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Yuder creyó comprender la razón por la que los sacerdotes vacilaban, mirándose unos a otros con rostros llenos de incertidumbre.

'Me recuerda a Bertrail Shand Apeto'.

Aunque su poder divino no era de un nivel significativo, era un hombre que había ascendido a la posición de uno de los doce Sacerdotes Mayores únicamente porque procedía de una de las cuatro grandes familias ducales. Aunque hacía tiempo que había fallecido, aún quedaban muchos como él en el templo.

Pero que tales sucesos fueran comunes no significaba que no fueran vergonzosos.

La razón por la que Kishiar había mencionado el poder divino de Lusan y le había hecho asistir a esta reunión era precisamente por este momento.

"Entonces... Yo iré primero".

Tras un rato de intercambiar miradas dubitativas sobre quién debía ir primero, uno de los sacerdotes dió un paso al frente, mostrando incomodidad en su rostro. Tal vez preocupado de que incluso el dobladillo de su vestido pudiera tocar la espada divina, estiró la mano desde lo más lejos posible.

Cuando empezó a murmurar una oración, empezó a fluir un poder divino blanco. Su debilidad era risible, ni siquiera se acercaba al nivel de poder divino que solía exhibir Lusan, y sólo era la mitad de fuerte que el que podía producir Kishiar. Es más, como enviaba su poder desde lejos, la luz que realmente llegaba a la espada era insignificante.

"¿No sería mejor acercarse un poco más?". Sugirió amablemente Kishiar, mirando la espada que no había cambiado en absoluto. Pero la luz emitida por el sacerdote se detuvo abruptamente en ese momento.

"Vaya".

"...Pido disculpas".

El sacerdote trató unas cuantas veces más de reunir fuerzas, pero no salió más luz. Se retiró abatido, y el segundo sacerdote dió un paso adelante. Aunque se acercó valientemente a la espada divina, desafortunadamente, la cantidad de poder divino que podía producir era mucho menor que la del primer sacerdote. Incluso después de luchar y exprimir su poder divino, la espada divina no mostró ninguna reacción.

El tercer sacerdote era un hombre que había estado de pie cerca del Barón Willhem, mirando continuamente a Kishiar con sospecha.

"Lamento decir que necesitaré un poco de preparación antes de empezar".

No se trataba de si estaba bien prepararse; era simplemente un anuncio cortés.

El tercer sacerdote bebió entonces dos botellas de un agua bendita especial hecha para los sacerdotes, excusando que su salud se había deteriorado debido a estar ocupado con los asuntos del templo recientemente, y que reunir fuerzas parecía difícil.

"¡Huueeugh...!"

Sin embargo, a pesar del efecto del agua bendita, el poder divino que producía era el más débil de los tres.

'Una vela a punto de apagarse sería más brillante que eso'.

Los otros dos sacerdotes apartaron apresuradamente la mirada, como si les resultara difícil contemplar sus serios y exprimidos esfuerzos. Entre sus sonidos de dolor se veían cuellos avergonzados y sonrojados. El Barón Willhem se mordió el labio, y Micalin, que había estado observando en silencio, no pudo evitar toser para ocultar la risa.

"Sacerdote Futo, tal vez sea suficiente por ahora".

Micalin, que apenas había reprimido la risa, habló con dificultad, haciendo que el tercer sacerdote inclinara la cabeza.

Retorno [Parte 2]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora