Capítulo 2 - La casa

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Karina

Se la pasaron hablando todo el vuelo hacia Japón, Karina nunca había sentido una conexión tan fuerte y profunda como la que había tenido con Minjeong. La cantidad de cosas que tenían en común la había dejado annonadada.

Habían aterrizado en Tokio y ambas bajaron juntas del avión como si se conociesen de toda la vida, charlaron un poco más e incluso Minjeong se tomó la molestia de comprarle un postre a Karina antes de recoger las maletas. Para Karina el resto del mundo se había esfumado y solo existían ellas dos.

— Ha sido un gusto viajar contigo, Jimin— dijo en japonés— Espero que tu estadía aquí sea la mejor— esta vez habló en coreano.

— Igualmente— sonrió— Espera, Minjeong...

Volteó ligeramente y soltó un gran suspiro al ver que la pelirroja ya no estaba a su lado, quería pedirle su número en caso de necesitar socializar con alguien más a parte de Giselle.

Había perdido su oportunidad y se estaba golpeando mentalmente por haber sido tan lenta.

Sintió unos brazos rodeando su cintura y volteó asustada.

— Te he buscado por todo el aeropuerto, ¿por qué no respondías los mensajes? — preguntó Giselle sin dejar de abrazarla.

— No he revisado mi teléfono— dijo mientras que buscaba con la mirada a Minjeong.

— ¿Buscas a alguien? — preguntó Giselle.

— No, solo nunca había venido a Japón. Es muy bonito.

Karina era completamente abierta sobre su sexualidad con sus amigos y sus padres, no le importaba que el mundo supiera que era bisexual. Aunque le había costado bastante salir del closet con sus padres, sobre todo con su padre.

— Ajá, seguro conociste a una linda chica, porque desde el aeropuerto no se ve una mierda de Japón. Además esa sonrisa de embobada solo la pones cuando ves a una chica— bromeó Giselle y Karina sintió el calor que desprendían sus mejillas por el rubor que había aparecido.

Volteó la mirada y tomó sus maletas para empezar a caminar hacia la salida— Karina encontró a una linda chica y no me quiere contar de ella— comenzó a colmarle la paciencia, sabía que de esa forma la haría hablar.

— Solo se que se llama Minjeong y nunca más la veré, porque no conseguí pedirle su número. Fui demasiado lenta y perdí la oportunidad de mi vida.

— ¿Pero qué sabes sobre ella? 

— Me dijo que cumplía dieciocho el primero de enero. Te juro que no parecía menor de edad cuando le eché el ojo, además eso es en un par de días — cerró los ojos — Acabo de sonar como un viejo de cuarenta justificando su relación con una de veinte, ¿verdad?

— Así es, pero tienes razón. Pasado mañana es primero así que no le veo mucho problema — Giselle la tranquilizó con un apretón en los hombros — Tampoco es como si la fueses a ver de nuevo.

— Y en un par de día iniciamos clases también—Giselle suspiró agotada— Solo espero que en la universidad sean menos estrictos con las calificaciones o definitivamente empezaré a considerar retirarme de todo lo relacionado con estudiar.

— Ni has empezado tonta— Karina golpeó cariñosamente el hombro de Giselle y ambas rieron.

— ¿Te recogerán del aeropuerto? —Karina asintió.

La chica del aviónDonde viven las historias. Descúbrelo ahora