love. - wave to earth
Minjeong
Minjeong estaba completamente enamorada. Era un sentimiento tan profundo, tan visceral, que a veces la asustaba. Se había enamorado de Karina tan rápido que había sido abrumador. Al principio, no sabía qué hacer con la intensidad de sus emociones, con la certeza de que lo que sentía por Karina era, sin lugar a dudas, amor verdadero. Aquella revelación le había sacudido los cimientos de su vida.
Hasta conocer a Karina, Minjeong nunca se había fijado en otras chicas. Había estado tan envuelta en su relación con aquel chico que había creído que su vida seguiría el camino ya trazado, sin sorpresas, sin desviaciones. Pero entonces apareció ella, esa chica en el avión, y todo cambió. Karina había sido como un rayo de luz en medio de la oscuridad, la persona más interesante y hermosa que Minjeong había visto en toda su vida. Desde el primer momento en que la vio, supo que algo dentro de ella había despertado. Como si el universo le hubiera dado una sacudida para que abriera los ojos.
Karina había sido su amor a primera vista. Un concepto que Minjeong siempre había considerado como algo idealizado, irreal. Pero ahora entendía lo que significaba. No había necesitado años para conocer a Karina, no había sido necesario atravesar largas conversaciones o descubrir poco a poco quién era. El momento en que la vio por primera vez, en ese vuelo, todo había cambiado. Fue como si todo en su vida la hubiera llevado a ese instante, a ese cruce de miradas. Minjeong sintió que Karina era el amor de su vida, como si siempre hubiera estado destinada a encontrarla.
Con Karina, había sentido lo que muchos describen como el "hilo rojo del destino", esa creencia de que dos personas están conectadas por un hilo invisible que, aunque se pueda enredar o tensar, nunca se rompe. Minjeong había creído en esa idea, en ese hilo, durante mucho tiempo. Al principio, su relación con Karina había sido como un sueño hecho realidad, como si todo en el mundo finalmente tuviera sentido. Pero cuando terminaron, ese hilo había parecido romperse. Minjeong sintió que ese destino compartido se había desvanecido, que quizás nunca estaban destinadas a estar juntas de verdad.
Sin embargo, la vida tiene maneras misteriosas de unir lo que parece perdido. Minjeong había pasado mucho tiempo creyendo que ella y Karina no se volverían a ver, que el amor que alguna vez compartieron no era más que un recuerdo doloroso. Pero allí estaban ahora, abrazadas bajo las mantas en el departamento de Minjeong, sus cuerpos entrelazados en un gesto de amor y confianza. Todo lo que había perdido volvía a encajar, como si el hilo invisible que las unía hubiera encontrado su camino de nuevo.
Minjeong acarició suavemente el cabello de Karina, mirando su rostro dormido con una mezcla de admiración y gratitud. No había ninguna duda en su mente: Karina seguía siendo esa persona que la había deslumbrado en aquel avión, la persona que, a pesar de los años y la distancia, siempre tendría un lugar en su corazón. El destino, o lo que fuera que las había vuelto a unir, había hecho su trabajo. Ahora, ambas tenían planes de casarse, de compartir el resto de sus días juntas.
Ese hilo del destino, que una vez Minjeong creyó roto, estaba más fuerte que nunca. Y quizás, solo quizás, ese amor a primera vista no había sido solo una chispa pasajera, sino el comienzo de un fuego que ardería para siempre.
Minjeong dejó de soñar despierta cuando notó la hora en su teléfono. Había estado perdida en sus pensamientos por mucho más tiempo del que se dio cuenta, y ahora estaba al borde de llegar tarde si no se levantaba de inmediato. Con mucho cuidado, intentó deslizarse fuera de la cama sin despertar a Karina. Sin embargo, antes de poder moverse demasiado, sintió cómo Karina la abrazaba más fuerte, atrapándola en un cálido y tierno aprisionamiento.
—Minjeong... —susurró Karina con la voz entrecortada por el sueño— Quédate aquí conmigo...
Minjeong no pudo evitar sonreír ante la ternura de Karina. Había algo en su manera de hablar, en la suavidad de su tono cuando estaba medio dormida, que siempre la desarmaba. Pero sabía que no podían quedarse así, por más que quisiera prolongar ese momento. Eran momentos como estos, cuando Karina la mantenía cerca con esa delicada necesidad, que le recordaban lo fácil que era amarla.
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La chica del avión
RomanceKarina, de 20 años, y Minjeong, de 18 años, se encuentran por casualidad en un avión y sienten una conexión instantánea. Comparten risas y anécdotas durante el vuelo, pero se separan al aterrizar. Sin embargo, el destino las vuelve a reunir más adel...