorámicas del lago, era el lugar perfecto para relajarse y recargar energías para el próximo ciclo. Una de las actividades favoritas de Minjeong y sus amigos era sumergirse en las aguas frescas y cristalinas del lago, porque podían pasarse horas nadando.
Además del lago, la casa también contaba con una piscina, que ofrecía otra opción para refrescarse y divertirse bajo el sol. Minjeong y sus amigos pasaban tardes enteras jugando juegos de mesa o con la pelota.
Este año sería diferente, ya que Karina y Giselle se unirían a ella y al resto del grupo para disfrutar de la casa cerca del lago. Sin embargo, lo que más le emocionaba a Minjeong era la idea de pasar más tiempo con Karina, porque había desarrollado un vínculo especial con ella, y la idea de compartir momentos durante el verano la llenaban de alegría. Habían tantas cosas que quería compartir con Karina: desde largas conversaciones bajo las estrellas hasta emocionantes y estúpidas exploraciones por los senderos del bosque que rodeaban la casa como excusa para besarla en medio de la nada.
Para Minjeong, este verano prometía ser una experiencia inolvidable y sobre todo, por la loca idea que se le había ocurrido hace un par de días atrás: le pediría a Karina que sean novias de la manera más cursi posible y lo haría ese mismo día. Sería un día en el que estarían solas, porque le había pedido a sus amigos que llegaran un día después solo para que su plan se ejecutara correctamente y sin ningún obstáculo de por medio.
Ahora Minjeong estaba esperando a que Karina trajera la última bolsa de compras del coche, pues ya había guardado la mayor parte de las cosas en la alacena. Cuando la pelinegra apareció por la puerta le sonrió de oreja a oreja ayudándola a sacar lo que había en la bolsa.
— ¿Hamburguesas? — preguntó Karina sacándola de su trance, se había quedando mirándola fijamente— Papá me enseñó a usar la parrilla y creo que es lo más sencillo.
Minjeong asintió — Me parece perfecto. Iré a dejar mis cosas en la habitación.
Desapareció de la cocina sin decir nada más, estaba nerviosa. Necesitaba que todo salga acorde al plan y si algo salía mal, no se lo perdonaría. Además, Minjeong sabía lo que podía pasar si ambas estaban solas en una casa dónde no había nadie y no vendría nadie hasta el día siguiente. Minjeong solo quería que oficializaran y así poder besarla sin tener que inventarse una excusa.
— ¿Sucede algo? — Karina hizo que saltara, se había apoyado en el marco de la puerta — Casi no hemos hablado, ¿estás incómoda?
— Claro que no, estoy nerviosa. Nunca hemos estado a solas— hizo énfasis en el solas y lo repitió.
— ¿Por qué nerviosa? Vamos a comer y nadaremos un rato en la piscina o en el lago. En un rato vendrán los demás y dejarás de sentirte así— Minjeong miró al suelo, sabía que eso no era verdad y Karina rio— ¿Nerviosa por qué crees que pasará algo entre las dos?
— No es que no quiera, simplemente no he estado con una mujer antes. Imagínate que hago algo mal.
— Antes de tener sexo contigo, digo, hacer el amor contigo. Vas a ser mi novia— Karina se había parado frente a ella— ¿Crees poder aguantar hasta ese momento? — se había acercado a su boca, quería besarla.
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La chica del avión
RomanceKarina, de 20 años, y Minjeong, de 18 años, se encuentran por casualidad en un avión y sienten una conexión instantánea. Comparten risas y anécdotas durante el vuelo, pero se separan al aterrizar. Sin embargo, el destino las vuelve a reunir más adel...