"¿Había alguna noticia alarmante en las cartas?"
La suave pregunta llegó en cuanto las cartas fueron leídas y apartadas. Yuder levantó la vista y se encontró con la mirada de Kishiar, que estaba sentado no muy lejos, observándole.
"¿Por qué piensas eso?"
"Tu expresión es diferente a la habitual".
Sólo podía haber una razón para un cambio de expresión al leer. Yuder bajó la mirada hacia las cartas que tenía en la mano y abrió la boca.
"...Me sorprendió un poco oír que Gakane estaba herido".
"Ah. He oído esa noticia. Es una suerte que no resultara herido de gravedad".
Kishiar asintió lentamente, como si comprendiera. Si un camarada cercano estaba en peligro, cualquiera reaccionaba de forma distinta a la habitual. Esa no era la verdadera razón, pero Yuder respondió en voz baja.
"Sí. Realmente es... afortunado".
Un acontecimiento afortunado.
En su vida anterior, lo que había dejado una cicatriz indeleble en toda la Caballería se resumía ahora simplemente en esa palabra.
La prematura muerte de Gakane Bolunwald había sido lo primero que Yuder quiso cambiar cuando regresó al pasado. Pero no podían estar juntos en el preciso momento en que Gakane estaba de nuevo en peligro.
El hecho de que Yuder no pudiera estar con él debido a factores externos cuando Gakane estaba en crisis era igual que en su vida anterior. Sin embargo, el resultado fue diferente. Era la prueba de que sus propios esfuerzos por cambiar el futuro habían surtido efecto.
Las cosas que estaban fuera de su alcance podían cambiar.
Esto le dio una renovada confianza en que también podría cambiar la muerte de Kishiar La Orr y todo lo que la rodea.
'Y el futuro más allá'.
Yuder miró directamente a la cara de Kishiar, más directamente que nunca. Kishiar ladeó brevemente la cabeza, preguntándose por el significado de aquella mirada, y luego cerró rápidamente los ojos, esbozando una atractiva sonrisa.
"Por cierto, ¿te ha hablado Gakane Bolunwald de la veta de mineral descubierta bajo las Ruinas del Manantial Mágico? Es bastante interesante".
"Sí".
Tras responder, Yuder guardó silencio un momento y continuó.
"¿Podría ser la veta la razón por la que la magia comenzó a acumularse allí?".
"Bueno... Si he de decirlo, creo que es al revés".
Kishiar respondió brevemente y se explicó.
"¿Sabes cómo se forman las piedras mágicas?".
"Sé que se producen en lugares donde la magia es escasa".
"Bien. Entonces, ¿has pensado por qué los lugares con muchas piedras mágicas tienen magia delgada?"
Yuder estaba familiarizado con el uso diario de las piedras mágicas pero nunca había considerado ese aspecto. Mientras negaba con la cabeza, Kishiar asintió, como si hubiera esperado esa respuesta.
"Es una cuestión sencilla si entiendes cómo se forman las piedras mágicas. Requieren que la magia se concentre durante mucho tiempo y se endurezca como una roca. Por lo tanto, un lugar donde abundan las piedras mágicas era originalmente una tierra con suficiente magia para ser concentrada".