Capítulo 44 - Way Way Back

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Minjeong

Hace un mes que había comenzado a trabajar en el hospital Yoo, ubicado en Tokio, Japón. Este nuevo comienzo había traído consigo una mezcla de emociones: emoción por la oportunidad de avanzar en su carrera, pero también una creciente ansiedad que no podía ignorar. Las calles de Tokio eran vibrantes y llenas de vida, pero en su interior, Minjeong se sentía sola, extrañamente desconectada de la energía que la rodeaba. Había un peso en su pecho que no podía sacudirse, una inquietud que la seguía incluso durante los turnos más agitados.

Las últimas semanas habían sido un borrón en su mente. La noche en que Karina la llevó a su departamento estaba difusa, rota en pequeños fragmentos que no lograba recomponer. Solo quedaban sensaciones, la vergüenza que la abrumaba cada vez que pensaba en lo que pudo haber dicho, y la creciente frialdad en los ojos de Karina cuando sus miradas se cruzaban. Desde entonces, la había visto solo una vez en el hospital, y ese encuentro fugaz la dejó con la certeza de que Karina tal vez la estaba evitando. La distancia entre ellas no era solo física; era un abismo que se abría cada vez más, y Minjeong no sabía cómo enfrentarlo.

La mañana siguiente a esa noche confusa, Minjeong había despertado con una sensación de pesadez en la cabeza. Al abrir los ojos, se había encontrado con Christopher en su sala, sentado en el sofá con una expresión de preocupación. En sus manos, sostenía un vaso de agua y una aspirina. Actuaba con una actitud amablemente distante, como si nada hubiera pasado durante las semanas en las que ella lo había evitado. Su presencia inesperada y su actitud comprensiva la desconcertaron, y se preguntó cómo había llegado allí. Sin embargo, nunca lo supo.

Minjeong se sumergió en la rutina del día con la misma dedicación de siempre. Los pacientes llegaban puntuales a sus citas, y ella se movía entre las consultas con eficiencia y calma. La familiaridad de los procedimientos y el contacto humano la mantenían centrada y satisfecha. Disfrutaba de la interacción con sus pacientes, encontrando en su trabajo un sentido de propósito que la recompensaba a pesar de las largas horas.

Cada consulta transcurría de manera fluida, con Minjeong respondiendo preguntas, realizando exámenes y ofreciendo consejos médicos con profesionalismo. La conexión que establecía con sus pacientes, escuchar sus historias y ayudarles a entender sus diagnósticos, era un aspecto fundamental de su trabajo que siempre la motivaba. Su habilidad para brindar consuelo y claridad en momentos de incertidumbre le recordaba por qué había elegido esta carrera en primer lugar.

A media mañana, Minjeong se tomó un breve descanso para reponer energías. Se dirigió a la sala de descanso del hospital, un espacio sencillo pero acogedor, con una máquina de café que siempre estaba en uso. Mientras el aroma a café fresco llenaba la sala, Minjeong preparó su bebida con la misma precisión que aplicaba en su trabajo. El ritual de preparar el café y el breve respiro que le ofrecía el descanso eran pequeños momentos de calma que le permitían recargar energías antes de regresar a sus pacientes.

Con la taza en mano, se acomodó en una de las sillas disponibles, dejando que el calor del café la envolviera. A través de la ventana de la sala de descanso, podía ver el bullicio de la ciudad, una vista que siempre encontraba reconfortante. Con un sorbo de café, Minjeong se permitió un momento de tranquilidad, disfrutando de la pausa antes de continuar con el resto de su jornada. Era en estos pequeños momentos de calma que encontraba la serenidad para enfrentar los desafíos del día.

Minjeong volvió al consultorio con su taza de café en la mano, sintiéndose renovada y lista para enfrentar la segunda mitad de su jornada. Mientras caminaba por el pasillo, la visión de Karina al otro lado de la recepción del área de cardiología la detuvo en seco. Karina estaba allí, conversando animadamente con las recepcionistas, con una sonrisa que parecía iluminar la sala. La imagen era inesperada y, aunque la sorprendió, también despertó en Minjeong una mezcla de curiosidad y nerviosismo.

La chica del aviónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora